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«“Aníbal”, de Gisbert Haefs, ratifica que la Historia tiene varias perspectivas»

El historiador y escritor considera que esta obra de su amigo alemán, que le sirvió como inspiración para escribir novela histórica, es «un gran instrumento para viajar al pasado»
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José Luis Corral Lafuente es historiador, Catedrático de Historia Medieval y escritor de numerosos ensayos y novelas. En 1992 descubrió a Gisbert Haefs, autor alemán que «me impulsó a escribir historia desde la perspectiva de la novela» y quien, «por cierto, más tarde, se convirtió en mi amigo». Lafuente acaba de publicar «El conquistador» (Ediciones B), una novela histórica sobre Jaime I de Aragón donde, asegura que, como en toda su obra, la influencia de un libro de Haefs en particular no deja de estar vigente:
¿Qué libro es?
–Es una novela que publicó Edhasa a principios de los años 90 y que se llama «Aníbal: la novela de Cartago». Es una biografía de este general cartaginés que luchó en la Segunda Guerra Púnica contra los romanos y que me influyó de tal manera que, cuatro años después, publiqué mi primera novela histórica, «El salón dorado» (Edhasa). Desde entonces, hasta «El conquistador», llevo ya 25 libros.
–¿Qué transmite Haefs que no lo haga otro libro de historia?
–Me impresionó cómo profundizaba en lo que yo, más tarde, en algún artículo mío, he llamado «el espíritu de una época». Es decir, lo fácil y bien que te transporta Haefs al ambiente, la economía, la política, la sociedad y a los personajes de la Segunda Guerra Púnica de final del siglo III a. C., como Aníbal o Escipión.
–¿Instruye más una novela histórica que un ensayo?
–Si se hace bien, sí. Soy un historiador un tanto heterodoxo. En mi gremio debemos manejar textos, fuentes, documentos... pero yo siempre digo a mis alumnos (mis compañeros a veces se escandalizan) que algunos textos están falsificados, mienten mucho. Son obra humana y están, por tanto, manipulados. La novela, en cambio, si se hace bien, con rigor y documentación, es un instrumento magnífico para viajar al pasado. Con imaginación, evidentemente. Es una herramienta intelectual fantástica. Es lo que hacen, por ejemplo, José Calvo Poyato o Santiago Posteguillo en sus libros: son novelas muy documentadas que, a través de la imaginación, nos transportan a un pasado imposible de conseguir por los historiadores.
–¿Hasta qué punto es peligroso manipular la historia?
–Fíjese, estoy preparando un libro de historia, no una novela, sobre la batalla de Covadonga, que no existió, es mentira. Se la inventaron unos historiadores 260 años después de que presuntamente ocurriera. La historia está hecha de tal manera que, muchas veces, la leyenda se apodera de la realidad.
–¿Qué enseñanza de «Aníbal» nos podría servir hoy?
–Hay una importante y esencial para estos tiempos: la del punto de vista. La importancia que tiene tratar la vida desde varias perspectivas, que no sea exclusiva. Actualmente, la política española, europea o mundial se contempla solo desde el punto de vista propio. Pero tanto la historia como la vida no solo responden a un criterio, porque son poliédricas. Eso es lo que nos enseña Gisbert Haefs, porque hasta ahora solo las crónicas romanas nos han contado la historia de Aníbal. En la novela, muestra también el punto de vista cartaginés, que es la otra perspectiva que no nos ha enseñado la historia.
No es fácil abarcar todas las perspectivas de la historia...
–Hay que intentarlo. Además, hay textos suficientes. La historia de la España medieval, normalmente, solo la hemos conocido desde el punto de vista de los cristianos, para entendernos. Pero hay otro: el de los musulmanes e, incluso, de los judíos.
¿Propone una alternativa para entender la actualidad?
–En estos momentos, lo importante no es lo que ocurre, sino lo que se cuenta. Como los medios de comunicación cuentan lo que les interesa en distintas cuestiones, resulta que lo importante pasa a ser lo que se cuenta, no lo que ocurre. Y eso responde a un solo punto de vista por cuestión de intereses, que no digo que no sean legítimos, pero sí puntuales y particulares. Creo que es importante ponerse en la piel del otro, incluso del enemigo, para entender la vida de forma más amplia y abierta. Si lo hiciéramos así, muchos de los problemas de la sociedad desaparecerían.
  • “Aníbal: la novela de Cartago”, de Gisbert Haefs.Edhasa. 624 páginas, 14,95 euros

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