Carlos Therón: “Mi comedia, si funciona, es porque parte de mis inseguridades como director”
El director salmantino, ganador del Goya, está de actualidad por sus “Reyes de la noche” para Movistar y “Operación Camarón”, que tuvo su presentación oficial en el Festival de Málaga
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La historia de Carlos Therón (Salamanca, 1978) es la de muchos fajadores talentosos de nuestra industria, que encuentran en la televisión un territorio de desarrollo y pruebas para luego brillar cuando disponen de los medios que, hasta hace bien poco, siempre escaseaban en la pequeña pantalla. Curtido primero en el cortometraje (ganó el Goya en 2005 por “En la cuna del aire”) y luego en la ficción patria a través de su participación en “Los hombres de Paco” o “El barco” , Therón se convirtió en uno de los realizadores más reclamados de nuestro panorama cuando “Lo dejo cuando quiera”, protagonizada por David Verdaguer, Carlos Santos y Ernesto Sevilla, amasó casi 12 millones de euros en taquilla.
El éxito del filme, por el que también desfilaban Miren Ibarguren o Ernesto Alterio, provocó rápidamente que se pusiera a trabajar en una nueva comedia: “Operación Camarón”. Con otro “chanante” al frente del reparto como Julián López y la solera de la joven pero curtida Natalia de Molina, parecía que Therón volvería a romper récords de recaudación patrios, pero justo entonces se desató la pandemia y el estreno tuvo que aplazarse. Después de estrenar “Reyes de la noche” para Movistar, serie en la que se recrean los mamporros entre José Ramón de la Morena y José María García, Therón presenta, por fin, su nueva película en Málaga y se sienta con LA RAZÓN en un balcón de su hotel para repasar el año en el que vivimos peligrosamente.
-”Operación Camarón” iba a estrenarse y entonces se acabó el mundo…
-Al principio, cuando empezaron a decir lo de “estamos valorando retrasar el estreno” y demás, no me lo creía. Yo veía a gente con mascarilla por la calle y decía “pero qué hace este gilipollas”. Una semana antes del estreno decidieron sentarse conmigo y buscar otra fecha. Ahí fue cuando ya me informé bien de lo que estaba ocurriendo, porque las semanas antes de estrenar son caóticas y uno está encerrado, y fui consciente de la gravedad de todo. Si la productora, una de las más grandes del país, ha decidido que esto se para es porque es algo real, algo gordo. Tuve suerte y a mí me pilló todo con mucho papel higiénico y con la despensa llena.
-¿Hubo tentación de volver a montar la película, de volver a la sala de edición?
-No, no, me negué. Me negué a torturarme de esa manera. No creo que Mediaset me hubiera dejado, si lo hubiera pedido, pero por suerte lo pude apartar de mi cabeza y me puse a trabajar en “Reyes de la noche”.
-La serie ha sido muy comentada, al menos en redes sociales. ¿Hay planes de una segunda temporada ya en firme?
-Había planes en un principio, pero ahora lo que estoy escuchando es que es posible que no la haya. Que incluso nos la habrían cancelado, pero no lo sé seguro todavía y espero que no, claro. Yo estoy pensando en Charles Foster Kane... Habría que hablarlo con Movistar.
-Da la sensación de que el de “Reyes de la noche” fue un rodaje bastante divertido...
-Sí, hombre, lo que hemos hecho es intentar darle forma a unos personajes que venían con muchas rémoras, muchas mochilas y muchas cargas ideológicas propias. El trabajo con los actores ha sido especialmente interesante y divertido. Y creo que hemos logrado un duelo cojonudo. Mira que es difícil ponerle a alguien en frente a Javier Gutiérrez, pero yo creo que Miki Esparbé está a la altura haciendo y componiendo un personaje muy interesante y muy poliédrico. Podría pasar cualquier cosa con ellos dos al frente.
-”Es por tu bien” ya había funcionado como un tiro en taquilla, pero los números de “Lo dejo cuando quiera” fueron espectaculares. ¿Esperaba que la película fuera tan bien?
-Cuesta ser objetivo con el trabajo de uno mismo. Uno sabe cuando lo está haciendo mejor y cuando no tanto. Pero influyen muchos factores. No es solo la calidad de lo que uno presenta, si no que también influye el momento, las películas con las que compites… Siempre hablamos de los premios, por ejemplo, y “Regreso al futuro” no tiene ningún Oscar pero “Paseando a Miss Daisy” sí. ¿Hay alguna duda de cuál es más icónica? Siempre hay un elemento ahí que escapa a tu control, pero nosotros lo hacemos lo mejor que podemos, que ya sé que es un clásico manido, pero es que es verdad.
-En aquella película, traías a David Verdaguer a la comedia más clásica, y en “Operación Camarón” se podría decir que haces lo mismo con Natalia de Molina...
-Hay dos elementos clave para que el trasvase funcione. Primero tienen que ser buenos y luego que tienen que ser valientes. El proceso natural es que Tom Hanks haga “stand up”, luego comedias, luego dramas y ahí empiece a ganar Oscars a manojo. Al revés rara vez ocurre. No sucede que de repente Daniel Day-Lewis se ponga a hacer una peli con los hermanos Farrelly. Porque le tienen mucho miedo a la comedia, mucho respeto. Natalia tuvo sus dudas, porque no sabía si debía o quería enfrentarse a la comedia. Pero es muy lista, y sobre todo es muy buena. Me contó sus problemas y se puso en mis manos para intentar encontrar una solución. Si eres una gran intérprete, por cojones tienes que tener dotes cómicas. Hay una parte en la comedia que es contar una historia y a la vez hacer gracia. Y solo los grandes actores pueden hacer esas dos cosas a la vez. Con ellos dos puedes trabajar muy bien las herramientas actorales y emocionales, pero a la vez se dejan guiar y terminan siendo grandes actores cómicos.
-Tanto en “Lo dejo cuando quiera” como en “Operación Camarón” hay un trasfondo real sobre las drogas y sus peligros... ¿Es algo consciente?
-Sí, creo. En la anterior me empeñé mucho en que tenía que acabar todo mal, porque la situación es terrible y las decisiones que van tomando los protagonistas todavía más. Moralmente quería que acabara mal. Por eso en esta, cuando nos acercamos al mundo de los narcos, he intentado que de miedo de verdad. De hecho la comedia se para un par de veces en la película y nos quedamos en un tono más serio. Algo que ocurre de verdad. La amenaza es real y ayuda a entender las decisiones de los personajes.
-Sé que es difícil, pero, ¿dónde cree que debe estar el peso de la comedia?
-¡Ojalá lo supiera! Mi comedia, si funciona, es porque parte de mi inseguridad como director. Siempre coloco chistes de “slapstick” en mitad de las cosas. Me parece muy difícil, pero también muy primario para hacer gracia. El que se cae de culo, los Chaplin, los Keaton... Eso siempre será divertido. Entonces sea como sea el guion y la situación, intento colocar también ese “slapstick” primero porque me hace mucha gracia genuinamente y segundo para asegurarme que funcione. Pero es que la puta comedia es infinita.