Moda, prostitución, redes sociales y un asesino en serie
El escritor Manuel Ríos San Martín publica “Donde haya tinieblas” , un thriller de suspense donde la moda, la prostitución de lujo, las redes y la religión se mezclan con el denominador común de la misoginia
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Solo un asesino en serie en tiempos de Instagram obligará a dos policías muy diferentes, un cincuentón maduro chapado a la antigua y una milenial beligerante, inteligente y feminista, a ponerse de acuerdo. La desaparición de una modelo rusa de diecisiete pone en alerta a la UDEV de Madrid. El mundo de la moda, la prostitución de lujo, la religión y las redes sociales, tan llenas de admiradores como de acosadores llenos de odio, será el magma donde tendrán que investigar para resolver un caso que se complica al aparecer dos nuevos cadáveres de modelos depositados en lugares religiosos. “Donde haya tinieblas” (Planeta) es la nueva novela de Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965), un thriller que plantea una reflexión sobre las relaciones entre el hombre y la mujer, dos seres destinados a entenderse, la intolerancia o la dicotomía entre perdón y venganza, entre misericordia y castigo.
-Un thriller que entremezcla suspense con cultura.
-Me gusta que tengan algo más. “La huella del mal”, estaba ambientado en Atapuerca y en este hay un fondo cultural con iglesias del enorme patrimonio cultural de España, como la ermita Virgen del Ara en Badajoz, poco conocida, pero un sitio espectacular y sorprendente que parece una pequeña Capilla Sixtina.
-Aparecen distintos ambientes, todos con la misoginia como denominador común.
-Un director de cine me dijo hace unos años que estas cosas ya no existían y al poco tiempo apareció lo del #Me Too. Así que, menos mal que ya no existía, le dije con ironía.
-Es un claro alegato por la igualdad y contra del machismo.
-Sí, también ese micromachismo que llevamos tan dentro de forma poco consciente. Somos frutos de una educación machista y muchas veces, personas que no nos consideramos así, nos sorprendemos en estas actitudes, tan integradas, que es muy difícil quitárselas. La inspectora joven es como un espejo donde descubrirlas. Es un tema que está en la sociedad, a veces de forma crispada, y yo he elegido dos personajes distintos para recoger un debate social que existe.
-No solo contrapone un hombre y una mujer, sino dos generaciones.
-Los separa la edad y la distinta visión del mundo de cada generación. De esa contraposición sale la claridad. Se evidencia la carga educacional que tenemos y la diferencia de mentalidad entre la generación del “baby boom” y la milenial.
-Al mundo de la moda y la publicidad también llegan niños/as menores.
-Muchos padres, por ese afán de que sus hijos progresen o sean famosos los meten o colaboran con este mundillo siendo aún menores y muchas veces no saben las secuelas o consecuencias que eso puede dejarles. Se les priva de una parte de la niñez y se les mete en un mundo de adultos donde pueden encontrar cosas impropias para su edad.
-Tiene muy presentes las redes sociales. ¿Nos han cambiado la forma de vivir?
-Hace 15 o 20 años sería impensable intuir la trascendencia que han adquirido y cómo su influencia está condicionando nuestra vida. Yo hago una profunda reflexión sobre esto porque han cambiado totalmente nuestra forma de vivir, han provocado un cambio social profundo en nuestra forma de relacionarnos, costumbres, lenguaje…incluso las formas de promocionar una novela como esta. No somos ya capaces de vivir sin ellas, si un día se cae Twitter no sé qué pasaría.
-Muchos jóvenes encuentran en ellas sus referencias.
-Los modelos sociales ahora son los “influencers” y la inmediatez de todo está haciendo que no tengan paciencia para aguantar cosas como un partido de fútbol o de tenis, ahora todo es más corto y cambiante, como los vídeos. A muchos jóvenes -y no tanto- les quitas el móvil y están totalmente perdidos. Las redes están incluso llenando el lenguaje de anglicismos, “hater”, “killer”, “follower”, “stories”…hay palabras que han venido para quedarse.
-La religión también está muy presente.
-Muestro dos maneras de entenderla, que en realidad son dos maneras de ver el mundo o enfocar la vida y esa doble visión es extrapolable a todo. La venganza o el perdón, el amor o el odio, el castigo o la misericordia, es una elección que puede hacer cualquiera, sea o no creyente.
-¿Ha querido dar algún mensaje?
-Viendo la pandemia, la tensión generada, me preguntaba, ¿por qué no nos perdonamos un poco más y nos odiamos menos? Actualmente la religión no está tan presente, pero siempre lo ha estado porque trataba de la vida, no era algo distinto a ella. Quizá se ha rodeado de una parafernalia que a la gente no le gusta y ciertos temas se han enquistado, pero siempre se ha ocupado del ser humano, de sus problemas, dudas, miedos y angustias y, en ese sentido, debería seguir estando presente porque los valores están.