Crítica de “Pan de Limón con semillas de amapola”: Miel sobre hojuelas ★★

Dirección: Benito Zambrano. Guion: Benito Zambrano y Cristina Campos, según la novela de Campos. Intérpretes: Elia Galera, Eva Martín, Mariona Pagès, Marilu Marini. España, 2021. Género: Drama.

Si nos ponemos culinarios, a Benito Zambrano se le ha ido la mano no en el limón sino en la miel. Las imágenes de “Pan de limón y semillas de amapola” son de un amarillo-colmena, como si pertenecieran a un anuncio de edulcorante que echa de menos los zumbidos de las abejas. Los ingredientes son los típicos que alegran los culebrones televisivos -desde “Amar entre tiempos revueltos” hasta “El tiempo entre costuras”-, aunque sazonados en el aire de estos tiempos nuestros, tan políticamente correctos: maternidades paralelas que se viven desde la urgencia del cuidado o de la reconciliación, sororidad fraternal, adopciones en países africanos, machismos abusivos, pasiones que se han ocultado del qué dirán y que el ejercicio de la memoria saca a la luz, enfermedades terminales… Todo un recetario para liderar el ‘ranking’ de ‘best sellers’ a la venta en grandes superficies, que arranca con la herencia de una panadería en Valldemossa y termina con el horneado del pan del título, por fin con ese sabor a clásico, a refugio en tonos sepia y aroma a hogar, dulce hogar, que solo se consigue cuando los secretos del corazón se resuelven a golpe de confesión. A Zambrano, claro, no le resulta ajena la psicología femenina, y tampoco los melodramas familiares (su celebrada ópera prima, “Solas”, así lo demostraba), pero aquí ha sucumbido en exceso a los usos y costumbres de la funcionalidad catódica, que incluso afectan a las interpretaciones, algo acartonadas, de Elia Galera, demasiado fría para su personaje, y Eva Martín.

Que convierta a los personajes masculinos en meros satélites de las decisiones femeninas.

Su trama es pura telenovela de sobremesa con exceso de azúcar.