La ñ no es tan extraña: estos idiomas, de Australia al Polo Norte, la tienen en su alfabeto
Una diversidad de lenguas, varias europeas y hasta africanas han adoptado la letra para representar un tipo de sonidos y la han incorporado a su habla común
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La tomamos como el símbolo del español, pero no lo es o al menos no solamente. La letra ñ, surgida hace ya mil años, es, sin duda uno de los rasgos característicos de nuestro idioma frente a otros, pero no es la única lengua que hace uso de ella. Al contrario, bastantes idiomas la han adoptado, algunos bastante difíciles de imaginarlo, en países remotos del mundo. Otros, por la herencia española, la adoptaron en los alfabetos de idiomas preexistentes, especialmente en América.
La lista de los idiomas que la utilizan incluye, por ejemplo, lenguas que han convivido con el español geográficamente como el asturiano, gallego, aimara, bubi, chamorro, gacería, guaraní, quechua o filipino. Todas ellas, por cercanía lingüísitica, adoptaron la letra que surgió en la Edad Media, como una solución para ahorrar pergamino, es decir, una abreviatura que representaba un sonido que no existía en latín y que se representaba, según las zonas geográficas como “nn” o “gn”. Es el llamado fonema nasal palatal. Sin embargo, para evitar utilizar dos símbolos, se colocó sobre la n la llamada virguilla y así es comos urgió la ñ.
La letra fue adoptada, como es lógico, por muchos idiomas en contacto con el español para adoptar palabras que procedían del castellano y también en los casos en los que no existía ese sonido previamente y así podía ser representado. Un caso curioso y algo controvertido es el del euskera, que la ha terminado reconociendo en palabras tan significativas como “ikurriña” (la bandera de Euskadi) o como “Iruña” (Pamplona en vasco) pero que, para muchos expertos, no es correcta y puede ser prescindible. Sin embargo, el uso popular ya prácticamente lo ha admitido por formar parte de nombres propios tan comunes como Iñaki o Begoña, entre muchos otros.
Además de las lenguas prehispánicas como el aimara, quechua o mapuche, que, entre muchas otras, adoptaron la letra, hay un caso interesante que es el tagalo y el visayano y demás lenguas de Filipinas, que también han mantenido la letra a pesar de los esfuerzos producidos por la colonización estadounidense para imponer el inglés y deshispanizar el país. La ñ aparece en muchos nombres propios por todo el país. Por cierto, que el inglés también se ha visto en la tesitura de adoptarla si querían escribir “jalapeño” o “piña colada”.
Sin embargo, lo más curioso de la expansión de la ñ tiene que ver con lenguas no hispanas o sin contacto con el español. Es el caso del tártaro de Crimea, un idioma emparentado con el turco que se habla en la península de triste actualidad por la Guerra de Ucrania y que hablan unas 300.000 personas. Su alfabeto es el mismo que el turco, pero con do caracteres adicionales: la q y la ñ. O, por ejemplo, el caso del bretón, lengua hablada en el extremo noroeste de Francia, que incorporó la ñ como grafía para los sonidos nasales y que es de muy corriente utilización. En algunos casos, como son las lenguas lenguas saami, sami o laponas, que se hablan en el extremo norte de Europa, en el Círculo Polar Ártico, la ñ también ha sido adoptada por conveniencia: muchos sistemas informáticos no reconocen la letra n con descendente ꞑ, por lo que adoptaron la ñ como sustituta válida.
Otro de los casos más llamativos son los idiomas tradicionales de Senegal, como el wolof, que importaron la grafía para el mismo sonido en el castellano y es el único caso de África. En países remotos como Nauru (un grupo diminuto de islas en el océano Pacífico) o en Timor Oriental y en Indonesia, su uso se ha ido introduciendo como préstamo para el mismo sonido que en otras ocasiones se escrbe como “nh” (de herencia portuguesa) o “ny”.
Más sorprendente aún supone su presencia en la familia de las lenguas pama-ñunganas o lenguas pama-nyuŋanas, la más extendidas entre las lenguas aborígenes australianas, la que más hablantes posee pero que sigue sin tener carácter oficial ni reconocimiento en el país de las antípodas. Sin embargo, por razones que no están claras todavía, esas lenguas aborígenes utilizan la ñ con normalidad.