En la mesa de trabajo de Federico García Lorca
Una nueva y cuidada edición de «Sonetos del amor oscuro» permite acceder a los manuscritos del poeta granadino
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El reto de enfrentarse a la hoja en blanco. Esa puede ser una de las primeras lecturas que nos ofrece una nueva y cuidada edición de «Sonetos del amor oscuro», editada por Rafael Inglada en Arroyo de la Manía. El libro, en edición limitada, recoge los poemas amorosos del último Lorca. A diferencia de otros trabajos, es la primera vez que podemos ver reproducidos la totalidad de los manuscritos del poeta granadino, tanto de los sonetos concluidos como uno que quedó inconcluso, pero acompañados de la consecuente transcripción. Otra de las aportaciones a tener en cuenta es, gracias a la mano de Inglada, que corrige algunas de las erratas que se vienen arrastrando desde la primera «edición oficial» realizada por el fallecido crítico literario Miguel García-Posada en el diario «Abc» el 17 de marzo de 1984. Es la puesta al día de una de las obras cumbres de la poética lorquiana con unos originales que hoy se conservan dentro de los fondos del Centro Lorca de Granada.
No es la primera vez que se reproducen en facsímil los manuscritos. Se pudieron ver en el catálogo de la exposición «Jardín deshecho. Lorca y el amor» que comisarió Christopher Maurer, pero en este caso se acompañan de la transcripción, además de una serie de apógrafos hasta ahora no conocidos. Se desconoce de qué mano son estas páginas, aunque Inglada cree que podría ser la de Vicente Aleixandre, tan amigo y cómplice de Lorca. No se puede olvidar que fue el poeta y Premio Nobel el primero en informar y titular esta serie como «Sonetos del amor oscuro» en su prosa «Federico», reproducida en «El Mono Azul» el 10 de junio de 1937.
Ahora podemos adentrarnos a la mesa de trabajo del poeta y podemos constatar que buena parte de los poemas están redactados en papel de carta del Hotel Victoria de Valencia.
La casi totalidad de los manuscritos fueron redactados a lápiz y contienen, en algunos casos, anotaciones en tinta, en muchos casos para poder titular sus composiciones, en ocasiones para sustituir uno previo. Es el caso, por ejemplo de «Soneto de la dulce queja» que en un primer momento se llamaba «El poeta da quejas dulces a su amor». Otro, como es «Soneto de la guirnalda de rosas», fue titulado primeramente «El poeta desnudo ante el espejo», aunque finalmente Lorca decidió tacharlo.
Igualmente interesante es la inclusión de un soneto inacabado que sin ninguna duda forma parte de la serie de los «Sonetos del amor oscuro». Lorca, por desgracia, solamente escribió dos cuartetos. El primero de ellos dice así: «¡Oh cama del hotel! ¡oh dulce cama!/ Sábana de blancuras y rocío./ ¡Oh rumor de tu cuerpo con el mío!/ ¡Oh gruta de algodón penumbra y llama!». Es probable que el autor de «Romancero gitano» y «Bodas de sangre» escribiera estas palabras entre noviembre y diciembre de 1935 durante su estancia en Barcelona, donde estrenó «Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores». En ese momento mantenía una relación, con luces y sombras, con alguna infidelidad por medio, con Rafael Rodríguez Rapún, quien había sido secretario de la compañía de teatro universitario la Barraca.
Siguiendo con este hilo, en su introducción, Rafael Inglada se adentra en el debate sobre quién es el receptor de los sonetos. Rapún es el candidato perfecto. Con él se alojó en el Hotel Majestic de Barcelona en los meses de 1935, como ya se ha dicho. Es muy posible que la voluntad del granadino es convertir todo ese material en un libro, aunque parece probable que no se concluyera, pese a que así se lo anunció, tal vez de manera exagerada, al periodista Antonio Otero Seco. El otro nombre a tener en cuenta es Juan Ramírez de Lucas, protagonista de la que parece ser la última relación sentimental que mantuvo Lorca antes de su asesinato.
El conjunto representa el camino por el que parecía ir la lírica lorquiana al final de su vida trágicamente asesinada por las balas fascistas. Esta edición nos ayuda a sentarnos a su lado y poder saber cómo era su trabajo de poeta.