"Agujetas en las alas", los microcuentos ilustrados de Dani Rovira
De la pantalla al papel. Dani Rovira, el protagonista de la exitosa película española, "Ocho apellidos vascos", publica su primer libro de microrrelatos, "Agujetas en las alas".
"Soñó ser un ángel que volaba durante toda la noche, y fue tan real que llegó a amanecer con agujetas en las alas". Esta micro historia ha acabado dando título al libro que ha sido ilustrado por la malagueña Mónica de la Riva, sin que él lo supiera, tras leer las publicaciones que el actor escribía en su cuenta de Twitter.
"Es un concepto muy bonito. Tener agujetas en las alas sólo le pasa a las personas soñadoras, que no tienen límite. Sé que es utópico, un grito metafórico contra la mochila que todos llevamos a cuestas, pero creo que todo el mundo tiene alas con las que poder volar, y si tienes agujetas es porque te has pasado la noche volando". Así de poético se explica, en una entrevista con Efe, el conocido monologuista, al contar cómo han llegado al papel sus pequeñas historias íntimas.
Dos años y medio de muchos ‘tuits’ etiquetados con #microcuentos. Y este libro ha sido el resultado. Son 88 "microcuentos, greguerías, tuits, ocurrencias, aforismos, pensamientos, haikus libres, porque no entran en la métrica -se ríe Rovira- para contar las historias de siempre, pero con otro prisma. Quiero contar el cuento de Caperucita desde el punto de vista del lobo", añade.
Al parecer estas líneas le sirvieron de inspiración para su trabajo de fin de carrera a la estudiante Mónica de la Riva, que le pidió usar "tres o cuatro cuentitos"para ilustrarlos. "Me pareció genial (...), pero en la escuela le dijeron que para que el proyecto fuera válido tenía que publicarse. A una semana de la fecha de entrega decidió no hacerlo, porque los relatos no eran suyos, y me pareció tan honesto que le propuse hacerlo juntos". Y ahora sabe que "sin los dibujos de Mónica, el libro sería algo sin sentido".
Añade que "Agujetas en las alas"es también su interpretación: "Lo más chulo es que ella le da aún otra mirada; no se limita a ilustrar, da su punto de vista. Es bastante peculiar", considera.
"Pero ni Mónica ni yo vamos a poder decir lo que tiene que llegar al lector. A mi no me gustaría ir al Museo del Prado y que viniera Sorolla a calentarme la oreja con un 'aquí quise decir...', no, no -bromea muy en serio el cómico-. Para mí es importante la libertad y que cada uno disfrute como quiera del libro, del cuadro, de la canción o el poema".
Reconoce que uno de los problemas de la fama para alguien como él, que busca su inspiración en la propia calle, es "no poder observar sin ser observado. "Eres como una especie de lince (...) Ese punto de esconderme continuamente repercute en mí, claro, me siento como si Espinete entrase en un bar".
Aún así, el actor confiesa que "uno se termina acostumbrando; cada día aprendes a seguir siendo tú cuando el mundo ha cambiado respecto a ti. Es una lucha constante por seguir manteniendo la esencia de uno mismo". Y asegura que no se ha vuelto "más tonto de lo que era antes".
"Sé que habrá gente que piense que me he vuelto un tiquismiquis, que ahora no me quiero hacer fotos por la calle o grabarle un vídeo para su prima, pero esto no son más que herramientas y límites"para (...) mantener los pies muy en la tierra cuando todos te repiten lo guay que eres".
En ese aspecto, Rovira agradece la comprensión de su novia, la actriz Clara Lago. "Es importante poder compartir eso con ella", dice.
Estrenada en marzo de 2014, "Ocho apellidos vascos"acumuló 56,2 millones de euros en taquilla y el próximo 20 de noviembre llegará al a los cines la segunda parte, "Ocho apellidos catalanes". Rovira asegura que no siente por ello "ni vértigo ni miedo", porque, dice, "el miedo hay que gastarlo cuando merezca la pena, cuando te falle la salud o a tu hermano le pille un coche".
"Tanto si es un supermegaexitazo como si fracasa, lo bonito de todo esto es que uno ha puesto el corazón y lo mejor que tiene. Y más de lo que nos ha pasado con la primera ya nos va a pasar", resume.