Alexandra Lamy, este sí es un voto útil
La actriz francesa protagoniza "Necesitamos tu voto", una disección en clave de comedia ácida de una campaña presidencial
Creada:
Última actualización:
La actriz francesa protagoniza "Necesitamos tu voto", una disección en clave de comedia ácida de una campaña presidencial
Hay personas que llevan en su apellido un distintivo de su personalidad. Por ejemplo, Agnès Karadzic. "Todo el mundo cree que he torturado personas en Bosnia", dice de sí misma. No llega a tanto el personaje de Alexandra Lamy en "Necesitamos tu voto", pero si nos guía, con un punto de comedia y otro de acidez, por los meandros de la política, donde hace falta chubasquero si no chaleco antibalas.
La cinta francesa de Mathieu Sapin, historietista que debuta en el cine, está protragonzada por la mujer que más éxito cosecha en la taquilla francesa. La conocerán de, por ejemplo, "Vuelta a casa de mi madre", "Historias de una indecisa"o "Sobre ruedas". Lamy es un voto seguro, útil, porque además de su siempre carismática presencia en pantalla, es capaz en esta cinta de componer un personaje atractivo y atrayente al mismo tiempo que ambiguo y poco recomendable.
Ella es la jefa de campaña de una candidata a las primarias de un partido francés, cargo que abandona para sumarse al carro de su rival, ganador de las primaria y aspirante a la presidencia franecesa. "Si riesgo no hay juego", le dice a Arnaud (Finnegan Oldfield), el joven becario de 25 años que la sigue en el proceso y que, poco a poco, va aprendiendo los manejos de la política. En ese trasvase de personalidades, de la mentora al pupilo, y en la relación entre ambos, se funda la película.
Asegura Lamy que la realidad es más canalla que lo mostrado en el filme: "El propio expresidente de la República, François Hollande, nos dijo que es mucho peor. Eso sí nos deprimió mucho. Los políticos son personas extremadamente ambiciosas y cínicas. Valores no sabemos si tienen, pero sí que quieren llegar a su objetivo, que es triunfar".
"Necesitamos tu voto"llega a escasos días de las elecciones municipales, autonómicas y europeas en España para recordarnos, con una sonrisa pero sin renunciar a un leve manto de sospecha, que la política, como dice Karadzic, es un juego en el que "también hay que saber cambiar de plan".