Alcalá 31
El ancestral universo Sonia Navarro: la artista que quiere ser artesana
'Fronteras y territorios', en Alcalá 31, recoge el empeño de la murciana por recuperar la tradición a través del aprovechamiento de los materiales
Hace más de quince años que Sonia Navarro comenzó a trabajar el esparto y es por ello que ahora, en su primera exposición institucional en Madrid, emplea este material milenario como bandera de sus quehaceres. Nada más llegar a la gran sala de Alcalá 31, ahí lo vemos en "una gran pieza", apunta Lorena Martínez del Corral −comisaria de la muestra junto a María de Corral− sobre un imponente "vestido" que, de un vistazo, habla al visitante los orígenes de la artista. "Está muy unido al territorio de mi infancia", afirma ella misma.
Al fondo de la nave, más esparto, presente en España desde la Prehistoria. Tres piezas de dimensiones todavía más grandes que, colgadas de tres paredes enfrentadas, forman un triángulo en el que el olor es el mismo que en cualquier pueblo de la franja mediterránea que trabaje estas fibras. "Hemos querido jugar con su trabajo en la sala", sostiene la comisaria. La creadora moldea y eleva este componente natural que "evita la desertización de la zona": "Sacándolo de su posición normal en el suelo, adquiere otra dimensión, otra connotación y otra relevancia", defiende.
Si ahora en la restauración se utiliza mucho la terminología de "cocina de aprovechamiento", en el caso de Navarro se podría hablar de "arte de aprovechamiento". Lo suyo es una búsqueda por esos materiales "outsiders" como parte de las muchas de sus denuncias: "En España", lanza el dardo, "se destruye casi el 90% de la lana que se esquila cada año". Aunque no solo se detiene en elementos en proceso de desaparición −"no sabemos el tiempo que le queda al esparto porque es muy difícil de trabajar"−, sino también en desechos, como asegura la murciana: "Voy a la fábrica, cojo los restos que van a tirar al contenedor y los rescato. Pinto sin pintura, con 'pinturas' que no quiere nadie".
Una filosofía que esta mujer de Puerto Lumbreras (1975) adquirió de los suyos, de sus abuelas, con quienes "pasé mucho tiempo en la niñez y me enseñaron a coser. Es muy común en los pueblos que las mujeres se reúnan para coser y charlar. Son personas sin estudios, pero con el enorme aprendizaje que pasa de generación en generación. He aprendido de mis abuelos a apañarme con lo que hay".
Navarro, a través de diferentes medios como la escultura, la instalación, la fotografía o el dibujo, realiza piezas "que cuestionan y confrontan los mecanismos de poder y sus instituciones", señala; "especialmente aquellos que han contribuido al establecimiento de una jerarquía entre géneros, relacionando a las mujeres con el trabajo doméstico y la imposibilidad de movilidad. Reflexiono sobre la constante lucha de las mujeres contra las convenciones establecidas".
Una búsqueda: salirse de los patrones marcados por la sociedad
En esa línea, aparecen, en el centro de la planta baja, una serie de maniquís de metal que moldeó en su juventud, "cuando el cuerpo estaba muy presente", que hablan de jaulas y de "salirse de los patrones" marcados por la sociedad.
Sobre estos pilares se sustenta 'Fronteras y territorios', la muestra que reúne medio centenar de obras realizadas desde 1999 hasta la actualidad y que une los diferentes patrones de trabajo de la artista: textil, escultura, pintura, "collage", fotografía e instalaciones.
Mucho peso tiene la costura en el recorrido por ser, quizá, su distintivo más característico. Las telas, los patrones, y el hilo conforman un lenguaje identificable a lo largo de toda su carrera. Desde esas dos obras que marcan el inicio cronológico de la exposición: el 'Vestido' de algodón y el 'Adoquín' de cemento y piel, ambas de 1999.
Con ello, Sonia Navarro reivindica su propia procedencia, la tradición, los orígenes y la artesanía, "pero también el feminismo con la autonomía de la mujer a través de los oficios tradicionales", se presenta en el dossier de la retrospectiva.
Por su parte, el título de 'Fronteras y territorios' ha sido elegido por la artista porque proviene "de un sitio fronterizo, con sus complicaciones y sus virtudes"; y porque entiende "los territorios como lugares en los que me gustaría estar, pero a los que acudo desde la conciencia de la libertad". Dos términos en los que se unen conceptos como la apertura, el devenir, la clausura, la evolución, los orígenes, la salvación y la liberación, entre otros muchos.
En palabras de las comisarias, "la producción contemporánea de Sonia nos ofrece una perspectiva que presta igual atención a las cuestiones formales y al contenido narrativo, reflejando su convicción de que no es necesario optar entre el sentimiento y la reflexión. En su trabajo, ambos elementos coexisten y se enriquecen mutuamente, creando un diálogo profundo que invita al espectador a explorar las múltiples capas de significado que subyacen en su arte".