Buscar Iniciar sesión

Caravaggio levanta el martillo

larazon

Creada:

Última actualización:

Christie’s subasta hoy en Nueva York una rara obra de juventud con un precio de salida de entre 3 y 5 millones de dólares
Es una pieza perfecta para una subasta y destila historia por cada poro: su equivocada atribución –pues se pensó que la autoría era de Murillo–, la época en la que se pintó, los cambios de mano que ha experimentado, las importantes exposiciones de las que ha formado parte, los años de discusiones entre expertos para descifrar quién había pintado el lienzo y poder dar así con la interpretación adecuada... Quizá, por eso, da la sensación de que al presidente de Christie’s del departamento de Antiguos Maestros y Arte del siglo XIX, Nicholas H. J. Hall, apenas le importe el precio con el que saldrá a subasta la pieza de Michelangelo Merisi, Caravaggio, «Chico pelando fruta»; en cambio, prefiere perderse en ofrecer detalles sobre su origen e historia: «Estamos satisfechos de sacar al mercado este conjunto de pinturas. La primera parte de la venta incluye un grupo muy inusual de obras, entre las que se incluye un Caravaggio, quizá su trabajo más temprano», indicó Hall. Obra junto a la que se venderá un Bronzino, «Retrato de un hombre joven con un libro», un óleo sobre tabla que ya se intentó subastar en 2013 en la misma casa.
Propietario europeo
A la singularidad de esta pieza del artista, a quien ha acompañado siempre la estela de maldito, se le une lo poco frecuente que es que salgan al martillo sus cuadros. La última vez que se pujó en una subasta pública por uno fue en 1998. Y en concreto el trabajo cambió de manos en 1976. Este Caravaggio temprano, que apuntaría las maneras iniciales de quien se convertiría en uno de los maestros del barroco y genio del tenebrismo, contiene entre sus pinceladas la historia perfecta que desearía cualquier experto. Estimado entre 3 y 5 millones de dólares y puesto a la venta por un coleccionista europeo (la casa no da más detalles sobre la identidad del actual propietario), Merisi lo ejecutó justo después de su llegada a Roma en 1591, cuando había cumplido 22 años. Trabajaba entonces para monseñor Pandolfo Pucci da Recanati, apodado con burla «monseñor ensalada» por la afición que tenía de servir a sus pupilos por toda comida un plato de lechuga.
Cuenta el cuadro con los elementos que revolucionarían el arte y harían del autor de Milán uno de los más atrayentes de la historia y también están impresos en él sus primeros tanteos. Un chico sentado en una mesa que pela una naranja seleccionada entre varias frutas, uno de los temas que compondrán su universo pictórico. La composición está concebida con el dramático claroscuro de la luz que penetra por la izquierda, una de las características que definen el estilo caravaggista, que fascinaría e inspiraría a pintores como Ribera, Artemisia Gentileschi y Gerard van Honthorst, entre otros, e incluso a artistas contemporáneos de la talla de Frank Stella, Cindy Sherman y Vik Muniz. Piezas como ésta, en los inicios de un artista, pueden atraer al coleccionista ávido de rarezas, aunque, según confirman en varias publicaciones especializadas, dejar insesibles, también, a los actuales compradores asiáticos y rusos, que buscan obras consolidadas.
La tela, que perteneció a Sir Joshua Reynolds a finales del siglo XVII, destaca también por haber formado parte de la exposición en 1985 «The Age of Caravaggio» en el Metropolitan de Nueva York. Después, en 2001, estuvo en la muestra «The Genius of Rome», que se exhibió en la Royal Academy of Arts de Londres. Cuando Reynolds lo expuso en 1791, atribuido entonces a Murillo, hizo pensar que podía haber sido ejecutado en España, detalle que se resaltó sobremanera a la hora de subastarlo. Durante el siguiente siglo formó parte de diferentes colecciones hasta que Christie’s lo ofreció al mejor postor en 1927. En 1952 ya fue exhibido con la atribución correcta a Caravaggio.