Crítica de "Holy Spider": santo asesino ★★★☆☆
Dirección: Ali Abassi. Guion: Ali Abassi y Afshin Kamran Bahrani. Intérpretes: Mehdi Bajestani, Zar Amir-Ebrahimi, Arash Ashtiani. Dinamarca, 2022. Duración: 116 minutos. Thriller.
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El estreno de “Holy Spider” no puede ser más oportuno, porque la realidad iraní, con la revolución de las mujeres contra la opresión patriarcal y la consiguiente cadena de detenciones, algunas sancionadas con la pena de muerte, coloca el debate abierto por el thriller de Ali Abassi en primera página de la ignominia. El director de la bizarra “Border” no se anda con chiquitas, y utiliza la historia real de Saeed Hanaei, obrero de la construcción que asesinó a dieciséis prostitutas entre 2000 y 2001 en la ciudad de Mashhad, para vomitar sobre un sistema que considera a un psicópata como un héroe con una misión santa, limpiar las calles de mujeres impuras. Lo más interesante de la película no es el fincheriano personaje de la periodista que se obsesiona con el caso, y que tiene que luchar con uñas y dientes contra los machos alfa de la policía iraní para que la tomen en serio.
No, lo más fascinante de “Holy Spider” es el retrato del asesino, la presunta normalidad de su vida cotidiana -la amorosa relación con sus hijos, su aura respetable de veterano de guerra y hombre de barrio humilde- y la sordidez y la torpeza con que ejecuta sus crímenes, que Abassi filma con la crudeza propia de una vieja película de William Lustig. Esa es, precisamente, la decisión más polémica de “Holy Spider”, pero también la más arriesgada en un filme que, en su último tramo, sigue con convencional fidelidad los patrones del cine de juicios impregnado de denuncia de brocha gorda. Las escenas de los asesinatos son verdaderamente antipáticas: por un lado, nos muestran a tiempo real cómo una sociedad enferma se cree dueña de la virtud arrebatando la dignidad a las mujeres que considera como seres inferiores y, por otro, para ser del todo eficaz, se recrea en la infamia del acto, colocándose muy cerca de lo que siente el asesino. En esa perversa ambigüedad “Holy Spider” plantea cuanto de problemático hay en esa mirada patriarcal sobre el mundo, de un modo más fructífero que cuando le concede espacio a esa periodista que encarna la voz de la justicia y la responsabilidad moral.
Lo mejor:
Todo lo que tiene que ver con el retrato del asesino, su vida cotidiana y sus actos criminales.
Lo peor:
Que, en el último tramo de la película, las tesis de Abassi sean tan obvias.