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El haitiano Peck plasma en la Berlinale los estragos de la ayuda humanitaria

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El director haitiano Raoul Peck sacudió hoy la Berlinale con su documental "Assistance mortelle", filmado tras el terremoto que dejó 250.000 muertos y un millón de damnificados en su país y en el que denuncia los despropósitos de la ayuda humanitaria.
"Por favor, salvémonos de quienes dicen que vienen a salvarnos", exclamó el realizador, sin acritud pero contundente, tras la proyección de su filme, recibido con fuertes ovaciones en su estreno en la sección Berlinale Special, fuera de concurso.
Rodado en Puerto Príncipe y otras zonas devastadas por el seísmo del 12 de enero de 2010, el documental se adentra en "la otra catástrofe que siguió a la catástrofe", en un país donde las viviendas de millón y medio de personas quedaron en ruinas.
"La comunidad internacional prometió miles de millones de dólares en ayuda humanitaria. En lugar de un auxilio controlado se vino sobre nosotros el caos, a veces por negligencia, a veces por afán de hacer negocio con nuestra tragedia", sostuvo el director.
De la promesa de ayuda urgente, transparente y con implicación haitiana, se pasó a un despropósito de ONGs actuando en paralelo y en medio del despliegue mediático alrededor de la elite política internacional -como el expresidente de EEUU Bill Clinton- y estrellas comprometidas, desde Angelina Jolie a George Clooney.
Peck acudió con este documental a la Berlinale desde su posición de viejo amigo del festival, pues en 2002 fue miembro del y en 2005 compitió por los Osos con "Sometimes in april", sobre el genocidio ruandés de 1994.
Explicó que su propósito no es "dejar en evidencia a colegas, ONGs, ni otros estamentos comprometidos de corazón con la causa", sino incidir en la necesidad de replantearse lo que se entiende por ayuda humanitaria.
El cineasta, exministro de Cultura en Haití, se presentó como un ciudadano de mundo que ha vivido en África, Estados Unidos y Europa y alternó el creole de su país de origen con el francés, el inglés y el alemán -estudió cine en Alemania-.
"Haití también pasó su hora cero", explicó el cineasta, en alusión a cómo quedó Alemania tras la Segunda Guerra Mundial y la capitulación del Tercer Reich.
"Assistance mortelle"es un documento con el que pretende "disuadir"al espectador de hacer donativos irreflexivos a "cualquier ONG, por simple afán de bondad"o lo que califica de "ayudar por ayudar".
Con un formato estricto, sin concesiones al espectador, el filme recoge los argumentos tanto de los "sufridores"de la ayuda -haitianos comunes- como de quienes tratan de canalizarla honradamente, ya sean responsables de altos organismos o pequeñas organizaciones.
"Los haitianos somos en ese engranaje como piezas de un escenario que es el país más pobre del mundo", sobre el que de pronto llueve miles de millones de dólares, lo que no impide que cientos de miles de ellos sigan viviendo hoy bajo carpas de plástico.
Ejemplo de esta situación son escenas como las que muestra al responsable del departamento de Ingeniería haitiano dirigiendo las labores de sus cien empleados, descalzos sobre el lodazal de canalizaciones infestadas, a metros de cuatro cooperantes de una ONG protegidos de pies a cabeza con el mejor equipo.
Apenas cinco de las veinte grandes organizaciones que operaron en Haití presentaron "cuentas claras"de su gestión.
Para tareas prioritarias, como las labores de desescombro, no había dinero, pero sí lo hubo para invitar al país a políticos y periodistas de todo el mundo, dispuestos a relatar lo que la comunidad internacional "hacía con Haití", apunta Peck.
Los 99 minutos del documental son el resultado de 500 horas de película, rodadas en los dos años siguientes al seísmo y financiadas por varios canales de la televisión pública franco-alemana, Arte, entre otras ayudas.