«Exorcismo en El Vaticano»: Vade retro

Todavía hoy, «La profecía» (Richard Donner, 1976), o la historia de un niño satánico que resulta ser el Anticristo, provoca el mismo malsano escalofrío, porque aquello era mal en estado puro con ojos infantiles y en llamas. Posteriormente vinieron las consabidas y mucho menos excelentes secuelas y vimos crecer a Damian, el protagonista, hasta convertirse... en político. Bromas aparte, el género de terror ha dado desde hace décadas notables filmes sobre poseídos, con «El exorcista» como uno de los títulos señeros, pero menos sobre ese ser maligno superior («el telonero de Satanás», se oye decir en la película realizada por Mark Neveldine) dispuestos a seducir a los creyentes del mundo para apartarlos de su fe. En el filme esa mala bestia reaparece, ahora con el cuerpo de una veinteañera que hasta entonces, qué extraño, no había dado muestra alguna de lo que habita en ella. El caso hace saltar las alarmas del mismísimo Vaticano, que decide intervenir. La cinta no puede, o no quiere, evitar los clichés al uso, y al son de una mareante banda sonora, intenta asustar al respetable con mayor o menor acierto. Pero, a estas alturas, Damian sigue ganando por goleada. Y no porque pueda llegar a presidente de EE. UU...