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Héroes españoles en Mauthausen

Mario Casas bajó 12 kilos para interpretar a Francesc Boix, superviviente de los campos de concentración.
larazon

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Mario Casas bajó 12 kilos para interpretar a Francesc Boix, superviviente de los campos de concentración.
Hoy en día perpetuar un momento para siempre es lo más sencillo. Hay cámaras por todos lados y las imágenes van a internet para la eternidad. Pero hace no tanto, salvar unas fotografías podía ser una cuestión de vida o muerte. En la película de Mar Targarona «El fotógrafo de Mauthausen» ese es el objetivo de su protagonista, Francesc Boix, uno de los 7.000 españoles que fueron encarcelados en el campo de concentración durante el nazismo.
Una dieta kamikaze
Boix que hacía las labores de fotógrafo «era un verdadero superhéroe», cuenta el actor que lo interpreta, Mario Casas. Tuvo que bajar 12 kilos para tener el cuerpo que el personaje le pedía, y el proceso no fue nada fácil. Como explica, el cambio le afectó emocionalmente, como sabe quien haya experimentado algo parecido. «Empecé una dieta estricta para adelgazar dos meses antes de comenzar el rodaje, y me modificó mis hábitos, mi forma de ser...». Y es que las condiciones en Mauthausen fueron especialmente duras, como se muestra en la cinta. Mar Tarargona no se ha cortado en llevar a la pantalla la realidad tal como fue basándose en, precisamente, las fotografías que se hicieron en el campo y se conservaron. La principal fuente para conocer lo que sucedió allí dentro para construir la trama fue el historiador Benito Bermejo, que previamente había escrito un libro sobre Boix y ha participado en la película.
El rodaje de una historia como la de Boix conmueve a todos los que participan en ella. A Mario Casas le llegó a contagiar una rabia que manifestó en plena grabación. En una secuencia donde rompe objetos de una habitación, sostiene, «no lo hice porque me lo pedía la directora sino porque quería, los tiraba con la rabia inmensa que sentía por lo que pasó con Francesc y el resto de españoles allí».
Por muy mala que fuera la situación, Boix no se dejó amedrentar y «con su carisma lió unas cuantas», comenta Casas, porque esa era una de sus cualidades, ser un líder, además de tener la suficiente picaresca como para llevar a cabo sus planes pasando desapercibido hasta llegar a esconder las fotos dentro de Mauthausen, con el riesgo de acabar muerto. Fue en los Juicios de Núremberg, cuando Boix fue testigo de las barabaridades perpetradas en el campo y también las imágenes que los españoles salvaron fueron aportadas para demostrar la implicación de dirigentes nazis.

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