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Jorge Sanz: «Me hubiera gustado sintonizar con Almodóvar»

El popular actor adelanta proyectos y aborda distintos momentos de su carrera
Entrevista a Jorge Sanz, actor.
Entrevista a Jorge Sanz, actor.Gonzalo PérezLa Razón
La Razón
  • Javier Menéndez Flores

    Javier Menéndez Flores

Madrid Creada:

Última actualización:

¿Qué fue de Jorge Sanz?
(Ríe) Pues nada especial: sigo vivo, que no es poco. Acabo de terminar «Serrines, madera de actor», con Antonio Resines, una serie muy parecida a «¿Qué fue de Jorge Sanz?». Ese modelo de falso documental que mola mucho. La premisa es meternos con nosotros mismos primero para después poder meternos con el resto del mundo.
Cuando le he hecho esa pregunta por poco se me escapa Alejandro en vez de Jorge. Tampoco habría inventado nada, ¿verdad?
Habrías inventado una bendición, porque a Alejandro Sanz le debo la mitad de mi fama.
Explíqueme eso.
No, hombre, no, pero sí es verdad que nos pasa mucho. Y ya le gustaría al resto del mundo que les confundieran con Alejandro Sanz. Nos conocimos hace muchísimo tiempo y tenemos un contacto lejano.
¿Cómo recuerda aquellos alegres años ochenta en los que parecía que trabajaba en todas las películas españolas? Me refiero a los rodajes y a lo que venía después.
Los viví al máximo. Fue una época fantástica y yo, además, era famoso. Y un poco chulito, arrogante… Porque con 18, 20 años ya tenía un nombre, un oficio, era bueno en lo mío y ganaba pasta. Y a esa edad no se me ponía nada ni nadie por delante. Era Gardel. Pensaba que era lo normal y que iba a ser así siempre, pero la vida y el oficio se encargan de ponerte en tu sitio.
¿Cerró más bares que Pocholo cuando era Pocholo?
Ahí ahí debíamos andar. Si no estábamos en el mismo bar, estaríamos en el de al lado. Era una época buena, porque todo te sentaba bien y el cuerpo lo aguantaba todo. Hasta que le ves las orejas al lobo y te das cuenta de que la vida no es eso. Que no es ni tan fácil ni tan divertida, y que tienes otras cosas para disfrutar aparte de la noche, el alcohol y las drogas. Sobre todo, cuando el alcohol y las drogas empiezan a sentarte mal.
¿Cuándo dio por terminada la fiesta?
No fui yo, fue mi cardiólogo. Me dio un infarto, abrí un ojo y dije: «¿Qué me ha pasado?», y el médico me respondió: «Pues que has dejado de fumar». De eso hace 15 años. Y luego los hijos son los que te ponen en tu sitio. Y empiezas a vivir para ellos, no para ti.
No sé si ha reparado en que Vicente Aranda y Victoria Abril, con los que hizo algunas de sus mejores películas, comparten las iniciales. Es una tontería, pero tenía que señalárselo.
Pues nunca había reparado, fíjate. Eran un tándem creativo como no te puedes ni imaginar. Trabajaban 27 horas al día, sobre todo Victoria, que era, es, una bestia. Con ellos aprendí que un actor debe saber de luces, montaje, cámara, dirección, producción, maquillaje, vestuario… A base de tropezones, y de ensayo y error, aprendí una barbaridad.
Con permiso de Fernando Trueba, ¿Aranda ha sido el director más importante de su vida?
Posiblemente. Pero me gustaría pensar que ha sido Fernando. Y David Trueba.
Mójese hasta la coronilla: ¿Maribel Verdú o Victoria Abril?
No sabría decirte. Hemos aprendido todos de Victoria, pero luego Maribel tiene algunas cosas que Victoria no tiene. Son dos animales cinematográficos, pero se trabaja más relajado con Maribel.
¿Cada vez que Boyero critica a Almodóvar se le despierta una sonrisa?
No. Almodóvar es un superclase, un tío apreciado en todo el mundo. Yo no supe sintonizar con él y, chico, fue culpa mía. Me hubiera gustado sintonizar con él, porque ese era mi trabajo. «Carne trémula» es la película mejor pagada que he tenido, y la más breve. Y encima se sigue hablando de ello. Mi trabajo debió haber sido hacer lo que me pedía el director. Pero siempre he sido un poco ingobernable y he tenido que luchar conmigo mismo.
¿Le gustan sus películas?
Creo que ha hecho algunas obras maestras, como «¿Qué he hecho yo para merecer esto?». Por cierto, entonces me ofreció un personaje en esa película, pero no pude hacerla. Para que veas que mi carrera con él ha sido nefasta.
Hace unos años apoyó al partido progresista Confluencia Ciudadana. ¿Arrepentido, decepcionado?
No.
Se ha pensado mucho la respuesta.
Me la he pensado. Porque fue un poco… Yo no estaba en ese partido. Les di la mano y me tomaron el brazo. Me gustaría que pudiéramos opinar de política sin que se demonizara a nadie. Tengo familiares y amigos de un lado y del otro, y lo que no voy a hacer es hablar mal de nadie. Creo que los medios nos están engañando. Porque soy de los que piensan que la okupación no es el problema, sino los desahucios. Y creo que estos últimos cuatro años han sido cojonudos, aunque está como mal visto decirlo.
Le miro y no me puedo creer que sea abuelo.
Yo sí que me lo creo. He tenido la suerte de empezar en todo joven y estoy feliz de la vida haciendo de abuelo, con mis hijos y con mi familia.