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Keanu Reaves: ¿Tercera parte? John Wick tiene cuerda para rato»

A punto de cumplir los 53 no hay carrera de coches o escena de riesgo que se le resista al intérprete, que se encuentra como pez en el agua en la piel de John Wick. Amante de la velocidad y las motos (y fan de Marc Márquez, por supuesto), vuelve por la puerta grande.
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A punto de cumplir los 53 no hay carrera de coches o escena de riesgo que se le resista al intérprete, que se encuentra como pez en el agua en la piel de John Wick. Amante de la velocidad y las motos (y fan de Marc Márquez, por supuesto), vuelve por la puerta grande.
Keanu parece haberse congelado en el túnel del tiempo. Lo decimos por su apariencia física (¿retocado quizá?), pues lleva más de tres décadas en el cine y va camino de cumplir los 53 años. Pocos actores han sabido mantenerse tan bien a nivel profesional y físico. De carácter tranquilo y cordial, el intérprete no ha tenido una vida fácil a pesar de sus éxitos como actor. Sus padres se separaron cuando era aún un niño y su infancia la pasó de ciudad en ciudad y con varios matrimonios fallidos de su madre. Fue mal estudiante pero destacaba en todo lo que tenía relación con el deporte, sobre todo con el hockey sobre hielo, que practicó cuando vivía en Toronto de manera profesional hasta que una lesión le truncó sus sueños.
Poco ha trascendido sobre su vida privada: su amistad con River Phoenix, muerto prematuramente, la desgraciada muerte su novia, que le sumió en una depresión durante un largo tiempo y de la hija que esperaban. De aquí le viene su apodo de «Sad Keanu» que ha circulado en internet a través de memes, lo que el actor se toma con bastante buen humor. Sin embargo su carrera interpretativa le ha sonreído, sobre todo en sus comienzos. «Mi Idaho privado» (1993) junto al desaparecido River Phoenix, «Speed» (1994), la saga «The Matrix» «Scanner Darkly» (2006) o «The Neon Demon» (2016) son algunas de las películas que han ido conformando su abultado curriculum.
Ahora estrena la segunda parte de la exitosa «John Wick», donde vuelva a trabajar con su compañero de Matrix, Lawrence Fishburne. Su personaje ha de saldar una deuda pendiente con un antiguo socio de la organización a la que Wick perteneció, que planea controlar a un grupo internacional de asesinos y que vuelve a estar dirigida por Chad Stahelski, el doble de acción de Reeves en la trilogía de «Matrix».
–¿Cómo se siente volviendo a recuperar el papel de John Wick?, ¿qué diferencias hay entre esta entrega y la anterior.
–Me encanta mi personaje y ha sido un verdadero honor retomarlo. Todo el entrenamiento que he tenido que hacer, y a en ocasiones sufrir, para ponerme en forma de nuevo y llevar el traje lo entiendo como un regalo. Chad Stahhelski ha abierto nuevos cauces a este mundo underground que rodea a John Wick. En esta ocasión rodamos en Roma lo cual ha sido un plus, sobre todo de belleza.
–En esta segunda entrega parte cuentan con varios actores italianos.
–Sí, trabajamos con Franco Nero, Claudia Gerini y Ricardo Scamarcio. Son un trío bárbaro.
–¿Aprendió algo de italiano?
–No, un par de frases que intenté practicar para no hacer el ridículo y desenvolverme mínimamente.
–En el arranque del filme hay diez minutos en que un coche le golpea unas cuantas veces. ¿Acabó muy magullado?
–(Risas) Sí, es parte de la idiosincrasia de John Wick, siempre le golpean, le tiran a través de cristales y le disparan. Al director le encanta que me vapuleen por todos lados. Lo bueno de mi personaje es que da igual cuantas veces caiga porque siempre se levanta. Ha sido francamente divertido rodar la película.
–¿Qué tipo de preparación física hizo?
–Muy similar a que hice para la primera, sobre todo judo y ju-jitsu. En esta segunda manejo bastantes más armas por lo que entrené con Taran Butler, un experto que ha ganado en tres ocasiones el campeonato de tiro de Estados Unidos. Me ayudó bastante a afinar mi puntería y ahora es mejor que no te enfades conmigo por lo que pueda pasar... Es broma. El entrenamiento con coches fue tremendo, de horas y horas. Llegaba a casa totalmente molido porque casi todas las escenas las he rodado yo. La verdad es que lo he pasado estupendamente en este rodaje. Y si me preguntan si quiero que haya una tercera parte diré que sí, por supuesto. Estoy convencido de que John Wick tiene cuerda para rato.
–Comparte protagonismo con un precioso pitbull gris.
–Así es. En realidad eran dos perros para que fuera más sencillo. Cuanto más trabajaba con ellos mejor lo hacían, como si fueran un par de actores profesionales.
–¿Cómo ha sido trabajar de nuevo con Lawrence Fishburne? Me aseguran que desde que rodaron «Matrix» han creado una amistad muy duradera y sólida. Imagino que para los seguidores de aquella saga verles juntos de nuevo tendrá un significado especial.
–El papel fue escrito especialmente para él, aunque no lo sabía. Le ofrecí leer el guión y le gustó bastante, en particular su papel. Y sí, somos muy buenos amigos. Para mi Lawrence es una leyenda viva. Las escenas que compartimos fueron muy agradables de rodar. Ha sido un verdadero placer a tenerle cerca.
–¿Cree que hay alguna relación entre las escenas que comparten en «Matrix» y «Pacto de sangre»?
–No, no lo creo. La relación que mantuvimos en «Matrix» era más de mentor y estudiante, y en John Wick el trato es de igual a igual. No hubo ninguna intención por parte del director o del guionista de establecer una relación entre nuestros personajes, pero imagino que si hay gente que la quiere ver la verá.
–Los trajes y John Wick son inseparables. ¿Gozó de alguna preferencia a la hora de elegirlos?
–No, el diseñador de vestuario Luca Mosca fue la persona que se encargó. Y se aseguraba bien de que eligieras el que más le gustaba para cada escena.
–¿Es complicado rodar las escenas de acción enfundado en ese estupendo traje?
–Te acabas acostumbrando. Son un poco más amplios y flexibles para que disfrutes de mayor movilidad.
–¿Se rompió alguno?
–No, ninguno. Luca hizo muy buen trabajo al confeccionarlos.
–John Wick es un gran aficionado a los coches. Imagino que es algo con lo que es fácil relacionarse ya que demuestra una gran pasión por las motos, ¿cierto?
–Sí, me encantan, pero los coches tampoco me disgustan (risas). Tuve un Porsche antiguo pero me lo robaron. Pasamos bastantes buenas aventuras juntos. Lo llamaba «The Sled» (el trineo). Me encanta la estética de los vehículos de cuatro y de dos ruedas y no cabe duda de que coges cariño a los que tienes porque los relacionas con determinados hechos de tu vida. Me provocan una descarga de adrenalina.
–Lawrence Fishburne ha asegurado que le está construyendo una moto.
–¿Ha dicho eso? Tenemos el diseño y espero poder construirla. Hemos abierto una empresa de motos llamada Arch Motorcycle y hacemos V-twin y V-Twin cruisers. Él vino un día a la tienda y probó unas cuantas, así que pensamos en hacerle una. ¿No es mala idea, verdad?