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La alargada sombra de la dictadura

Said rastrea en «Los perros» los fantasmas del regimen militar de Pinochet en el Chile actual.
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Said rastrea en «Los perros» los fantasmas del regimen militar de Pinochet en el Chile actual.
Las historias sobre el pinochetismo son al público chileno lo que hasta hace poco era en España el repetido «otra maldita película de la Guerra Civil». «Los chilenos prefieren ir a ver comedias o cintas que muestren otra realidad. La dictadura fue triste, nadie quiere retornar al horror», asegura Marcela Said, directora de «Los perros», que, sin embargo, advierte que su filme «no habla del pasado, si no del presente, de la burguesía chilena cómplice de la dictadura de hoy y de cómo lidian con los fantasmas del pasado». Dos personajes del presente y un puñado de secundarios que orbitan alrededor muestran el posicionamiento de la sociedad chilena respecto a su pasado.
El profesor de equitación
Mariana (estupenda Antonia Zegers) es una mujer de 42 años, caprichosa y egoísta, que vive acomodada y despreocupadamente en un barrio de lujo de Santiago. En las clases de equitación a las que acude traba conocimiento con Juan (el siempre fiable Alfredo Castro), profesor ahora y coronel pinochetista en el pasado, al que la Justicia localiza y empieza a perseguir al mismo tiempo en que estrecha su relación con Mariana. A caballo de este romance excéntrico, Mariana abrirá los ojos al pasado chileno, a las raíces de la dictadura en el presente y al machismo imperante en su entorno. «Los fantasmas de la dictadura siguen ahí –asegura Said–. Todavía no han transcurrido 20 años de su fin, es normal. Aún encontramos gente que defiende y respalda a Pinochet como en España todavía hay vestigios del franquismo, a pesar de que ha pasado mucho mas tiempo».
Sin embargo, más allá de su reflexión entorno a la memoria, «Los perros» destaca por el estudio minucioso del personaje de Mariana y su fascinación por Juan: «El coronel la escucha, se preocupa de ella, le da placer. Comparten su amor por la equitación y es el único hombre que la rodea que parece tomarla en serio, creer en ella». De hecho, en contraste con un marido y un padre que no la tienen en cuenta, Juan –a pesar de que se intuya un brutal pasado en la represión pinochetista– resulta ser el más equilibrado, modesto y empático de los personajes masculinos de «Los perros». «La idea del coronel era crear un personaje ''encantador'' a pesar de su pasado y así lograr algún tipo de empatía con él; lo que quería era poner al espectador en una situación incómoda, inconfortable», asegura Said.