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«La herida», angustiosa y radical

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«La herida» no pasará desapercibida para el jurado, pero no sólo por ser la última película a concurso. Esta ópera prima es una propuesta radical y asfixiante sobre una enferma no diagnosticada que, en apariencia, lleva una vida normal como asistente en una ambulancia, pero que sus demonios la llevan a autolesionarse cada vez que tiene un rato en el cuarto de baño. Sólo algo así podría abrirse camino en el palmarés, pues se trata de la tercera película española a concurso, y las dos anteriores tienen posibilidades: «Caníbal», de Martín Cuenca, porque parece diseñada para un festival, y «Vivir es fácil con los ojos cerrados», de Trueba, porque es el filme del concurso que más ha gustado al público. Marian Álvarez, que suena como Concha de Plata a la mejor actriz, acapara la película entera, ya que casi siempre está en plano y la cámara apenas se distancia unos centímetros de su rostro. La actriz asegura que la propuesta del director novel, Fernando Franco, es «un triple tirabuzón mortal» y que ella sólo lo ha podido llevar a la práctica gracias a semanas previas de intensos ensayos.
Franco nos obliga a vivir su aislamiento, su decepción perpetua, pero, sobre todo, su aparente naturalidad delante de familiares y compañeros de trabajo, sin darnos demasiadas pistas de por qué ha llegado a semejante situación: «La idea era que pudiera resultar tan normal como tu hermana, tu novia o tu prima, a pesar de lo que está sufriendo. El mayor problema es que no está diagnosticada; por tanto, no puede disculparse o echarle la culpa a la enfermedad de las cosas que hace, lo que va a aumentando su aislamiento». La protagonista, que comparte la propuesta extrema del realizador, se lo explicaba a sí misma durante el rodaje con esta frase: «Las heridas lloran con sangre las lágrimas que una mujer como ésta no puede echar por los ojos».