Lo de «Thelma» no es normal

Joachim Trier presenta la historia de una niña con poderes sobrenaturales que deriva en una moraleja sobre la autoaceptación.

Thelma es una chica de familia cristiana que es arrojada fuera de casa a lidiar con la universidad, ese primer choque vital de tantos jóvenes del mundo que no nacen en una gran ciudad. Pero ella no es una chica normal, y no porque no beba alcohol ni fume marihuana como sus compañeros de aula, sino por otras manifestaciones incontrolables. Thelma sufre brutales crisis epilépticas que la dejan fuera de combate y nadie sabe por qué. Investigarlas le llevará a desvelar algunos secretos de su propia familia, zonas oscuras de su propio ser, y, sobre todo, a comprender que sufre una maldición.

«Es una película que nace de un tiempo de frustración para mí. De un enorme enfado –cuenta Joachim Trier, su director, al teléfono–. Mi intento de rodar ''Louder Than Bombs'' (2015) en Nueva York había fracasado. Era un gran proyecto con actores reconocidos y no encontraba financiación. Así que volví a Noruega traté de enjugar mi rabia con musica punk a altísimo volumen. Busqué la manera de hacer una película de venganza, de terror, de rabia. Estaba muy cabreado, joder y necesitaba algo que fuera como una bofetada y comencé a escribirla. Pero entonces el dinero apareció y volví a Nueva York e hice una película que estaba muy orgulloso», señala Trier. «Pero, al regresar, me emocionó mucho encontrarme lo que había escrito en ese estado de shock. Porque era una historia sobre liberación y esperanza, y necesitaba algo diferente».

En «Thelma» hay un cuento casi antiguo, una historia de fantasía terrorífica a través de símbolos de la naturaleza. «Tienes razón. La intención era la de desplegar una especie de mitología de brujas, no la de expresar otra cosa. Una serpiente es una serpiente y es bella como tal, aunque haya quien pueda pensar que es algo bíblico o una referencia al pecado. Muchas veces no lo es, es solo una serpiente. Me interesa la mitología, la de los cuentos de hadas y las leyendas. Creo que se puede combinar con el realismo», dice Trier. En el filme, hay otros elementos como las creencias, la enfermedad, los sentimientos, el escepticismo. «Sin duda que es una historia de aceptación. Yo me crié con patinadores y con punk rockers, gente que sentía que no encajaba, no pertenecía a la realidad ni a la sociedad. Pero el amor puede cambiar eso, puede hacernos despertar de esta pesadilla». Como la que vive Thelma.