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Michael Douglas: «Me gustaría poder volar y largarme a mi libre albedrío»

El protagonista de hitos como «Wall Street» e «Instinto básico» vuelve a dar vida al misterioso doctor Hank Pym, responsable de los poderes de Ant-Man, en la secuela de este cómic de Marvel que saltó a las pantallas en 2015.

Paul Rudd (Ant-Man) y Evangeline Lilly (la Avispa), en una imagen del filme en el que participa Michael Douglas
Paul Rudd (Ant-Man) y Evangeline Lilly (la Avispa), en una imagen del filme en el que participa Michael Douglaslarazon

El protagonista de hitos como «Wall Street» e «Instinto básico» vuelve a dar vida al misterioso doctor Hank Pym, responsable de los poderes de Ant-Man, en la secuela de este cómic de Marvel que saltó a las pantallas en 2015.

Michael Douglas ha mamado de un grande como su padre Kirk (la última gloria viva, con 101 años, del Hollywod dorado) lo que supone ser un actor en toda regla. Difícilmente podría haberse dedicado a otra cosa que no fuese el séptimo arte. Estudió interpretación en la Universidad de Santa Bárbara y comenzó a hacer pequeños papeles en televisión, cine y teatro, hasta que se dio a conocer por la famosa serie «Las calles de San Francisco» junto a Karl Malden. En los 80 y 90 nada se hacía en Hollywood sin contar con su nombre en los rótulos. Protagonizó filmes ya clásicos como «Wall Street» (1987), «Atracción fatal» (1987), «Instinto básico» (1992) y «Un día de furia» (1993), entre otros. Pero, aparte de su carrera como actor, Douglas ha producido más de 19 filmes, entre ellos, «Alguien voló sobre el nido del cuco» (1975), basada en la novela de Ken Kesey y cuyos derechos había adquirido su padre.

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Cuestionado y comparado siempre con su progenitor, el tiempo ha engrandecido su figura, que a menudo ha estado salpicada por la polémica. Precisamente en la época en que rodaba «Atracción fatal» tenía como empleada a Susan Braudy, que recientemente, al calor del «caso Weinstein», le acusó de acoso, algo que Douglas ha negado rotundamente. Hace años se confesó adicto al sexo y hasta aseguró que el cáncer que ha padecido se debió a la práctica del sexo oral.

Con todo, a diferencia de otros casos sonados, las acusaciones de Braudy no parecen haber tenido predicamento en Hollywood y no han interferido en la participación y promoción de su nuevo filme, «Ant-Man y la Avispa», la secuela del extraño súper héroe que coprotagonizan Paul Rudd (Ant-Man) y Evangeline Lilly (la Avispa). Michael Douglas repite (en 2015 ya estuvo en «Ant-Man», inicio de esta saga surgida de un cómic de Marvel) como padre de esta última y «creador» del superhéroe Ant-Man. Y es que fue este científico misterioso encarnado por Douglas, Hank Pym, quien, en la primera entrega, suministraba a un ex convicto el traje especial que le permitía reducir su tamaño hasta el de un insecto.

–Con «Ant-Man» entró en el mundo de los superhéroes. Le ha debido gustar la experiencia para repetir...

–He disfrutado mucho. Rodamos bastante con croma y me divirtió porque no lo había hecho antes en ninguno de mis filmes. El hablar con una hormiga que no está realmente delante de ti es una experiencia curiosa. La película es muy imaginativa y me gusta que Marvel haya incluido más sentido del humor en esta segunda parte. Creo que el filme tiene un equilibrio entre acción y humor bastante bueno. Además, pienso que se han elegido muy bien a los actores, se ha valorado mucho ese aspecto, lo cual es de agradecer. No todo son efectos especiales, que es lo que ocurre en muchas películas hoy en día, donde no se valora tanto la calidad de los intérpretes.

–Imagino que es más sencillo trabajar por segunda vez con el mismo equipo.

–Obviamente todo va mucho mejor porque ya existe una relación laboral y de amistad entre nosotros. Hay una familiaridad que facilita las cosas y hace que todo vaya más fluido. Paul (Rudd) es una persona adorable y lo mismo puedo decir de Evangeline Lilly. Ha sido un viaje agradable.

–¿Cómo ha cambiado su personaje respecto a la primera parte?

–Se ha hecho más mayor (risas). Lo cierto es que no creo que haya cambiado demasiado. Aún no está convencido de que Scott Lang sea la mejor opción para convertirse en la pareja de su hija, piensa que puede conseguir algo mejor.

–¿Le resulta más fácil interpretar un papel que tiene similitudes con usted o se siente más cómodo con personajes totalmente diferentes?

–Es más fácil cuando te pones una careta, sin duda alguna. Además, hacer un papel secundario también resulta más ligero porque no tienes todo el peso del filme sobre ti.

–Michelle Pfeiffer hace de su mujer en el filme. ¿Cómo ha sido trabajar con ella?

–El hecho de poder actuar junto a alguien que ha sido un icono como yo en los años ochenta es un verdadero placer, nunca habíamos coincidido antes.

–¿Si pudiera elegir un súper poder cuál sería?

–Sin duda alguna, poder volar. Sería maravilloso. Despegar y largarme a mi libre albedrío.

–En la película tienen que descubrir un secreto del pasado. En su vida, ¿qué le gustaría poder descubrir?

–Algún tesoro escondido en un barco hundido en las costas de España desde hace siglos. Sería algo maravilloso.

–¿Hace submarinismo?

–Sí, llevo años practicándolo y me gusta mucho.

–Hablando de España, lleva años yendo a Mallorca...

–Cierto, aún tengo la casa allí y sigo visitándola.

–¿Ha cambiado mucho la isla desde que la compró?

–S'Estaca, que es la localidad donde tengo mi casa, está afortunadamente en una zona de la isla donde no parece pasar el tiempo. Gracias a Dios sigue exactamente igual.

–Lleva muchos trabajando en este mundo...

–...cincuenta para ser exactos.

–¿Cuál diría que ha sido el mayor cambio desde que empezó en la industria?

–Sin lugar a dudas. La tecnología, el cambio a rodar digitalmente y, como consecuencia, la forma de entrega de los filmes. Pasamos de la sala al vídeo, al dvd, y ahora al «streaming». Aparte de eso, la esencia es la misma: la luz, las lentes... Otra cosa que ha cambiado es que ahora el cine es más internacional que nunca. Puedo ir a rodar una película a España o cualquier otro país. De hecho, acabo de hacer en China. Todos hablamos el lenguaje del cine y eso es un regalo.

–A esta alturas de su película personal, ¿qué busca cuando le ofrecen un papel?

–Que la historia sea buena. No me preocupa especialmente mi personaje. Leo el guión y si considero que la película va a ser buena, me apunto al barco. En ocasiones tienes un mejor papel que en otras. Si echo la vista atrás y miro mi currículum de más de cincuenta filmes creo que la balanza pesa más hacia las buenas que las malas. En esta ocasión en concreto, estoy muy agradecido de formar parte de la familia Marvel.

–¿Qué le atrae de estas producciones?

–En estos momentos nuestro mundo está tan dividido que hacer este tipo de filmes y que gentes de todo el mundo vayan a verlos y sientan esa conexión es algo que nos une. Ese es el mágico poder del cine, nos acerca, y eso es maravilloso. Es muy necesario en una época como la que vivimos, con tanto conflicto.