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Estreno de cine

Las mil y pico noches de Ana Asensio

La directora de «La niña de la cabra» vuelve a una infancia que se parece a la suya

Las mil y pico noches de Ana Asensio X

Partió a Nueva York justo a tiempo para ver caer las Torres Gemelas. Antes de irse había interpretado algunos papeles secundarios en series como la adolescente «Nada es para siempre». Vuelve ahora Ana Asensio a su Madrid –y nunca mejor dicho, porque en esta película recrea el ambiente de su infancia, de su barrio entonces– después de pasar muchas más de mil y pico noches fuera de casa. Retorna a su cuna la directora de «La niña de la cabra», más bella si cabe, con esas interesantes arrugas que da el poso vital y profesional formando una red de carreteras en torno a esos ojos de color cian que deslumbran como las luces largas de un Focus.Y viene de nuevo, seguramente para volver a irse, habiendo en cierta medida cumplido el sueño americano, si es que este consiste en formar una familia y triunfar profesionalmente en los dominios del Tío Tom. Su ópera prima como directora, «Most Beautiful Island» (2017), le valió el aplauso de la crítica yanqui y el premio a la mejor película en el certamen de cine independiente South by Southwest SXSW Festival.

Nos preguntamos y le preguntamos que por qué tanto tiempo y por qué tal cambio de registro. Asensio habla de «motivos personales» –tenía que criar a sus hijos– y del parón de la pandemia. Cuenta que tuvo unas cuantas propuestas en América para dirigir, pero que ninguna la convenció, y que entendió que quería contar una historia «que la sintiera mía, propia, honesta, verdadera. Y ahí me di cuenta –confiesa– que lo que me apetecía narrar no era lo que se esperaba de mí, que era hacer otra película de terror social, sino una historia de mi infancia».

Preguntas existenciales

Y, claro, un barrio periférico de Madrid, una niña, Elena –encarnada excelentemente por Alessandra González–, que tiene su misma edad de entonces y hasta sus mismos ojos elocuentes. Es inevitable interrogar por el grado de autobiografía. «La historia es inventada, pero donde se desarrolla sí es el Madrid de mi infancia; y ella tiene algunas cosas mías, como esas preguntas existenciales que se hace o esos miedos de noche y las pesadillas. La esencia del personaje es la mía; la historia es una construcción de ficción que me inventé para contar lo que quería contar», responde Ana Alonso.

¿Y qué quería contar? «El viaje que tiene una niña de esa edad , que se pregunta muchas cosas y empieza a cuestionarse lo que los adultos siempre le han dicho. Algo que la lleva hasta la determinación de hacer las cosas por convicción y no porque se lo digan sus mayores». La historia, narrada a través de una fábula –con su cabra Lola y su moraleja–o de un cuento –la niña gitana se llama Serezade–, subraya la inocencia de la infancia sin prejuicios raciales o de otro tipo: «Los niños pequeños no ven las diferencias, somos los adultos los que se las apuntamos y las marcamos como algo negativo en la mayoría de los casos. Esto me parece algo evitable», dice Asensio.

¿Y por qué pinta la religión tan monstruosa?, le pregunto. «No es así –replica la directora–. Lo que plasmo es cómo a una niña le impactan esas imágenes de Cristos sangrantes y los conceptos de pecado, cielo e infierno».