Paco Arango: «Los niños con cáncer me han ayudado a saber lo que de verdad importa»
Acaba de estrenar «Lo que de verdad importa», el primer filme completamente benéfico con un doble propósito: ayudar a los niños enfermos de cáncer y trasladar el mensaje de que la vida es un regalo
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Acaba de estrenar «Lo que de verdad importa», el primer filme completamente benéfico con un doble propósito: ayudar a los niños enfermos de cáncer y trasladar el mensaje de que la vida es un regalo
Siempre pensé que Paco Arango era un hombre de otro mundo, una persona que caminaba por la realidad de otra manera, con otra mirada. Es tan extraño encontrar a alguien que antepone la felicidad ajena a la propia que sorprende. En el caso de Paco es así. Y tiene más mérito en sus circunstancias, porque es un hombre atractivo, de buena familia y, digamos que, con la vida resuelta. Podía haberse dedicado a él y nada más que a él. Ya tenía el cielo en la tierra. Y, sin embargo, ha preferido poner todo su talento, su sentido del humor y su esfuerzo, en un proyecto extraordinario: contribuir a hacer más feliz la vida de los niños con cáncer. Para ello, hace diez años creó la Fundación Aladina. Pero necesitaba hacer más. Unos años atrás, escribió, dirigió y produjo una película, «Maktub», casi totalmente benéfica, y ahora acaba de estrenar otra, benéfica por completo. Su título, «Lo que de verdad importa». Un filme lleno de magia donde un «curandero» sana más el dolor del alma que el del cuerpo.
«Creo en la magia»
Paco, en la vida real, también es una especie de curandero. «Bueno es que en la curación del cuerpo no puedo ayudar, pero en el espíritu, y más de un niño enfermo, creo que sí». Es cierto. Yo lo he visto en el Hospital del Niño Jesús, donde además de las sonrisas de los niños, Aladina ha logrado que se construya una impresionante UCI pediátrica, y hasta en las sonrisas de los actores de sus dos películas. Parece magia. «Es que yo creo en la magia porque la he visto. También he visto cosas muy duras, claro, porque lamentablemente en el cáncer infantil hay pérdidas. Pero por encima de todo he visto el amor en su máxima expresión. Y también la alegría, las ganas de vivir...», asegura. Eso es lo que de verdad importa. «De ahí el título de la película. De ahí y de una fundación con ese nombre, que imparte conferencias para gente joven, cuyos ponentes cuentan lo que de verdad es importante en la vida. A mí me invitaron a pronunciar una y ahí fue donde se nos ocurrió la locura de hacer esta película, que lleva el nombre de su fundación en España y México y ‘‘The healer’’ (el curandero) en el resto del mundo». Una película que se acaba de estrenar y que es imprescindible que vayamos a ver no sólo porque sea entretenida, optimista y genial, sino porque, además, toda su recaudación irá a esa asociación creada por Paul Newman, gracias a la cual los niños enfermos pueden acudir en vacaciones a unos maravillosos campamentos.
La película no se ha hecho en España y los actores tampoco son de aquí. ¿Por qué? «Yo no recibí ayudas aquí y, sin embargo, descubrí que en Canadá había una incentivo fiscal muy importante. Así que me fui allí y tuve la suerte de poder contratar a gente tan importante como Jonathan Pryce, que estuvo en ‘‘Juego de Tronos’’ o Jorge García que es el Hurley de ‘‘Perdidos’’. Pero también conté con un español, Javier Aguirresarobe, que es el director de fotografía de la película y un auténtico monstruo».
Grandes actores para una gran historia. La primera cien por cien benéfica. Seguro que hay quien piensa que tiene truco. Que no hay quien la vea... «Pues está gustando mucho. Y no sólo eso. Yo elegí España para presentar la película, que luego saldrá en EEUU, Gran Bretaña y otros países, porque contaba con que España apoyase la causa; pero es que está pasando algo más. Hay una especie de fenómeno viral. Están pasando cosas tan raras como que el Osasuna pusiera el otro día el nombre de la película en sus camisetas y jugara un partido con ellas. Y todo eso está haciendo ruido en EEUU y es bueno porque contribuye a que la gente crea que un fenómeno como éste puede funcionar».
Superar los miedos
Cien por cien benéfico. Es algo tan raro que miro a Paco sorprendida. «Yo empecé como voluntario hace diecisiete años y eso me robó la vida. Pero es que desde hace siete voy todos los días a los hospitales». La Fundación Aladina está en los hospitales haciendo todo lo que puede por el cáncer infantil y la Fundación Paul Newman creó una red de campamentos para niños enfermos en todo el mundo donde no se les cura, pero no les cuestan nada a las familias y donde se juntan niños de todo el mundo y les ayuda a superar sus miedos. «Así es. Este verano en Irlanda vi a una niña a la que le habían extirpado un tumor en la rodilla que lo superaba colgada de un arnés... Paul Newman creó una línea de palomitas, vinagreta y todo lo demás y generó 500 millones de dólares en los últimos dieciséis años. Y los dedicó a esto. Era un ángel. Yo lo conocí y me invitó a formar parte del consejo de su Fundación. Y me quedé impactado cuando visité los campamentos y pensé que se tenían que conocer en el mundo. Y por eso hice esta película que tiene dos propósitos: recaudar dinero para que muchos más niños puedan disfrutar de esta experiencia curativa y trasladar el mensaje de que la vida es un regalo, de que todos tenemos que ayudar y de que hacerlo es tan fácil como ir al cine a ver una película bonita».
Pues Paul Newman sería un ángel. Pero Paco es otro. Un ángel que ha antepuesto la idea de ayudar a los demás a cualquier otra cosa. Le pregunto si le han crecido alas en la espalda. «Qué va. Me van a tener que colar por ahí arriba. Y además después de estas dos películas, como han salido bien, también yo he salido beneficiado porque la gente quiere hacer cine para mí... Además sé que puedo hacer mucho bien con el cine. Una buena película es una especie de sesión de hipnosis con un mensaje muy profundo. Así que compagino las dos cosas. Y el afortunado soy yo, porque a mí todo esto me ha sanado. Me ha llevado a saber lo que de verdad es importante en la vida. Así que el agradecido desde aquel día que me escapé en el Niño Jesús, me colé en el cuarto de una adolescente de 13 años que estaba vomitando por la quimio y la hice reír, soy yo».