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Ridley Scott «borra» a Kevin Spacey

Spacey encarnaba en la película al multimillonario John Paul Getty, un papel secundario y breve pero decisivo en la trama, del que ahora se encargará Christopher Plummer.
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Spacey encarnaba en la película al multimillonario John Paul Getty, un papel secundario y breve pero decisivo en la trama, del que ahora se encargará Christopher Plummer.
El huracán Spacey se ha llevado por delante el mismísimo Spacey. El caso de acoso sexual que saltó la semana pasada a los medios y al que ayer se sumaba la denuncia de una presentadora de televisión, Heather Unruh, que le acusa de haber tratado de forzar a su hijo adolescente el año pasado, aumenta como si se tratara de una bola de nieve que corre sin freno. La periodista asegura que el intérprete trató de ganarse al menor y una vez que lo consiguió le incitó a beber, a pesar de saber que aún no había cumplido la edad para hacerlo en Estados Unidos. Cuando el joven estuvo mareado, decidió aprovecharse de él e iniciar diversos tocamientos. La lista de denuncias parece que no ha hecho más que empezar.
Si los productores de «House of cards» barajan su más que probable e inminente «muerte» televisiva al comienzo de la sexta y última temporada, Ridley Scott lo ha fulminado cinematográficamente hablando. No quiere que de él quede la menor huella en su nuevo trabajo, una cinta cuyo estreno está previsto para el 22 de diciembre y que se titula en español «Todo el dinero del mundo».
El caso Getty
En ella Spacey daba vida (hablamos ya en pasado) al magnate petrolero Jean Paul Getty, que en los setenta rechazó inicialmente el pago de un rescate millonario de uno de sus nietos, Jean Paul Getty III, secuestrado por la mafia calabresa en Italia, pese a contar con el dinero suficiente. Quienes lo retuvieron enviaron al abuelo una oreja del joven retenido contra su voluntad. La cosa no iba en broma, parecían avisar con ese tipo de prácticas. Sin embargo, en la pantalla quien aparecerá será el veterano Christopher Plummer en la piel del multimillonario. Pocas sesiones de maquillaje serán necesarias en su caso, lo contrario que sucedía con Spacey, que lucía completamente irreconocible en su papel.
A mes y medio del estreno, Scott ha decidido hacer lo que en Hollywood parece una maniobra inédita, pues el filme estaba terminado. Según han recogido algunos medios de Estados Unidos, como «The Hollywood Reporter», fue el cineasta quien tomó la decisión de manera unilateral y quien posteriormente la comunicó al estudio, Sony, después de haber hablado con quien sería sus sustituto, una idea que en principio parece que no contó con el beneplácito del estudio, que deseaba a una estrella para reemplazar al ángel caído de Spacey.
¿Llegará a tiempo para diciembre? Scott se mantiene firme en seguir con el plan de estreno, ya que gran parte de las secuencias en que aparecía Kevin Spacey, ocho en total, lo hacía solo, aunque también ha citado de nuevo a Mark Wahlberg (en el papel de su abogado) y Michelle Williams (que interpreta a su hija) para volver a grabar. Sería, pues, sustituir a un actor por otro, aunque tendrá que trabajar contrarreloj en las dos semanas disponibles que tendrá para concluir este nuevo rodaje. No obstante también se baraja la posibilidad de utilizar técnicas digitales con Plummer si el tiempo se echara encima, aunque no va a resultar una tarea sencilla, pues las escenas con Spacey se filmaron en localizaciones diferentes y eso representa un inconveniente digitalmente hablando, por no hablar del coste económico que puede conllevar rodar de nuevo.
Mientras, Spacey guarda silencio absoluto y permanece recluido en una clínica de la que poco o nada se conoce. Apenas se ha escuchado al actor desde que la denuncia de acoso sexual saltó a los medios días atrás. Él aseguró que no era consciente de que estuviera haciendo algo indebido y confesó a modo de cortina de humo su homosexualidad. Las reacciones a lo sucedido fueron inmediatas y Hollywood se ha mostrado implacable y parece haber puesto en marcha su potente maquinaria para dar completamente la espalda al actor y borrarlo de la faz de la industria.