Steve McQueen entró en la sala de prensa del Dolby Theater con aspecto de euforia contenida, «fresco como un pepino», pero sin olvidarse de los saltos que dio unos minutos antes cuando sonó el nombre de su película como ganadora del principal galardón de la noche. «Todo el mundo está hablando de mi reacción; simplemente era una muestra de lo feliz que me sentía por todos nosotros, por todo el equipo», además de justificarlo por el hecho de se trate de un momento «que puede que no vuelvas a vivir en toda tu vida, y lo estás disfrutando; estás ahí. No es un sueño. Se trata de una realidad», aseguró.

McQueen, acompañado ante los periodistas por los productores de «12 años de esclavitud», es decir, Brad Pitt, Dede Gardner, Jeremy Kleiner y Anthony Katagas, se refirió al hecho de haber alcanzado la gloria con un cinta sobre la esclavitud 75 años después del sonado éxito de «Lo que el viento se llevó», precisamente, en la gala de los Oscar. «Obviamente, este filme supone un punto de referencia, una marca de cómo vemos ese tiempo en particular de la historia en la actualidad, y creo que existe una progresión. Los personajes que antes estaban en el trasfondo ahora son los protagonistas y sus vidas y lo que tuvieron que vivir tienen un reconocimiento que supongo que antes no tenían», añadió.

El realizador británico se refirió además a la forma en que se ha hecho realidad su sueño de ser director de cine, cuando de pequeño pasaba por delante de los Ealing Film Studios de Londres y aspiraba a dedicarse al séptimo arte. «A los niños que ahora viajan en autobús y quieren dedicarse a esto les diría que lo hagan, que lo conviertan en una realidad. Es una de esas situaciones en las que los sueños se hacen realidad. Y no es una fantasía». Brad Pitt, por su parte, aplaudió el trabajo de McQueen. «Creo que es una película importante. Es importante que entendamos bien nuestra propia historia».