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Comadrona más allá del parto

Martin Provost estrena un filme inspirado en la historia de su propio nacimiento y en la que rinde homenaje a la amistad y a una profesión en vías de extinción, la de las matronas
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Martin Provost estrena un filme inspirado en la historia de su propio nacimiento y en la que rinde homenaje a la amistad y a una profesión en vías de extinción, la de las matronas.
En Francia, a las comadronas se les llama «sage-femme», que se traduce de forma literal como «mujer sabia» o «buena». Es también el título en francés de la más reciente película de Martin Provost («Séraphine», «Violette»), titulada en español «Dos mujeres», para la que el cineasta se inspiró en la comadrona que asistió a su propio nacimiento y que además le salvó la vida. Provost nació con una complicación que exigía que se le hiciera una transfusión de sangre de forma urgente: «Mi padre estuvo buscando donantes en todos los hospitales de la ciudad, hasta que se dieron cuenta de que la partera tenía mi mismo tipo de sangre. Pasé cuatro horas entre la vida y la muerte. Todas las comadronas a las que he conocido desde entonces me dijeron lo mismo, que esa mujer me dio su sangre, pero también la vida y todo su amor», asegura.
El titular elegido en español se centra en el otro eje del filme, la relación entre Claire (Catherine Frot), la comadrona, y Béatrice (Catherine Deneuve), dos polos opuestos. La primera es una trabajadora incansable que lleva una vida tranquila, sin aventuras ni sobresaltos. La segunda, un terremoto que llega a remover el doloroso pasado. Décadas atrás, Béatrice mantuvo una relación con el padre de Claire, que se suicidó poco después de que ella le dejara. Ahora está enferma y ruega a la comadrona su tiempo y ayuda. Como es previsible, el filme muestra la lenta transformación de una mujer anclada en la cotidianeidad que aprende a improvisar y disfrutar de la vida de otro modo gracias a la influencia de su amiga.
Curiosamente, los varios nacimientos que aparecen en el filme son reales. Como en Francia está prohibido retratar a niños menores de tres meses, Provost viajó a Bélgica para rodar hasta ocho partos de mujeres que se postularon para ello: «Fue muy emocionante, no podíamos parar de llorar».
Provost afirma que siempre trató de encontrar a la comadrona que le salvó, pero los archivos del hospital de Brest, donde nació, habían desaparecido. Sin embargo, llegó a ella poco después del fin del rodaje, cuando se casó, para lo que necesitó buscar su acta de nacimiento. «Allí venía su nombre, Yvonne André, pues fue ella, en lugar de mi padre, quien hizo la declaración ante el Ayuntamiento. Después del estreno, recibí una carta de uno de sus sobrinos que me contaba que Yvonne había fallecido».

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