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Damon: «Si Trump es presidente, ni Bourne podría salvar el mundo»

El actor visitó Madrid para presentar «Jason Bourne», la ya quinta entrega de la saga, junto a su compañera de reparto Alicia Vikander, y habló de Trump, de los derechos civiles, de libertad y de cómo nos controlan desde un ordenador.
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El actor visitó Madrid para presentar «Jason Bourne», la ya quinta entrega de la saga, junto a su compañera de reparto Alicia Vikander, y habló de Trump, de los derechos civiles, de libertad y de cómo nos controlan desde un ordenador.
Piensen en este par de letras, JB, a ver qué imaginan. Una marca de whiskey, sí; las iniciales de James Bond (aunque él prefería el Dry Martini, más o menos agitado, que no todos se ponen de acuerdo), también, y las de Jason Bourne, no por casualidad. Bourne, el agente más letal de la CIA, que se ve de nuevo obligado a dejar el anonimato en medio de una sociedad lastrada por la crisis económica, el colapso financiero y la guerra cibernética. Varias organizaciones secretas luchan por el poder mientras el agente sigue obsesionado con saber quién y por qué asesinó a su padre. Dirigida otra vez por Paul Greengrass (tras realizar la segunda y tercera entrega en 2004 y 2007), Damon indica que confía en otros cineastas, pero destaca la «especial relación» que ambos mantienen. No obstante, subrayaba asimismo que la idea original para meterse en estos berenjenales fue de Doug Liman, realizador de la primera, quien supo encontrar un «hueco» en las cintas de Bond y convertir a Bourne en un personaje actual. Así, Matt Damon ha vuelto a perder peso para interpretar, por cuarta vez (aunque son cinco, una de ellas la protagonizó con más pena que gloria Jeremy Renner), a Bourne porque, y tiene gracia, acabamos de recordar que ya tuvo un «suplente», «todavía no ha nacido un actor que pueda reemplazarme», comentaba ayer en Madrid, medio en guasa, medio en serio, este encantador intérprete. Vaqueros, camiseta negra y unos zapatos marrones que deben de costar lo que el reloj.

Tejemanejes digitales

Damon ya peina algunas canas coquetas y sigue manteniendo ese buen tipo que luce en la cinta. Junto a él, la atractiva Alicia Vikander («El quinto poder», «Ex machina», «La chica danesa»...), que encarna a Heather Lee, integrante de la agencia especializada en tejemanejes digitales y obsesionada con recuperar a Bourne: «Para mí ha sido un placer incorporarme a esta franquicia. Vi la primera cuando era una adolescente porque mi padre me dijo que era muy buena. Y hay tantos realizadores que han intentado copiarla, pero ni siquiera han conseguido igualar la original, porque posee un indudable carácter comercial, pero, también, trasfondo político», dice la chica. Una situación, la que refleja la presente cinta, la era «post-Snowden», que preo-cupa a Damon: «Lo que pretendimos hacer fue plasmar lo que sucede en estos tiempos, la idea de los derechos civiles, de la libertad, enfrentados al tema de la seguridad. Desde que estrenamos la anterior Bourne, en 2007, el tema ha cambiado mucho. Debemos analizar la implicación de la tecnología en todo ello y en nuestra democracia». Aunque, insiste, la película no ofrece respuestas, «quiere entretener; y, además, refleja cómo afecta todo esto hoy».
De hecho, la saga siempre se ha mantenido muy pegada a la actualidad: «Las tres últimas, durante la presidencia de Bush, cuando la guerra al terrorismo, se ambientaron en Madrid, Londres y Nueva York, y no de manera gratuita, ya que fueron tres ciudades afectadas muy directamente por ello». Podría decirse que Bourne va recorriendo los paisajes del planeta y recalando en los puntos calientes del instante: «Ahora visita Grecia, Londres y Las Vegas, debe demostrar siempre su contemporaneidad». Es un tipo de filmes «que requieren bastante esfuerzo porque en ellos intervienen muchas personas. Me ha resultado maravilloso trabajar de nuevo con el mismo equipo, algo realmente complicado en este sector», comenta Damon, que produce asimismo la cinta. La estrella insiste en su preocupación por el filtrado de datos, de ahí que «sea uno de los grandes temas del filme, porque lo es en la realidad. Y siempre existirán fricciones entre el Gobierno y el aparato encargado de velar por la seguridad de los ciudadanos. Cuando era joven, un profesor mío nos comentó que la URSS poseía 29 millones de informadores, era un instrumento de poder potentísimo. En una democracia libre eso no es posible, aunque, con el aspecto digital, se ha transformado en una pieza clave para nuestras vidas. Quienes están involucrados en ello afirman que, cuanto más sepan de nosotros, más protegidos estaremos, pero hay muchos que lo cuestionan, ahí está el centro del debate. Y, sí, estoy contento de que gente como Snow-den lo haya hecho público para que sepamos lo que está pasando». Alicia Vikander no lo tiene menos claro: «Me gusta vivir en un mundo seguro; sin embargo, lo último que debemos perder es nuestra libertad y el derecho a la privacidad».
Citábamos a Bond; de hecho, Damon reconoce que los creadores de esta saga y él mismo siempre lo vieron como un modelo, si bien «creamos un personaje más relacionado con nuestra generación. Y, como Greengrass es periodista y comenzó con documentales, sabe, por ejemplo, cómo rodar exactamente las escenas de una manifestación. Y si algo va mal, lo corrige inmediatamente». En cuanto a otra nueva comparación, siempre odiosas, con otra larga factoría, la de «Misión Imposible», subraya que «cada una de las tres es muy específica. La de Bond resulta impresionante, con más de 50 años a sus espaldas, y lo que ha hecho Cruise me parece igual de grande. No me veo compitiendo con ellos». Y, ya que la franquicia está sumamente apegada a los hechos que nos van sucediendo, le pregunta un periodista qué sucedería si Donald Trump ganara las elecciones. Damon ríe, y con ganas, simpático muchacho y sobrio, sólido como una piedra, actor: «Si se convierte en presidente, quizá ni Bourne pueda salvar al mundo», a lo que Alicia Vikande añade que «el asunto del Brexit me parece muy triste. Hay alguien que debe abrirle los ojos a EE UU; lo importante, sobre todo, es ir a votar y mostrar nuestra opinión».

Perder unos kilos

En cuanto a dejar algún día a Bourne, Damon tampoco duda ni un par de segundos: «Siempre que Greengrass quiera, lo voy a interpretar, pero la estructura de esta serie de títulos no tiene nada que ver a la de 007, que en cada entrega recibe una misión y puede hasta cambiar de rostro... Bourne evoluciona cronológicamente, seguro que algún día alguien me sucederá, sea hombre o mujer... Porque llegará un punto en que ya no pueda hacerlo. Quien sea tendrá mi bendición». Y, ya que hablamos del ineludible paso del tiempo y de los kilos que Damon siempre debe perder, aunque le fastidie para encarnar el papel, confiesa a las claras que todavía «no han inventado una pastilla para ello, así que hago el mismo régimen, o sea, dieta y dos horas de gimnasio diarias. Ahora me parece hasta más duro, yo no se lo recomendaría a nadie». Acaba la rueda de prensa, el impecable Bourne suelta el último «thank you» y se marcha sin prisas para solucionar ciertos asuntillos sucios de la política. Seguro.