“Dos más dos”: La llama que se apaga
Autoría: Daniel Cúparo y Juan Vega. Dirección: Maite Pérez Astorga y David Serrano. Intérpretes: Natalia Verbeke, Álex Barahona, Kira Miró y Antonio Hortelan. Teatro Lara. Hasta el 29 de septiembre de 2019.
Aunque lo haga con desigual fortuna, se agradece que en los últimos tiempos la comedia comercial quiera tocar asuntos más contemporáneos y, quizá para algunos, también más atrevidos o incluso más escandalosos. Como consecuencia de una lógica evolución de la comedia amorosa de enredo tradicional, ocupa un lugar importante entre esos asuntos el de las relaciones de pareja abiertas, múltiples o dispuestas al intercambio. Lo que pasa es que no siempre la cosa es tan transgresora al final como promete al principio. Tal vez por no incomodar a nadie, y por no arruinar con ello su vocación comercial, algunas propuestas, como es el caso de «Dos más dos», optan por insinuar una especie de moraleja que hace difícil que el producto pueda despegarse en el fondo de las pautas convencionales. Después de años de matrimonio, Adrián (Antonio Hortelano) y Julieta (Natalia Verbeke) han perdido la pasión y el interés en sus relaciones sexuales. Cuando sus amigos Tomás (Álex Barahona) y Silvia (Kira Miró) les revelan que ellos son swingers y que sus prácticas les permiten mantener su pareja fuerte, estable y fogosa, Julieta intentará convencer a Adrián para adentrarse juntos en ese mundo que hasta ahora desconocían. La comicidad de la función reside más de la cuenta en las reticencias y prejuicios de Adrián para iniciarse en algo que no le interesa y en lo que no cree, y en la capacidad como actor que tiene Antonio Hortelano –ya curtido en este tipo de personajes simples, buenos y «con sentido común»– para hacer reír y entretener al público durante un par de horas. El espectador más exigente, no obstante, no disfrutará tanto de la función por la escasa evolución de este personaje, y de todo un conflicto en el que funciona de eje, durante los dos primeros tercios de la función, y advertirá asimismo cierta falta de pericia dramatúrgica a la hora de cerrar el argumento por el excesivo número de escenas conclusivas y con moralina que se suceden camino del desenlace.
LO MEJOR
La prometedora contraposición de puntos de vista en el planteamiento de la función
LO PEOR
Sin perder su espíritu comercial, la obra hubiera permitido algunas reflexiones más novedosas