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El español, muy hablado pero empobrecido

El director del Instituto Cervantes pone el dedo en la llaga y alerta de que utilizamos «un discurso no sólo poco correcto, sino que se va empobreciendo».
larazon

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Crece y goza de buena salud. Hasta ahí, bien. Pero el director del Instituto Cervantes pone el dedo en la llaga y alerta de que utilizamos «un discurso no sólo poco correcto, sino que se va empobreciendo».
El español crece en las cifras y goza de «buena salud», tal y como señaló en director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, en la presentación ayer del anuario «El español en el mundo». García de la Concha afirmó que «este informe es el que más me ha interesado de todos los anteriores porque por primera vez al ver los datos de la lengua española me he dado cuenta de su complejidad, su situación, sus problemas y la tendencia de su evolución». Es así porque, añadió el director, este año «se han tipificado los hablantes», es decir, se han diferenciado los que tienen el español como lengua materna, los que lo usan con competencias limitadas, y los que se encuentran en proceso de aprendizaje. Esta distinción ha provocado que en este anuario se de «una visión más problematizadora que triunfalista», dijo García de la Concha, ya que, a pesar de su buena salud: «Ya no es que se utilice un discurso poco correcto, sino que su uso es empobrecido en todos los órdenes». No es ésta la primera vez que el responsable del Cervantes alerta sobre esta dejación de la lengua, cuyo uso calificó en 2012 de «zarrapastroso», adjetivo que utilizó cuando era director de la RAE. «Hay una gran dejación en la forma de hablar . No proponemos usar expresiones cursis o relamidas, sino de corrección normal», dijo en la presentación de «El libro del español correcto», hace casi cuatro años.
El pasado mes de septiembre aseguraba en en estas páginas que «muchos profesores se lamentan de que quienes llegan a las aulas lo hacen con un nivel más bajo que antes. No es un tema simple y, por tanto, no se debe simplificar. Hay que replantear la educación lingüística primaria porque lo que aprende bien el niño no se olvida jamás». Conclusión de 2012: se escribe muhco pero pobre. A lo que añadiría en 2016: además se habla mucho pero pobre. Y para enlazar con esta idea basta leer el «Anuario» para verificar que los extranjeros con conocimientos de español no lo utilicen para comunicarse. Por lo tanto «una de las tareas pendientes es internacionalizarlo», comentó David Fernández Vítores, profesor de la Universidad Complutense y autor del anuario. Según él mismo, «las cifras no se han visto muy alteradas respecto a las del año pasado».
Son 470 millones de personas las que tienen el español como lengua materna, siendo la segunda del mundo tras el chino mandarín. Así el porcentaje de la población mundial que habla nuestro idioma ha ascendido hasta el 6,7%, frente al descenso del inglés y el chino, y el número de usuarios potenciales es de 559 millones de ciudadanos. Además, se trata de uno de los más estudiados en el planeta, sumando 21 millones de alumnos, parte de ellos acogidos en los centros del Instituto Cervantes, que trabaja para mejorar la evaluación y certificación. De hecho, asegura García de la Concha, «estos días se están realizando las primeras pruebas de español en Estados Unidos y Brasil».

Tirar a la baja

Fernández Vítores afirmó que «llevo seis años encargándome de este informe» y el de 2015 posee «un margen de error reducidísimo por el rigor que se ha usado a la hora de elegir las fuentes». Y es que han sido poco generosos con las estadísticas: «Nuestra visión es un poco conservadora, preferimos tirar a la baja», dijo. También resaltó que la importancia del anuario ha residido en que ha permitido «identificar las tendencias del español», y con ello, «fortalecer lo positivo y reconocer sus deficiencias». Una de estas carencias para Fernández Vítores es la ausencia de «difusión bilingüe de los contenidos del Instituto Cervantes. Si se llevara a cabo, tendría un efecto multiplicador sobre el conocimiento de la lengua en países no hispanohablantes, aumentando así su atractivo como segunda lengua». No obstante, añade que «ya se está realizando una tarea en este sentido en el Observatorio de la lengua española y las culturas hispánicas en los Estados Unidos». Por otra parte, el español es el tercer idioma más usado en internet. Por ello, el profesor de la UCM considera que «internet es otro de los frentes prioritarios. No sólo porque nos ofrece elementos de cuantificación reales sobre el uso del español, los cuales pueden aportar un baño de objetividad a los datos sobre el español acumulados a lo largo de los años por otras vías. También, el carácter casi inmediato de estas cifras nos puede permitir programar alarmas para localizar las tendencias. Eso sí, es una labor por hacer».
Completar el mapa del español en Estados Unidos ha sido una de las virtudes del informe. Para Fernández Vítores, la proyección de la lengua en Norteamérica es clara: «En 2015, 57 millones de estadounidenses eran hispanos, es decir, el 17,8% de una población de 321 millones. Y las previsiones oficiales apuntan a que esta cifra se duplicará en 2050, hasta alcanzar, aproximadamente, los 106 millones de hispanos sobre una población de 398 millones, es decir, el 26,6% del total».

Calidad científica

El potencial del español en el mundo anglosajón no ha provocado que su valor aumente en la comunidad científica, que sigue teniendo en el inglés su principal idioma de divulgación. Según Fernández Vítores, «el gran problema del español en la ciencia no es tanto el número de revistas científicas que se publican en español, que es considerable, como la calidad de las mismas. Muchas de ellas no están incluidas en los índices internacionales que miden su impacto, como el JCR. A esto hay que añadir otro factor, y es que casi todos los trabajos científicos relevantes procedentes de países hispanohablantes o elaborados por hispanohablantes tienden a publicarse cada vez más en inglés, porque ésta se considera la lengua franca del ámbito científico por excelencia. Es más, muchas de las revistas españolas publicadas en países de habla hispana se publican directamente en inglés, generando así un círculo vicioso que se retroalimenta». García de la Concha se refirió también a los nuevos retos del Cervantes. La más acuciante es «tener una ley de autonomía semejante a las de El Prado y la Biblioteca Nacional» que evite que «cada vez que se produzca un cambio de gobierno se modifique la dirección del Instituto», y así «no estar sometidos a los vaivenes de la política».