Buscar Iniciar sesión

El amigo Octavio

larazon

Creada:

Última actualización:

Cuando voy a Avilés esa joya asturiana de pasado remoto señorial y reciente industrial y con proyección hacia el futuro con su Centro Niemeyer no dejo de visitar a uno de sus oráculos ciudadanos al enteradísimo Octavio cuya actividad guarda estrecha relación con su nombre. Al igual que al camarero de «La del manojo de rosas» al que denominaban Espasa a este agraciado mocetón celta se le podría llamar el Google. Nada de lo que pasa en Asturias y en sus aledaños se le escapa, está al día y ayer lo encontré profundamente indignado con la situación social y política, lo que más le saca de sus casillas es que la tele nos machaque con ese infundió de la recuperación económica que se paseen por las calles llenas de letreros de se vende y se enteren de los múltiples desahucios y no hablemos de la podredumbre de los políticos de todos los signos. Le pregunto si se ha apuntado a Somos Asturies la plataforma de Podemos de Pablo Iglesias II en el Principado y no me responde pero asevera que a Fernández Villa con sus fondos mineros habría que colgarlos a todos. Rechaza igualmente las ocurrencias del divino Pedro que no gustan nada a Susana y en definitiva no deja títere con cabeza. No se olvida tampoco del antiguo rey y su vida de crápula ni a su hija que es una vulgar ratera ni al impresentable Urdangarin. Se ahorra comentarios del Rey actual, ya que no ha tenido tiempo de oír su discurso, pero parece ser indulgente ni de la Reina, esta dama ovetense que ha encontrado a su Príncipe azul. Ambos escapan de la furia octaviana. Se anima únicamente cuando comenta lo bien que va el fútbol asturiano con un Sporting y un Oviedo muy en alza, incluso el Avilés haciendo un buen papel. Es un paréntesis luego sigue la cascada de reproches que trazan un panorama Negro negrísimo. Me traslado mentalmente a mis amigos Octavios italianos y a lo que me cuenta una aventajada discípula griega y veo que los Octavios se están reproduciendo como los conejos y que una ola de pesimismo se está instaurando en muchos países y que puede convertirse en un tremendo tsunami que arrolle nuestras instituciones y ponga nuestra frágil economía bajo cero. Recuerdo la genial y profética obra de Ionesco «El Rinoceronte» en que el contagio se propaga y se difunde a la velocidad de la luz. Los grandes popes del Reino no deberían cerrar los ojos y creerse seguros en sus encastillamientos. Torres más altas cayeron repiten los agoreros y tanto va el cántaro a la fuente que puede derramarse y acabar con el cuento de la lechera que nos proporcionó el boom económico del ladrillo y nuestros sueños de grandeza de vivir en el país de Jauja. En estas horas bajas en que los Octavios ven sus ingresos disminuir con los impuestos rebanando arteramente sus resultados económicos y se fomentan la rebaja de los salarios y los mejores tienen que emigrar es necesario un vigoroso patriotismo a la Winston Churchill del sangre sudor y lágrimas y que surjan nuevos Joaquin Costa con su estela de regeneracionismo de Escuela y Despensa. De momento Octavio y yo compartimos un culín de sidra y creo que mientras tiramos al suelo la sidrina algo empieza a cambiar, tal vez la pesadilla esté terminando y nos salpiquen las últimas gotas del tsunami celta. La pregunta que queda en el aire en esta velada de confraternidad es Quo vadis Octavio?