Papel

El cuento jamás contado de Hemingway

Sale a la luz un relato perdido del escritor estadounidense sobre un grupo de soldados en la Segunda Guerra Mundial: «A room on the Garden Side»

Ernest Hemingway en su finca en Cuba donde hizo de informador para Estados Unidos
Ernest Hemingway en su finca en Cuba donde hizo de informador para Estados Unidoslarazon

Sale a la luz un relato perdido del escritor estadounidense sobre un grupo de soldados en la Segunda Guerra Mundial: «A room on the Garden Side».

Pocos escritores han dejado tanta huella como él. Sus obras, publicadas en todo el mundo, son casi tan conocidas como su figura pública, su intensa vida amorosa –se casó un total de cuatro veces– y su ajetreado estilo de vida. Ernest Hemingway dio la vuelta al mundo y reflejó todas y cada una de sus experiencias en papel. Aventuras, viajes, batallas y grandes guerras, amores y personajes de toda índole, con sus virtudes y sus miserias, recorren sin pausa y sin prisa las páginas de sus relatos.

«Supongo que [los cuentos] son un poquito impactantes porque lidian con tropas y combates irregulares y con gente que de hecho mató gente», dijo Hemingway en una ocasión al editor Charles Scribner Jr., añadiendo, a modo de augurio: «De todas formas, siempre puedes publicarlos después de mi muerte». Nada más lejos de la realidad. Ahora, medio siglo después de su fallecimiento, sale a la luz una nueva obra del escritor: «A Room on the Garden Side». El escritor estadounidense trazó este breve relato de ficción, ambientado en la Segunda Guerra Mundial, ya en 1956, aunque se ha publicado por primera vez esta semana en la edición de verano de «The Strand Magazine» –la revista literaria trimestral ha dado a conocer con anterioridad algunas obras inéditas de escritores como Raymond Chandler y John Steinbeck, entre otros–.

Con una trama y estilo propios de su narración, el cuento descubierto se desarrolla en una capital francesa en tiempo de guerra, enmarcado en conversaciones sobre libros, vino en mano y cicatrices de batalla. «El profundo amor de Heming-way por su ciudad favorita cuando apenas está emergiendo de la ocupación nazi se exhibe a cabalidad, al igual que los sellos distintivos de su prosa», escribió el editor de «The Strand», Andrew F. Gulli, en una nota editorial. Pero, aseguran los expertos, que el relato mismo no ha sido tan conocido fuera de la comunidad académica durante décadas. De hecho, la mayor actividad del estadounidense con la pluma se registró entre 1920 y 1950. Poco escribió desde entonces o de poco se tenía constancia. Hasta ahora.

Y es que Hemingway, gran aventurero y apasionado por viajar, fue fiel testigo de momentos históricos que vivió en primera persona, como el desembarco de Normandía o la liberación de París. Tuvo residencia permanente en Florida y en Cuba, aunque pasó largas temporadas en otros rincones del mundo, como en España. Gran enamorado del país, conocía como pocos su cultura, gastronomía, costumbres y, muy especialmente, sus fiestas. Inmortalizó los desde entonces popularizados Sanfermines, que llegó a dar a conocer de manera internacional con la publicación de su primera novela, en 1926, «Fiesta» (en inglés, «The Sun Also Rises»).

Una vida novelesca

Las experiencias personales de Ernest Hemingway inspiraron muchas historias de sus novelas. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó como conductor de ambulancia hasta que resultó herido, pero la cicatriz de esa guerra permaneció en su clásica obra «Adiós a las armas». También estuvo presente en la Guerra Civil Española trabajando como periodista, lo que inspiró su novela «Por quién doblan las campanas». Tiempo después, habiendo sido también soldado y corresponsal de guerra en la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a París con su primera mujer, para trabajar como corresponsal extranjero. Allí estuvo en la liberación de la ocupación nazi en 1944, que describió en una serie de reportajes publicados en la revista «Collier's». Fue en esa etapa cuando estuvo en contacto con escritores y artistas modernistas expatriados, denominados «la generación perdida», que ejercieron gran influencia sobre su obra.

Esta nueva historia recientemente publicada «contiene todos los elementos característicos que los lectores adoran de Hemingway», asegura Kirk Curnutt, miembro de la junta directiva de The Hemingway Society. El Hotel Ritz de París, de cuyo bar a Hemingway le gustaba alardear por haberlo «liberado», es el escenario principal de su nuevo relato. El narrador, llamado Robert, comparte el apodo de «Papa» con el propio autor. Robert y su séquito beben vino, citan a Baudelaire y debaten sobre «el sucio oficio de la guerra».

«Lo hice para salvar las vidas de personas que no habían ofrecido sus servicios para luchar. Era eso y el hecho de que había aprendido a conocer y querer una división de infantería y deseaba servirle de cualquier manera útil posible», explica Robert en un fragmento del relato que transcurre en la capital francesa.

«Cargada de conversaciones sobre Marcel Proust, Víctor Hugo y Alexandre Dumas, y con un largo pasaje en francés de ''Les Fleurs du Mal'', de Charles Baudelaire, la historia pregunta implícitamente si la herencia de la cultura parisina puede recuperarse de la oscura mancha del fascismo», escribe Curnutt en el epílogo del relato.

«También amaba a Francia y España casi como a mi propio país –destaca el narrador Robert sobre París–. (...) Amaba a otros países también, pero la deuda fue pagada y pensé que la cuenta estaba cerrada, sin saber que las cuentas nunca se cierran». Y la cuenta de Heming-way con el mundo literario tampoco se cerró. Prueba de ello son los 62 años que han tenido que pasar hasta que «A Room on the Garden Side» se diera a conocer desde que Hemingway la escribió. De hecho, el escritor estadounidense dejó numerosos relatos sin publicar cuando se suicidó en 1961 y otros tantos que vieron la luz tras su muerte. Es el caso de «París era una fiesta», sus célebres memorias sobre la capital francesa de los años 20 y que se divulgó tres años después de su fallecimiento. Entre otros de sus libros publicados póstumamente, destacan las novelas «El jardín del Edén» e «Islas a la deriva», y el relato de no ficción, orientado en el mundo del toreo español, «El verano peligroso».

Soldado y corresponsal

Durante su última década de vida, fueron múltiples los relatos que Hemingway dedicó a sus vivencias como soldado y corresponsal de guerra en la Segunda Guerra Mundial. Al parecer, según el mismo escritor le contó al editor Scribner, había completado cinco de esas publicaciones: «The Cross Roads», «Indian Country and the White Army», «The Monument», «The Bubble Reputation» y «A Room on the Garden Side». Hasta la fecha, solamente la primera de ellas, «The Cross Roads» se había dado a conocer.

Pocos como Hemingway cumplen el proverbio «el escritor muere, pero su obra permanece» y también al alcance de muy pocos estuvo ese reconocimiento en vida. El estadounidense ganó el Premio Pulitzer en 1953 por «El viejo y el mar». Un año más tarde, en 1954, fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. El estadounidense publicó en vida siente novelas, seis recopilaciones de cuentos y dos ensayos. Tras su muerte, y sumando esta nueva obra, se publicaron tres novelas más, cuatro libros de cuentos y tres ensayos. La gran mayoría de sus obras se consideran clásicos de la literatura de Estados Unidos. Ernest Miller Hemingway ha pasado a la historia como uno de los principales escritores novelistas y cuentistas con gran influencia sobre la ficción literaria del siglo XX. Y todo apunta a que algunos secretos de su obra, todavía, están por desvelar.