Un Franco congelado para «homenajear» a Picasso
El museo Les Abattoirs de Toulouse inaugura mañana una muestra que narra cómo el malagueño trabajó para ayudar a muchos artistas refugiados en Francia a partir de 1939, cuyas obras también forman parte de la exposición
El museo Les Abattoirs de Toulouse inaugura mañana una muestra que narra cómo el malagueño trabajó para ayudar a muchos artistas refugiados en Francia a partir de 1939, cuyas obras también forman parte de la exposición
«Picasso y el exilio» es una historia del arte español «de la resistencia», según la versión española, «en resistencia», según la versión francesa, pero hay un poco de las dos. En esta exposición que presenta el museo Les Abattoirs, en los antiguos mataderos de Toulouse, los visitantes podrán conocer la historia de Picasso y el «Guernica» en el contexto del exilio. «La gran novedad es la presencia de esos artistas amigos, exiliados como él, y a los que apoyó con gran frecuencia», comenta Emilie Bouvard, conservadora del Museo Nacional Picasso-París, y una de los cuatro comisarios que han concebido la exposición.
A partir de 1939, entre los cerca de 500.000 españoles que atravesaron la frontera franco-española se encontraban muchos artistas que transitaron como el resto de conciudadanos por los campos de refugiados instalados en el sur de Francia, en unas condiciones de vida atroces. Picasso, que se había instalado definitivamente en el país vecino desde 1904, aunque realizaba viajes continuos a su tierra natal, se convierte de hecho también en exiliado, y durante años contribuyó a mejorar la vida de los que habían conocido peor destino que el suyo, unas veces con dinero, otras aportando su nombre como reclamo para obtener ayudas.
Las primeras salas muestran una fornida colección de fotografías de aquellos campos llenos de refugiados, y las obras que algunos hicieron en papel de estraza o sobre una tela de arpillera procedente de un saco de patatas. O las que Antoni Clavé realizó sobre los mantelitos de papel de la pastelería en la que trabajaba para poder sobrevivir.
Los destinos de los artistas que huyeron a Francia fueron diversos, y sus creaciones también. Entre las obras que se exponen en Les Abattoirs figuran trabajos de Apel.les Fenosa, Oscar Domínguez, Remedios Varo, Joan Miró o Javier Vilató, sobrino de Picasso, al que el pintor ayudó a salir del campo en el que había sido encerrado.
La muestra, que estará abierta hasta el 25 de agosto, concluye con un apartado contemporáneo en el que una veintena de artistas han sido invitados para hacer eco del mensaje de libertad artística de Picasso, o el tema del exilio en el día de hoy.
Entre los artistas invitados a esta exposición para dar continuidad a la expresión de la guerra o el exilio en el arte contemporáneo figura el colectivo Democracia. Uno de sus representantes, Pablo España afirma que «tenía mis dudas de que la obra pudiera encajar en esta exposición», pero le convenció ver la colección de carteles de propaganda de la CNT o el POUM expuestos: «porque nosotros estamos en esa misma dimensión de propaganda».
«La Dépouille du Minotaure en Costume d’Arlequin» es el telón de teatro que Picasso regaló a Toulouse para un decorado teatral y que constituye la obra emblemática del museo. Está expuesta en una gigantesca sala concebida para poder admirar esta obra de 8,3 x 13,25 m, y se accede bajando unas amplias escaleras desde las que se comienzan a contemplar el telón.
Precisamente tras el muro de cemento que enmarcan estas escaleras, al fondo de un pequeño pasillo se encuentra, medio escondido, como se oculta una máquina de bebidas para que no desentone con el resto de la decoración, como si alguien la hubiera dejado allí olvidada, «Always Franco», la obra que Eugenio Merino presentó en la feria de Arco 2012.
El artista madrileño explica a los periodistas que visitan la exposición el origen de su creación para demostrar la presencia de Franco en la sociedad de hoy. «Fue gracioso porque en el proceso volvieron a aparecer los de la Fundación Franco y los franquistas, comenta en referencia a los procesos que le abrieron tras sus denuncias, volvimos a hablar del mismo tema del que se habla desde que murió Franco, que no es otro que Franco. Y todo lo que está pasando hoy con la exhumación del cuerpo de Franco no deja de ser un proceso inherente a España, es decir, que el proceso de transición entre la dictadura y la democracia fue una estafa». Valentín Rodríguez, otro de los comisarios de la exposición, que oficia de traductor para la prensa francesa, no encuentra palabras para explicar brevemente lo dicho por Merino y pasamos a otra cosa.