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El herido cine español busca su identidad

La situación del cine español, a debate en unas jornadas en Salamanca.
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La situación del cine español, a debate en unas jornadas en Salamanca.
Discuten con tanta intensidad como los «Doce hombres sin piedad» de Sidney Lumet, pero no intentan convencer, ni juzgar, sino valorar la realidad presente para fabricar un futuro con mejores condiciones.
Son los casi 100 participantes de las Nuevas Conversaciones de Cine Español que se celebran en Salamanca desde el pasado jueves hasta hoy, unos debates que recuperan el espíritu de las conversaciones celebradas en la misma ciudad en mayo de 1955, estando presentes cineastas como Basilio Martín Patino, Luis García Berlanga, Antonio del Amo, García Escudero, Fernando Fernán Gómez o Juan Antonio Bardem.
Todas esas figuras históricas de la cinematografía española dejaron retratadas sus reuniones en una fotografía frente a la catedral de Salamanca, imagen que se repitió como primer acto de las renovadas jornadas con las nuevas caras de nuestro cine. El único que ha repetido en ambas instantáneas ha sido Julio Diamante, que inauguró las nuevas conversaciones junto al presidente de la SGAE (entidad organizadora), José Luis Acosta; la director institucional de audiovisual de Fundación SGAE, Inés París; el profesor de cine de la Universidad CEO San Pablo, Juan Orellana; y el coordinador del evento, Luis María Ferrández, para quien el objetivo de los debates es «hacer autocrítica» y «encontrar una identidad del cine español».
La temática del primer debate fue «La financiación del cine en España».
La especialista en Agrupaciones de Interés Económico, Patricia Montilla, llamó a los productores a «profesionalizarse» con el objetivo de crear una industria que a día de hoy es casi inexistente. Además, apeló a la confianza en el «capital privado» que ofrece «un inversor al que le da igual la película, sólo le interesa la rentabilidad financiera». Por lo tanto, dicho inversor necesita tener la seguridad de recuperar su dinero y, por ello, cada vez más disminuye la financiación para los profesionales que dan el primer paso en un proyecto, los guionistas. El representante de éstos en la conversación, Curro Royo, afirmó que el suyo es «un oficio del que no se puede vivir en este país”, ya que los sueldos han bajado a más de la mitad desde la llegada de la crisis.
El moderador de la mesa, el productor Manuel Cristóbal, puso un ejemplo desolador, el de Sergio Pablos, el guionista de la película de animación «Gru». Contó que Pablos no logró el apoyo suficiente en España, así que «le vendió la historia a Universal y Francia cambió su legislación para llevarse la producción del filme, y ya han hecho dos con ingresos de más de 600 millones de euros».
Tampoco ha encontrado sostén económico la directora y guionista Tina Olivares, quien optó por «autoproducir» sus proyectos y pidió no trabajar gratis para no «fomentar la precariedad de nuestro cine». Para ella es fundamental que los profesionales reciban «educación para vender una película», lo cual fue ratificado por Mabel Klimt, secretaria general de Fapae. Klimt afirmó que «se debe sacar las subvenciones al cine de los Presupuestos Generales del Estado para no depender del dinero que nos da la administración cada año», y como alternativa propone «crear un modelo que autogestione la cinematografía», para lo que «hace falta un pacto de estado a fin de desarrollar un sistema financiera sólido de cine español».

Pacto de Estado

El pacto de estado también fue reclamado por la directora Belén Macías en el segundo debate, sobre «Las relaciones entre el cine y la sociedad». Por su parte, el presidente de FECE (Federación de Cines de España), Juan Ramón Gómez Fabra, apoyó la idea de Macías justificando que el cine «potencia la marca España» y se mostró optimista sobre el futuro porque «en España hay mucho talento». Para impulsarlo, los presentes se mostraron de acuerdo ante la reivindicación de trasladar la educación en cine español a todos los niveles de la enseñanza académica.
Así, se fomentaría el consumo de las producciones nacionales y no se repetiría la situación que explicó el director de marketing de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, Aritz Lekuona: «Hay quien paga la entrada de una película española, pero entra a la proyección de una americana». Lekuona, además, recordó que «si no se ve cine español es porque no existe», haciendo referencia a la ausencia de promoción de los largometrajes, que de esta manera no poseen la visibilidad suficiente.
El periodista Jon Apaolaza hizo autocrítica afirmando que los medios de comunicación tienen parte de culpa de que exista «un prejuicio negativo contra nuestro cine», al centrar el discurso en que sólo se realizan «películas de la Guerra Civil». Así, dividió los filmes nacionales en «españoladas», los cuales son de «una calidad discutible», y el «cine de autor que se mira demasiado el ombligo».
Luego, París se sentó en la mesa de debate para hablar sobre «La unión en el sector». Se mostró defensora del asociacionismo y reivindicó mayor espacio y poder para las mujeres dentro de la industria del cine, afirmando que «a mí muchas veces lo que me separa de esta profesión es el machismo». Acerca de los derechos de autor, reclamó una mayor protección para los mismos, pues «son imprescindibles pero frágiles» y dijo que la primera conclusión que se deben sacar de las nuevas conversaciones es «la bajada del IVA cultural». Este es uno de los hechos por los que el productor José Nolla declaró que «desde hace bastantes años estamos sufriendo una ofensiva contra el cine”, y añadió que «el contenido de las películas lo deciden los ejecutivos de las televisiones». Nolla se mostró a favor de «buscar algo que vincule con la sociedad y no parezca que el cine sólo pertenece a sus profesionales».
Al término de todos los debates, que continuarán hasta hoy mismo, se elaborarán unas conclusiones generales que servirán de punto de encuentro para que la industria desarrolle un nuevo futuro. Además, serán los puntos a mejorar en las próximas negociaciones con las distintas administraciones y los poderes políticos, y en los que se espera profundizar a finales de noviembre en un Congreso de Cine que todavía no está confirmado y para el que se convocará tanto a las universidades, como a los autores, a los productores, a los distribuidores y a todos los que forman el cine español, que aún no logra definirse.