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El «procés» también hunde al teatro en Cataluña

larazon

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Más allá de las anheladas subvenciones y ayudas que pueda recibir o no el sector, y más allá incluso de la rutilancia o negrura creativa que caracterice un determinado momento histórico, la salud del teatro, como negocio que se nutre del público, casi siempre ha estado condicionada, ante todo, por la salud de su entorno. Quizá no haya ninguna otra manifestación artística que tenga una dimensión social tan pronunciada. El teatro es el maravilloso espacio de encuentro de soñadores, diletantes, estudiosos, cotillos, revolucionarios, snobs, censores, exhibicionistas... Todos quieren estar. Y esa es parte de su magia, la de permitir la degustación conjunta, en comunidad, de una obra que siempre es efímera e irrepetible, y que se presenta, independientemente de su género, como un fragmento bien aquilatado de nuestra realidad colectiva. Por eso, cuando esa degustación «en comunidad» no puede ser cómoda ni armoniosa, las salas se vacían; y, por eso también, cuando esa «realidad colectiva» se resquebraja, el teatro también lo hace. Es lo que, tristemente, parece que ha empezado a ocurrir en Cataluña. Según ha hecho público la Associació d’Empreses de Teatre de Catalunya (Adetca), la asistencia de público en los teatros privados descendió a lo largo de la temporada pasada más de un 7%, lo cual se traduce en una pérdida de 187.211 espectadores. En cuanto a la taquilla, la recaudación bajó casi un 10%; es decir, se ingresaron 6.007.467 euros menos que en el año anterior. Bet Orfila, presidenta de la asociación, ha dicho a Efe que las cifras no pueden considerarse buenas, «sobre todo, si tenemos en cuenta que el año pasado hubo un crecimiento del sector que parecía indicar que estábamos superando la crisis y habíamos entrado en una tendencia positiva». Adetca achaca las bajadas más drásticas a un clima de inestabilidad política con el que «no contábamos». Precisamente, fueron los meses de octubre y noviembre del pasado año, inmediatamente después del polémico referéndum soberanista, los más sensibles a la pérdida de público, cuya afluencia llegó a descender hasta un 15%. A pesar de la fe que Orfila deposita en la «brillante programación» que hay diseñada para esta presente temporada que acaba de iniciarse, la asociación es consciente de que las circunstancias políticas podrían afectar nuevamente en las previsiones y desbaratarlas. Nada que ataña a la sociedad en su conjunto puede no atañer al teatro; ni le fue ajena la crisis ni puede serle ajeno el «procés». Su estado de salud es siempre el de su entorno.