Emilia Landaluce: «España es una historia de éxito, no un país fracasado»
Presenta «No somos fachas, somos españoles» (La esfera de los libros), un ensayo para perder los complejos y la vergüenza frente al nacionalismo catalán.
Presenta «No somos fachas, somos españoles» (La esfera de los libros), un ensayo para perder los complejos y la vergüenza frente al nacionalismo catalán.
Ha escrito un libro sin complejos, dirigido a quienes son llamados fachas simplemente por sacar la bandera de España y no avergonzarse por ello. «No somos fachas, somos españoles» (La Esfera de los Libros) es un texto divulgativo y sencillo en el que Emilia Landaluce ensalza el grito más coreado en la manifestación que tuvo lugar en Barcelona el 8 de octubre de 2017. La periodista y escritora –sin sombrero– analiza los motivos que llevaron a tantas personas, independientemente de sus ideologías, a envalentonarse y plantar cara, sin miedos, al supremacismo nacionalista catalán.
–Como periodista, ¿qué se preguntaría?
–Que si lo que ha pasado en Andalucía está condicionado por lo que ocurrió en Barcelona el 8 de octubre.
–Contéstese.
–Creo que sí, que fue cuando se perdió el complejo de sacar la bandera. Y en Andalucía los tres partidos que la sacaron han sido los que han conseguido desbancar al gobierno socialista, después de 40 años. En cambio, la izquierda que abandonó la bandera no ha tenido tanto éxito.
–Usted no es facha, es española...
–Sí, aunque me lo han llamado mucho para expulsarme de lo políticamente correcto y del espacio público.
–¿Por qué los españoles que se enorgullecen de serlo son llamados fachas?
–Porque en España siempre ha habido una alianza letal entre el supremacismo nacionalista y la superioridad moral de la izquierda. Los demás parecen fachas.
–¿Un término desvirtuado?
–Desde luego. Ahora facha es cualquier persona. Se lo han llamado incluso a Serrat. Se abusa del término hasta el punto de que ha quedado vacío de significado y de que hay gente a quien no le importa que le llamen así.
–¿Qué piensa de los fachas?
–Que dejaron de existir hace tiempo en España. Hoy en día, salvo una mínima representación, hay muy pocos. Está la gente enfervorizada con Vox, pero ahí no solo hay fachas.
–¿Y de los españoles?
–Que somos exactamente iguales que otros ciudadanos, con sus complejos y claroscuros. Somos gente esencialmente feliz. En España siempre hablamos con negatividad, de las tasas de suicido, por ejemplo, pero somos uno de los países donde menos personas se suicidan.
–¿Le preocupa el auge del nacionalismo?
–No hay países superiores a otros, o pensamientos que prevalezcan sobre otros. Los nacionalistas son españoles, aunque no quieran. En realidad, la historia de España es la voluntad empecinada de vivir juntos los distintos.
–Pues ahora asistimos a una radicalización de la sociedad.
–Sí, pero no deja de ser una respuesta a una política posmoderna y a unos medios que han abusado de la posmodernidad y que no han sabido explicar todo lo conseguido en estos 40 años. No somos ningún país fracasado, España es una historia de éxito. Los males son consustanciales a todos los países. En Francia han muerto varias personas en el movimiento de los «chalecos amarillos» y en el golpe de Estado en Cataluña no hubo víctimas mortales. Existe un riesgo de caer en victimismos que nos hagan enfrentarnos unos a otros, cuando en realidad tenemos un gran futuro por delante.
–¿Podría resucitar el bipartidismo?
–No lo creo. Es más posible que veamos una dictadura que el renacer del bipartidismo.
–¿Se ha demonizado la bandera?
–Desde luego. Pero no me extrañaría que ahora Pedro Sánchez suba a su mujer en un tanque con la bandera de España y fuera hacia Barcelona. Ya verás como no tarda en sacarla.
–¿Qué pasaría si Cataluña se independizara?
–Que tanto los españoles como, sobre todo, los catalanes viviríamos peor. Y eso es un sinsentido.
–¿A qué le suena España?
–Al Museo del Prado, donde se refleja lo que un día fuimos. Al sonido del botellín cuando se abre, a una guitarra o al bacalao... Que cada uno viva como quiera, sin imponer ideas, eso es España.
–¿Qué letra le pondría al himno?
–No lo sé. En realidad, yo lo cambiaría por «Suspiros de España».
–¿Periodista o escritora?
–No llevo sombrero, así que periodista. Las fronteras son los hechos, lo que no significa que no haya periodistas escritores.
–¿Prefiere la columna o la novela?
–La columna, porque se trabaja menos (risas). Aunque cuando cojo el aire a la novela también me lo paso fenomenal. Sea como fuere, escribir es como un parto, no se disfruta hasta que se acaba.
–¿Cuáles son sus ingredientes?
–El sentido del humor y tratar de no tener miedo.
–¿A quién le gustaría entrevistar?
–A ningún ídolo, porque son muy decepcionantes.