Entre Bernstein y un encargo
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Obras de Bernstein, Paús y Falla. E. Raimundo. C. Mouriz. Orquesta Nacional de España. J. Mena. Auditorio Nacional. Madrid, 24-III-2018.
Juanjo Mena ha vuelto al podio de la ONE con un programa atractivo que, sin embargo, dejó muchos claros en el patio de butacas del Auditorio Nacional. La mezzo española Clara Mouriz abordó con gusto las «Cinco canciones negras» de Montsalvatge, si bien se echó de menos un mayor caudal vocal, quedando apagada con frecuencia por la orquesta y eso a pesar del cuidado de Mena, que grabó las piezas con ella para el sello Chandos. Ramón Paús acaba de presentar su segundo disco para Naxos con cuatro obras para piano tocadas por Eduardo Fernánez, quien estuvo presente en la sala para acompañarle en el estreno mundial del encargo recibido de la ONE. Se trata de un concierto para clarinete bajo y orquesta con el apodo de «De las ciudades ajenas», escrito en 2015 y dedicado a su hermana, a su esposa y al propio solista Eduardo Raimundo. En sus dos amplios movimientos ha tenido muy en cuenta las características del estupendo clarinetista de la ONE, poseedor de una envidiable homogeneidad de sonido en toda la gama del instrumento, permitiendo que su voz se escuche en todo momento desde el solo inicial en dialogo consigo mismo a pesar de la amplia plantilla orquestal. Bien construida y precisa, deja espacio a la improvisación en dos de sus momentos y muestra espacios líricos e incluso sarcásticos en un viaje que el autor declara realizar por ciudades y estéticas que de algún modo le han interesado, para bien o para mal. La partitura fue recibida con mayor calor del que habitualmente se brinda a los estrenos.
Fue en 1984 cuando tuvimos ocasión de escuchar en el Teatro Real el «Divertimento para orquesta» bajo dirección del propio Bernstein. La pieza retrata su genialidad y recuerda en varios momentos a su obra maestra «West Side Story», como también a Chaikovski, a Beethoven o a Johann Strauss y son muchos solistas de la orquesta con capacidad de lucimiento, por lo que no resultó extraño el gesto de Mena de levantarles a saludar, algo infrecuente en una obra de inicio de concierto. Cerraron varios números orquestales del musical antes citado, catalogados como «Danzas sinfónicas», expuestas con ritmo, alegría, pero sin el brillo en el ya célebre «Mambo» de Dudamel con sus jóvenes venezolanos. Por cierto, español desde esta semana. Un concierto interesante que, una vez más, no pudieron disfrutar en su totalidad los asistentes.