Espectacular «Aida»
Hugo de Ana regresa con la ópera verdiana al Teatro Real después de 20 años de su primer montaje. “No es una revisión, es una obra nueva”, asegura el director de escena
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Hugo de Ana regresa con la ópera verdiana al Teatro Real después de 20 años de su primer montaje. “No es una revisión, es una obra nueva”, asegura el director de escena.
Dice Hugo de Ana con un humor envidiable sobre los años pasados desde el estreno en Madrid de su “Aida” “que hay que decir como la letra del tango, que veinte años no son nada. Mejor no pensar que ha pasado todo este tiempo. ¿Qué hacemos volviendo al lugar del crimen?”, se pregunta y nos pregunta al tiempo que deja escapar una carcajada. Y es que hace dos décadas se estrenaba en el Teatro Real la obra de Verdi con dirección de escena del regista argentino y musical de Luis Antonio García Navarro, fallecido en 2001, un acontecimiento que inauguraba la segunda temporada del coliseo. Lo que mañana se podrá ver sobre el escenario, ya lo advierte para que nadie se engañe, es una revisión: “Hay que pensar que los tiempos son muy diferentes lo que nos ha obligado a reducir para conseguir que el montaje sea más ágil. Ten en cuenta ahora los días de montaje y ensayo se han reducido y hemos de adaptarnos a ellos”, explica, por eso, continúa “yo suelo pedir inaugurar temporada precisamente para contar con más días, lo que nos permite trabajar con un poco de margen. Si te pilla en el medio de la temporada te sientes como el jamón del bocadillo y los teatros te comen o por un lado o por el otro y resulta agotador. Y no me lo puedo permitir porque lo que se tiene que conseguir es que todo sea perfecto y funcione. Quizá sea uno de mis defectos y no lo he ido perdiendo”, explica de Ana, que tiene fama de tener un caracter fuerte. ¿Lo sigue teniendo? “He gritado tanto por el camino que me he quedado sin voz. Ahora grito menos y le perdono más a la gente”, asegura.
Para poner en pie esta historia de grandes dimensiones, tanto físicas como pasionales, el director de escena ha contado, como siempre, con todos los departamentos del Real “que han trabajado como uno solo pues es gente absolutamente profesional y entregada. Porque esta no es una producción recuperada de un altillo”. Por eso quiere subrayar que el recuerdo que el público tenga de lo visto en 1998 no es “ni bueno ni malo con respecto a lo que va a ver, pues estamos ante un espectáculo nuevo y muchas de las cosas han cambiado para mejor. El punto de partida es coincidente, pero a partir de ahí... Más que una revisitación es una renovación que incluye proyecciones de vídeo y la inclusión de nuevas tecnologías, determinados movimientos escénicos más vivos al tiempo que hemos puesto mayor acento en la parte actoral”. ¿Estará la escalinata, una de las señas de identidad del montaje? Estará, pero teniendo en cuenta que se trata de un espectáculo nuevo, “pues reponer hoy lo que vimos ayer sería impensable. Es una ‘’Aida’’ nueva” para la que habrá que mover a nada menos que 300 personas, entre cantantes, coro, figurantes, bailarines y orquesta.
Para De Ana esta producción, que tiene tres repartos de primera, significa también poder volver a encontrarse con grandes compañeros de profesión, como Gregory Kunde y Violeta Urmana, “que son excepcionales y cuya relación con el tiempo se ha transformado en amistad”. Para el director de escena, “lo ideal sería que el público pudiera verlos a todos porque son tres Aidas distintas, y lo mismo sucede con Radamés y con Amneris. Multiplica por tres y significa...trabajo agotador. Ahora me siento directamente como si estuviera en la pira, entre Juana de Arco y Torquemada”, suelta, y vuelve a reírse. En los tres elencos estarán en los papeles principales, además de los cantantes citados,Liudmyla Monastyrska Anna Pirozzi, Lianna Haroutounian, Ekaterina Semenchuk, Daniela Barcellona, Alfred Kim, Fabio Sartori, Gabriele Viviani, George Gagnidze y Ángel Ódena, bajo la batuta de Nicola Luisotti, que dirige su tercer título verdiano en el Real, después de sus versiones de “Il trovatore” y “Rigoletto”.
Joan Matabosch, director del coliseo, se lo ha puesto fácil a De Ana. Han tenido “buen entendimiento y buena convivencia laboral”, dice. “Yo siempre utilizo esta frase para quienes están al frente de los teatros. Digo que los directores pasan mientras que los cantantes siempre están ahí y siempre son necesarios. Yo no tengo problemas para trabajar con nadie” y añade que le gustó que le propusieran volver al Teatro Real “porque es la continuación de mis experiencias europeas”, aunque durante los últimos años se ha movido con frecuencia y con soltura entre el público asiático al convertirse en un habitual de la Ópera de Beijing: “Ese público es totalmente virgen y todo lo que le presentes es nuevo, digamos que mira con un punto de ingenuidad y asombro y me encanta esa posibilidad de sorprender”.