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Franco para la generación Z: ¿ser franquista es el nuevo punk?

El repunte del apoyo a ciertos aspectos del franquismo no responde a un verdadero deseo de la vuelta del régimen, sino a un acto de protesta contra la situación y años de conflicto forzado
Franco para la generación Z: ¿ser franquista es el nuevo punk?
Unos niños miran un cartel de Franco en los años 40Biblioteca Digital Hispánica
Yoel Meilán
  • Yoel Meilán

    Colaborador

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Franco lleva muerto, a fecha de 2025, 50 años. Medio siglo. Casi el 60% de la vida de una persona de acuerdo con los datos de España. Buena parte de la sociedad no ha vivido ni un solo momento de su vida el régimen y, pese a esto, es uno de los temas más candentes en la actualidad. Casi parece imposible que en cualquier tema de conversación sobre política no salga, de una forma u otra, la figura del antiguo Jefe del Estado. De hecho, y como ya es por todos conocido, este 2025 el Gobierno ha tenido a bien celebrar decenas de actos conmemorativos en honor de la efeméride.
Que se mencione tanto un recuerdo ya muy lejano resulta especialmente llamativo en el caso de las personas que, como el que escribe, pertenecen a los últimos coletazos de los años 90. Un grupo de individuos entrados en la segunda década de su vida que se encuentran a medio camino entre los Millennials y la generación Z.
Proliferan los mensajes en redes que alaban el poco paro que existía durante el régimen
Pese a lo extraño del suceso, lo cierto es que sí existe un gran repunte del tema y cada vez más gente, sobre todo entre los jóvenes, no se declaran en contra del régimen de Franco. No obstante, echando un ojo a los datos, nos encontramos que lejos de una especie de resurgir furibundo del franquismo, como ha querido vender buena parte de nuestra izquierda, parece más bien una reacción ante años de conflicto forzado y una pésima situación y perspectivas de vida.
El movimiento punk surge en Inglaterra en la década de los 70 como una forma de protestar contra la sociedad del momento. Habitualmente, los miembros de esta tribu urbana vestían con ropas propias, cantaban canciones desafinadas, pero las plagaban de quejas y protestas sobre la situación de la clase obrera británica y las pocas expectativas que tenían los jóvenes de aquel entonces en la vida. Era una forma llamativa, virulenta y directa de la juventud del momento de decir «hasta aquí». Greg Gaffin, fundador de la banda Bad Religion, definía el punk como «la lucha constante contra el miedo de las repercusiones sociales», afirmando que era la forma de los jóvenes de realizar protestas contra sus malas condiciones de vida.
Los jóvenes de menos de 30 años han perdido cerca del 20% de poder adquisitivo en los últimos quince años
Los jóvenes de menos de 30 años han perdido cerca del 20% de poder adquisitivo en los últimos quince añosLa Razón
Y aquí parece estar la respuesta de este repunte, en la horrible situación en la que mi generación se encuentra en la actualidad. Los jóvenes de menos de 30 años, de acuerdo con el informe de principios de 2024 publicado por el Consejo de la Juventud, han perdido cerca del 20% de poder adquisitivo en los últimos quince años. Según el mismo informe, deberían dedicar cerca del 93% de su salario en, no ya comprar, sino alquilar una casa para ser capaces de independizarse. Eso, por supuesto, aquellos que tienen trabajo. Y es que la «generación más preparada», habitualmente con conocimiento de idiomas y varios títulos académicos, encuentra en España un freno a sus expectativas. No olvidemos que España encabeza la lista de países europeos de paro juvenil, con un terrible 26,6% frente al 15% del resto de la Unión.

Apoyo de los influencers

Así, han proliferado mensajes en redes, sobre todo entre los más jóvenes, como el influencer Capitán Bitcoin, en los que se alaba la construcción de vivienda, el poco paro o la facilidad de acceder a una casa que existía durante el régimen. Y basta echar un pequeño vistazo por ellas para comprobar cómo cientos de influencers, twitteros o instagramers protestan utilizando simbología franquista por la situación actual económica de los jóvenes alabando la figura de Franco, o, al menos, ciertas partes de su gestión, como forma de quejarse del abandono del Estado. De ahí la famosa frase que últimamente plaga las redes, «con Franco se vivía mejor».
Desde la llegada del Gobierno actual, el franquismo, como bien remarcaba en estas mismas páginas Víctor Lenore, ha sido un comodín utilizado constantemente para tapar los problemas del país y, al mismo tiempo, construir un enemigo irreal contra el que enfrentarse que represente todos los males de esta sociedad. Recordemos además que hace pocos días, el presidente del Gobierno legitimaba su gestión afirmando que el franquismo «puede volver». Pero lo cierto es que esta política ha generado un efecto contrario y que algo olvidado a principios de siglo es ahora un tema candente, pues si el franquismo es lo contrario a la situación actual y lo que más ofende al Gobierno, no cabe sino adoptarlo como símbolo.
Ante la actual situación en España los jóvenes han optado por quejarse, por protestar
Si hace unos años se publicaba el libro «Ser conservador es el nuevo punk», reseñado en este diario por Jorge Vilches, ser franquista parece ser el punk actual. La protesta contra las políticas culturales, la deriva «woke», la división del país o la falta de oportunidades ha encontrado en la simbología franquista su herramienta adecuada. Vídeos editados con millones de reproducciones como los clips de «spanish lore», en los que se muestran cientos de imágenes de momentos grandiosos de la Historia de España mientras suenan canciones tecno a todo volumen o discursos de Francisco Franco o Blas Piñar, se han convertido en caballos de batalla.
Poco se diferencia esto de lo que hacían los punks pintando los labios de la reina Isabel II, vistiendo casacas de inspiración nazi o rapándose el pelo. La cosa, en última instancia, es protestar y denunciar la mala situación. Y si escandaliza a aquellos que están en el poder, mejor que mejor. Nada ejemplifica mejor esto que lo bien recibido que fue el «arriba España» gritado por David Bisbal el 7 de julio de 2024 ante el público enfervorizado de «La Velada del Año» de Ibai. El público coreó el lema casi haciendo temblar el estadio, rechazando de pleno las consignas de la izquierda política moderna.

Hacia el liberalismo

No obstante, y pese a cierta conspiranoia de buena parte de la izquierda española, el franquismo no está triunfando entre los jóvenes. Ahora bien, eso tampoco quiere decir que los jóvenes estén con ellos. Y es que el profesor Jaime Lorente Fontaneda afirmaba en su artículo «¿Se mueven a la derecha los jóvenes universitarios?» publicado en «The Conversation» este mismo año, que la juventud se había desplazado sin freno hacia el espectro de la derecha durante los últimos cinco años como respuesta a los problemas sociales, en especial, en muchos ambientes universitarios que habían estado tradicionalmente dominados por fuerzas o planteamientos de izquierdas. No obstante, este viraje no se está dando hacia el franquismo.
El Centro Reina Sofía publicaba también este 2024 un informe sobre la ideología de los menores de 30 años en España. De acuerdo con sus conclusiones, nada más lejos de la realidad el que los jóvenes se estén convirtiendo en defensores de regímenes autoritarios, sino que, en su inmensa mayoría, se están desplazando hacia el liberalismo y el conservadurismo de forma constante. Más aún, si bien es cierto que el número de personas identificadas como progresistas ha bajado, su número sigue siendo alto y la mayoría de la población se considera de centro.
Lo que nos arrojan de verdad estos datos es que la juventud no se está volviendo franquista, sino contestaria. Ante las malas situaciones, la política social opresiva y la ineficacia de muchos aspectos del Estado, los jóvenes han optado por quejarse, por protestar, y si el franquismo es lo contrario a ellos, pues entonces toca ser franquista. Como decía Sid Vicius, «el verdadero punk no se trata de causar problemas, sino de rebelarse contra lo establecido».

EL COMODÍN DEL FRANQUISMO

La izquierda española ha convertido el franquismo en un elemento central de su narrativa política utilizándolo como herramienta para movilizar a su base de votantes y deslegitimar a sus adversarios ideológicos. Esta estrategia se refleja en debates parlamentarios, campañas electorales y medidas legislativas como la Ley de Memoria Democrática, aprobada en 2022, que lejos de supuestamente solucionar heridas históricas, ha sido utilizada para criminalizar y acusar a buena parte de la oposición. Y es que, en el plano político, el franquismo es frecuentemente utilizado como un término de ataque.