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Gal Beckerman: «Esta sociedad necesita grandes ideas; pero solo hay eslóganes»

Publica «Antes de la tormenta», donde reflexiona cómo las redes bloquean el nacimiento de proyectos sociales

Gal Beckerman: «Esta sociedad necesita grandes ideas; pero solo hay eslóganes»
Gal Beckerman: «Esta sociedad necesita grandes ideas; pero solo hay eslóganes»Rozette

Gal Beckerman lo dice sin perderse en rodeos: «Hoy existe un problema que es de comunicación y eso influye en cómo se forman las ideas y se distribuyen en la sociedad». El escritor publica «Antes de la tormenta» (Crítica), un libro que aborda una realidad con flecos desasosegante: el motivo real de que no prosperen los movimientos y las demandas de la sociedad. «Las redes sociales se han convertido en nuestra esfera pública, pero crean confusión. Hay mucho ruido, van a demasiada velocidad y esto es dañino. Para sacar adelante una idea se requiere calma y en la actualidad no existe una construcción suficiente de ellas». Beckerman, editor de «The New York Times Book Review», pone un ejemplo: la Primavera Árabe. «Aventuraba lo que vendría después. Fue el mejor momento de las redes sociales. Es donde tuvo su mejor uso. Cientos de jóvenes enfadados se reunieron en una plaza en una escala nunca imaginada para derrocar al dictador. Y a los pocos días, dimitió. Los dirigentes de este movimiento dieron las gracias a Mark Zuckerberg, porque gracias a Facebook se había conseguido». El problema, como señala el propio Beckerman, vino después. Esta red social «fue incapaz de construir una oposición».

¿Estamos a las puertas de un momento en que nacerán grandes ideas o no?

Estamos estancados. Estamos en un momento de crisis y necesitamos grandes ideas que no acaban de emerger. Solo tenemos grandes eslóganes que puede que nos hagan salir a la calle para protestar un par de días, pero que no conducen al cambio que la gente necesita ver en estos momentos. El cambio climático es una prueba. Estamos viviendo un instante en que hay cada vez más consciencia del problema, pero existe un estancamiento en la sociedad sobre cómo hacer que los gobiernos muevan ficha y se hagan los sacrificios que se tienen que hacer para cambiar esta dinámica.

Para que prospere una idea se necesita una sociedad comprometida y esta individualista.

Sí, eso influye. Estamos en un momento muy individualista. Cuando tengo conversaciones con personas que quieren solucionar la desigualdad económica, que es un problema que una persona sola no puede solucionar y demanda compromiso, se nota. Nos hemos hecho demasiado cómodos. En la Revolución Francesa, la sensación de injusticia y de que podrían ser mejores y eso los unió. Creo que las redes sociales juegan un papel importante en el individualismo al dictar que yo soy el centro del show. Nos conviene más juntarnos y comprometernos.

¿Qué falla?

Es curioso, pero lo que falla es la comunicación. Es obvio, pero hablar cara a cara continúa siendo necesario. Hemos perdido el sentido y el valor de hablar. La sensación hoy es la de estar en una fiesta en la que tienes un montón de contactos sociales, pero nunca tienes una conversación real con alguien. No siento que en las sociedades actuales exista esa conversación. No nos escuchamos los unos a los otros. No está presente esa manera de debatir para alinear ideas y contrastar pensamientos que son distintos.

"Existe un problema para hacer que los gobiernos asuman las demandas que pide la sociedad"

Gal Beckerman

¿Esto qué señala?

Un problema contemporáneo: debemos tener autoconsciencia de lo que está pasando y de cómo estamos usando las actuales herramientas de comunicación, porque ahora Twitter y Facebook nos están influyendo en la manera de pensar. Tenemos que reflexionar sobre lo que son estas redes y cómo nos moldean.

¿Las nuevas ideas fracasan también por aquellos que no están interesados en ellas?

Pero eso sucede porque líderes autoritarios, como en Rusia, Irán o China, han reparado de que esas herramientas que usan los activistas también pueden emplearse para controlarlos y monitorizarlos. Antes estas conversaciones eran secretas. Ahora están en estas plataformas públicas y es más fácil censurarlas. Mientras unos se emocionan con una protesta, Putin tiene sus ciberequipos para detectarlos y mandarlos a la cárcel. Para mí esta es una razón más para pensar en la ciberseguridad. En Ucrania se usan chats encriptados para hablar, por ejemplo.