Pasteles de nata que desafían a la tradición portuguesa
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Una marca portuguesa renueva la tradición dando sabores improbables y sorprendentes al pastel de nata
Una marca portuguesa renueva la tradición dando sabores improbables y sorprendentes al pastel de nata, una antigua especialidad de la pastelería típica de Portugal, muy aclamada y distinguida internacionalmente.
Comer pasteles de nata con sabor a menta y chocolate, manzana y canela o arroz dulce es posible gracias al arrojo del empresario portugués, Pedro Lopes, fundador de "We Love Nata"("Amamos la Nata").
La idea partió de añadir nuevos sabores a este tradicional dulce luso, de "transformarlo en algo diferente", incluyendo un toque de innovación en la tradición e incrementando su sabor, pero "manteniendo siempre"el aspecto tradicional del mismo, declaró a Efe Lopes, quien lanzó su innovador proyecto hace sólo cuatro meses.
Al apreciado pastel de nata -conocido internacionalmente gracias a una pastelería del lisboeta barrio de Belém-, el empresario portugués le imprime una diferente personalidad que cambia dependiendo del mes o de la época del año.
"En noviembre tuvimos el de crema de calabaza con almendra y canela", contó Lopes, quien recordó que en octubre, época de castañas, confeccionaron uno con este producto y con vainilla.
Los pasteles de nata o de Belém son uno de los productos más apreciados entre los extranjeros. El prestigioso periódico The Guardian los consideró entre los 20 alimentos más sabrosos del mundo, desde el Occidente hasta China.
Los camaleónicos pasteles del empresario -a 1,20 euros la unidad- tienen una vida corta: están exclusivamente a la venta durante 30 días.
"La aceptación ha sido muy buena, las personas son reticentes al principio, pero después acaban rendidas"a la novedad, aseveró entre risas Lopes.
Detrás de la innovación de "We Love Nata"existe una vasta historia alrededor de estos pasteles conventuales, que conservan su aspecto desde que nacieron hace 176 años.
Fue en 1837 cuando unos monjes comenzaron a venderlos con el objetivo de recaudar dinero para su supervivencia en una tienda de la zona de Belém, aprovechando el abundante azúcar de caña procedente de las colonias portuguesas de ultramar.
La excelente acogida entre los turistas que visitaban entonces la zona, ya conocida por el Monasterio de los Jerónimos, dieron un impulso a este dulce.
No obstante, el pastel de nata considerado original -el que se vende en una pastelería de Belém frente a la que hacen cola cientos de turistas a diario- tiene una receta original que continúa siendo secreta.
La diferencia entre éste y el resto, el de los conocidos simplemente como pasteles de nata, es que precisamente el primero no incluye nata. El enigma de su ingrediente sigue sin descifrarse y sus creadores lo mantienen deliberadamente oculto.
Sin embargo, una base de hojaldre, huevos, leche y azúcar es común a ambos dulces, que pueden servirse calientes o fríos, espolvoreados por canela o azúcar refinado, y normalmente acompañados por un café o un té caliente.
"We Love Nata"tampoco descarta su implantación en el mercado internacional, tan aclamado por muchos gobernantes portugueses.
En plena crisis económica, el ex ministro de Economía de Portugal Álvaro Santos Pereira, puso como ejemplo de un producto potencialmente exportador los famosos pasteles de Belém, y durante los últimos meses han aparecido varias empresas decididas a intentar dar el salto al extranjero.
No en vano, cada año se consumen 20.000 unidades y un 30 por ciento de sus compradores son turistas españoles.