Golda Meir, una primera ministra de hierro
La política, diplomática y estadista fue la primera mujer en convertirse en primera ministra de Israel, la tercera en el mundo en asumir tal cargo
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Un 17 de marzo de 1969 Golda Meir se convirtió en la tercera mujer en ser nombrada primera ministra. En esta ocasión de Israel. ¿Cuáles fueron las anteriores? La primera es Sirimano Ratwatte Dias Bandaranaike que, el 21 de junio de 1960 es nombrada primera ministra de Ceilán, actual Sri Lanka. Lo fue hasta 1965. Luego repitió de 1970 a 1977 y de 1994 a 2000.
La segunda es Indira Gandhi, hija del héroe nacional indio Jawaharlal Nehru, fue la primera ministra de la República de la India del 19 de enero de 1966 al 24 de marzo de 1977. Y de 1980 a 1984. La asesinaron en su residencia en Safdarjung Road (Nueva Delhi) el 31 de octubre de 1984.
La tercera mujer en ser nombrada primera ministra, como hemos dicho, fue Golda Meir. Nacida en Kiev el 3 de mayo de 1898, su política intransigente y su estilo de liderazgo le valió el apodo de “Dama de Hierro”, mucho antes que a Margaret Thatcher. Nacida con el apellido Mabovich, inmigró con sus padres a los Estados Unidos. Trabajó como profesora y se casó con Morris Myerson. Posteriormente transformó el apellido en Meir.
En 1921, formando parte del movimiento sionista, se fue a vivir con su marido al kibutz Mehania. De ahí pasó a Tel Aviv, trabajando en el Histadrut, el movimiento laborista judío de Palestina. A partir de 1934, como secretaria general del partido Mapei, se convirtió en la mano derecha de David Ben-Gurión.
“Después de firmar, lloré”
Terminada la Segunda Guerra Mundial ejerció el cargo de presidenta de la Agencia Judía de Palestina. Una especia de gobierno en la sombra de los colonos judíos. Golda Meir es una de las firmantes de la declaración de independencia cuando, en 1948, se creó el Estado de Israel. “Después de firmar, lloré. Cuando yo estudiaba la historia de los Estados Unidos y leía acerca de los que firmaron la declaración de independencia, no podía imaginar que se trataba de gente real haciendo algo real. Y allí estaba yo, sentada y firmando una declaración de independencia”.
La nombraron embajadora de Israel en la URSS. En 1949 es nombrada ministra de Trabajo y Seguridad Social. Luego ministra de Asuntos Exteriores, gracias al cual consiguió que muchos países reconocieran al nuevo estado de Israel tras la muerte de Levi Eshkol la nombraron primera ministra, a pesar de sus graves problemas de salud. En 1974 la sustituyó Isaac Rabin.
Golda Meir fue una mujer inflexible y una excelente negociadora. “Nunca he sido partidaria de la inflexibilidad, excepto cuando atañe a Israel. Si se nos critica de ser o no ser es porque hemos decidido que, sea como fuere, somos y seremos”. Al finalizar la Guerra de los Seis Días le preguntaron cuándo habría paz en Israel. Respondió que “podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. No podemos perdonarlos por obligarnos a matar a sus hijos. Solo tendremos paz con los árabes cuando amen a sus hijos más de lo que nos odian”
El 20 de noviembre de 1977 el presidente de Egipto, Anwar el-Sadat ofreció un histórico discurso por la paz en la Knesset (Parlamento) israelí. Golda Meir tuvo un encuentro con él y le entregó un regalo para un nieto recién nacido. Sadat le comentó que estaba muy contento de estar ahí. Recordemos que aquel discurso por la paz le costó la vida. Pues bien, a las palabras de Sadat, Golda Meir le contestó: “entonces, ¿por qué ha tardado tanto?”. Sadat se encogió de hombros.
Hasta que el cáncer le doblegó
Pronunció un discurso en el seminario realizado en el Centro de Capacitación. En él, entre otras cosas dijo que “nosotras las mujeres del mundo debemos participar en la lucha necesaria -no contra los hombres- sino contra la pobreza, la ignorancia, la desigualdad y la injusticia. Nosotras las mujeres no somos mejores que nuestros hombres, pero si somos demasiado valiosas como para que nuestros países y el mundo prescindan de nuestra activa participación en la lucha por la paz y el desarrollo”.
En 1977 el periodista Jesús Amilibia la entrevistó. Meir le dijo que ella no entendía que la izquierda española se mostrara partidaria de los terroristas de Hamas y no a favor de la existencia del único estado democrático de Oriente Medio. Y añadió que “Moisés nos arrastró 40 años por el desierto para traernos al único lugar de todo Oriente Medio donde no hay petróleo”.
Se retiró al kibutz Revivim, a casa de su hija Sara, en donde pasó sus últimos años, hasta que el cáncer la doblegó. El 7 de diciembre de 1978, fue ingresada al Hospital Hadasa, en Jerusalén, donde falleció al día siguiente, a la edad de 80 años. Cuatro días después, fue sepultada en el panteón de los “Grandes de la Patria”, en el Monte Herzl, de Jerusalén.