Así era la popular poción utilizada como anestesia en la Edad Media
A lo largo de los siglos los humanos hemos descubierto todo tipo de productos para poder avanzar en la medicina
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La Historia de la humanidad no se podría entender sin los avances médicos. Con el paso de los siglos el ser humano ha conseguido desarrollar todo tipo de técnicas que han permitido mejorar considerablemente la calidad de vida de las personas.
En ese sentido, los medicamentos son sin duda alguna uno de los mejores ejemplos. El descubrimiento de algunos ha sido, incluso, uno de los hallazgos más importantes de la Historia. Así, muchos de estos han sido capaces de conseguir que en solamente unas décadas las personas vivan una mayor cantidad de años. Incluso, estas han aumentando exponencialmente la esperanza de vida de la mayoría de las sociedades actuales.
Con el paso de los años muchos países han visto como estos avances permitían a su población vivir más y mejor. España, por ejemplo, es uno de lo casos destacados debido a que actualmente se encuentra en la segunda posición mundial en esperanza de vida. Además, las proyecciones sitúan a nuestro país primero en los próximos años.
Entre los múltiples descubrimientos médicos destacan, por ejemplo, los antibióticos. Estos son una sustancia química producida por un ser vivo o derivado sintético, que mata o impide el crecimiento de ciertas clases de microorganismos sensibles. En la actualidad, la mayoría son fármacos que se utilizan en el tratamiento de distintas infecciones por bacterias, conocidos popularmente como “antibacterianos”.
Sin embargo, el ser humano lleva siglos realizando todo tipo de invenciones médicas. Además, las intervenciones quirúrgicas han estado presentes en la mayoría de sociedades aunque la anestesia como la conocemos hoy en día se descubrió hace relativamente poco tiempo.
Una poción como anestesia en la Edad Media
Con un simple pinchazo nos quedamos dormidos, anestesiados. Eso, en cambio, no ocurría hace unos siglos. Por ello, los médicos buscaban todo tipo de mezclas que combinaran distintos productos para conseguir al máximo reducir el dolor que produce intervenir a alguien sin los métodos actuales.
Una de las pociones más populares para operar a alguien era un sedante inglés llamado “dwale”. Este contenía distintos ingredientes entre los que destacaba la cicuta, el veneno que acabó con Sócrates en la antigua Grecia.
Además, esta poción contenía opio, uno de los analgésicos más efectivos, aunque adictivo. El “dwale” también contaba con dosis de bilis de jabalí para ayudar a la emulsificación y absorber el resto de los ingredientes utilizados en la pócima. Esta era poco usual debido a que su extracción era realmente costosa.
En el preparado también había dosis de nabo de diablo que era un excelente somnífero. Así, gracias a sus efectos se conseguía que los pacientes pudiesen dormir. Para ese fin se empleaba al mismo tiempo el beleño que contaba con grandes adeptos tanto en Europa como Asia.
Por último, a la poción se le añadía lechuga silvestre que puede ayudar a sedar en ciertos casos y vinagre. Este último, en cambio, ayudaba a revivir personas inconscientes tras un largo tiempo de operación.
Todo ello ayudaba a los médicos a poder intervenir con el paciente sedado. Esto ayudaba a ambas personas y desplazaba otros métodos empleados hasta la aparición de la anestesia actual como los golpes o el hipnotismo.