Iñaki Arteta: «El de ETA ha sido un final muy sucio»
El cineasta abre un «crowdfunding» para rodar «Descendientes», que arroja luz sobre las huellas en el presente que ha dejado el terrorismo y también el nacionalismo. Denuncia el «silencio mayoritario» y «lo políticamente correcto»
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«Descendientes» es el nuevo documental de Iñaki Arteta, que busca en el presente las huellas que el terrorismo ha dejado en la sociedad y en el nacionalismo, tanto en el ámbito cultural, político, educacional y hasta en la Iglesia.
«Descendientes» es el nuevo documental de Iñaki Arteta, que busca en el presente las huellas que el terrorismo ha dejado en la sociedad y en el nacionalismo, tanto en el ámbito cultural, político, educacional y hasta en la Iglesia. Pero para dilucidar y denunciar el silencio mayoritario y las conductas proetarras necesita ayuda. Ante la falta de subvenciones, el documentalista ha abierto una vía de financiación popular, el «crowdfunding». El que apadrina el proyecto cuenta con beneficios fiscales si el apoyo económico se hace a través de la Fundación Villa Cisneros. En la página «300casossinresolver.com» podrá conocer cómo Arteta quiere combatir el discurso del miedo.
-¿Qué luz quiere aportar «Descendientes»?
-La película mantiene el espíritu de mis anteriores trabajos: acercarnos a los problemas que tienen que ver con el terrorismo, con sus víctimas, con el nacionalismo, a la par que hablar de la sociedad que ha sido perseguida. Buscaremos en el presente las huellas del terrorismo y del nacionalismo en todos los ámbitos.
-Aún no ha conseguido financiación...
-En esta ocasión no hemos tenido ni el apoyo de TVE ni de la vasca, tampoco subvenciones del Ministerio de Cultura ni del Gobierno autonómico. Hay una ausencia rara de esta temática en el cine. Me extraña mucho que no haya interés por las instituciones de indagar más sobre el terrorismo. Debemos hablar de los culpables y analizar esta sociedad.
-¿Se puede mirar hacia otro lado después de que ETA haya escenificado su final?
-Se mantienen muchas actitudes respecto al terrorismo, al ultranacionalismo independentista, que ahora vamos viendo como se reproduce en otros lugares, cómo Cataluña. No hemos aprendido con la experiencia vasca. Estamos en el punto cero, los gobiernos siguen negociando con los nacionalistas. Tenemos a gente que no se ha desvinculado de su pasado terrorista en las instituciones.
-¿Esperaba así el final de ETA?
-Hace años nos preguntábamos cómo podía acabar ETA, pero no podíamos imaginarlo porque estábamos en la pelea contra ellos, y nos impidió discutir cómo podía ser el fin. Desde luego que ha sido un final sucio. Se han traspasado todas las líneas posibles. Permitimos homenajes a etarras. Se ha acabado la violencia pero hay cosas importantes que no podemos olvidar.
-¿España puede coser las heridas del terror?
-Llegamos tarde para eso. Parte de la ciudadanía española y vasca cree que habría que hacer más por conservar en condiciones la memoria de lo que pasó, poner en valor que no tuvo ninguna motivación política ni histórica para que ocurriera todo aquello.
-Y ustedes estarán ahí.
-Nos lo hemos tomado como una misión, convencidos de que contamos cosas sin hacer propaganda. A veces echa para atrás la sensación de que no está de moda algo. Ojalá alguna vez haya una tendencia a hablar de ETA en el cine. Nosotros lo hacíamos cuando mataban y a todos nos complicó un poco la vida y ahora también lo vamos a seguir haciendo.
-¿Qué huella ha dejado el terrorismo en el País Vasco?
-Una muy importante. Hay una parte visible que es la falta de vergüenza que tienen los proetarras en reivindicar que quieren a sus presos en la calle... encima sabiendo que no hay consecuencias en esos actos. También su participación en la política y su influencia en la televisión vasca. Lo más visible es el perdón social y mediático que se les ha dado. En lo invisible entran las actitudes que se desprenden del silencio.
-¿La sociedad vasca ha derrotado el odio que construyó ETA?
-Permanece idéntico el odio que se creó en la sociedad vasca contra otra parte de la sociedad vasca y contra España.
-¿Qué combate queda ahora?
El mismo. La manera de contar lo que ha pasado, pero habría que añadir la dejadez y desidia de la ciudadanía. Debemos buscar elementos culturales que señalen a los culpables y hacer pedagogía, no puede volver a ocurrir en una sociedad sana.
-¿Están las víctimas en peligro?
-Se enfrentan a una sociedad que entiende que el asunto está amortizado, es difícil que detecten que les puede faltar algo.
-¿El olvido es un peligro?
-Lo complicado es situar la línea entre lo que hay que olvidar y lo que no. Algo importante para no olvidar es la falta de justicia y la ideología totalitaria que ha empujado a los terroristas. Tampoco podemos olvidar el dolor.