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Joaquín Leguina: «A los políticos actuales les sobra ocurrencia»

Su último libro, «Os salvaré la vida» (Espasa), ha sido galardonado con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, en su decimosexta edición.
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Su último libro, «Os salvaré la vida» (Espasa), ha sido galardonado con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, en su decimosexta edición.
Joaquín Leguina es un rojo que no se ruboriza. Un ferviente defensor de sus ideas, socialistas, con las que lucha contra todo tipo de sectarismos. Fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid. Y siempre ha estado muy ligado al mundo literario. Su última obra, «Os salvaré la vida» (Espasa), ha sido galardonada con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio. Se trata de un relato ficcionalizado y sentimental de Melchor Rodríguez, «El Ángel Rojo», un héroe que salvó miles de vidas, incluso de sus enemigos, en una de las épocas más oscuras de España. Un personaje singular que defendió a ultranza, aun a riesgo de morir, todo aquello en lo que creía.
–Hoy en día, ¿existen los héroes?
–Si llegaran momentos trágicos, como los de la Guerra Civil, los habría. La condición humana no cambia. Ni para bien, ni para mal.
–¿Usted tiene alguno?
–¿Por qué no? Los héroes aparecen en las adversidades. Sin embargo, pese a todo, y afortunadamente, la de España es una sociedad integrada.
–¿Se puede morir por las ideas?
–No es que se pueda, sino que muchas veces se muere. Pero nunca se debería matar por ellas.
–Pues ciertos descerebrados lo hacen...
–En el mundo, sin duda. En España, por suerte, hace tiempo que acabamos con los terroristas, que mataban por sus ideas.
–¿Acabamos?
–El terrorismo actual es importado. El otro nacía de las ideas separatistas en el País Vasco.
–Usted ¿qué estaría dispuesto a hacer por las suyas?
–Defenderlas como las defiendo. Hoy vivimos en una sociedad tranquila. Y, por ello, así las debo defender. Además, he llegado a una edad en la que estoy en contra de todo tipo de sectarismo. Y, en la medida de mis posibilidades, lucho por mis ideas, que son de izquierda moderada, socialdemócratas.
–¿Somos lo que creemos o lo que hacemos?
–(Piensa) La pregunta se las trae, eh. Los españoles somos un pueblo pacífico. Y eso es lo más importante. Uno es, sobre todo, lo que creen los demás de él. Pero también somos lo que hacemos. En cualquier caso, uno no puede juzgarse a sí mismo. Son los demás quienes te juzgan.
–Pero, a veces, se equivocan...
–Sin duda.
–¿Qué piensa usted que nos salvará la vida?
–La vida no nos la salvará nada, ni nadie. Todos nos vamos a morir. Pero cuando uno se despide y se va al otro mundo lo que le salva es lo que haya dejado de bueno.
–¿Y qué podría arrebatárnosla?
–La muerte es inexorable. Aunque si hay que morir por algo, mejor que sea por una buena causa.
–Si volviera a ser presidente de la Comunidad de Madrid...
–Pues no lo quisiera (risas). No es bueno repetir la jugada. Si me dieran a elegir escogería otra vida, porque ésa ya la he conocido. No desearía ser Cifuentes, la verdad. Pero si estuviera en su lugar no haría lo mismo que ella.
–¿No echa de menos la política?
–Sigo en la vida política, aunque el primer nivel no lo echo de menos.
–¿Y de más?
–Tampoco. Algunas cosas buenas sí que he hecho, como todos los humanos.
–¿Cuál es su diagnóstico de la situación política actual?
–En España sobra sectarismo e ignorancia. El nivel cultural, profesional y humano de los actuales políticos españoles es muy inferior al de quienes hicieron la Transición.
–¿Faltan ideas?
–Falta formación y grandeza. Los políticos no deberían ser más ideólogos, pero deberían estar mejor formados y tener más firmeza en sus ideas. Les sobran ocurrencias.
–¿Y del PSOE?
–Está pasando un muy mal momento, aunque ha habido etapas en las que lo ha pasado incluso peor. No tengo la bola de cristal, pero no va por buen camino. No hay más que ver el nivel de la dirección actual. O que comparar a esta chica vasca con Alfonso Guerra.
–¿Qué nombre envenena sus sueños?
–Voy a decir una barbaridad. Estoy pensando en una actriz norteamericana de más de 50 años, que está ahora más hermosa e inteligente que nunca. Pero no me acuerdo de su nombre... (Piensa) Sharon Stone.
–¿Los ángeles son rojos?
–No creo que existan. No obstante, desde el punto de vista del lenguaje coloquial, llevan faldas. A mí me gustan más las mujeres que los hombres, claro (risas). A Melchor nunca le gustó que le llamaran el Ángel Rojo.
–Es que ese color suele asociarse más a los demonios...
–A las personas de izquierda siempre les han dicho que eran unos rojos.
–¿Usted se considera un rojo?
–Sí. Y no me importa nada decir que soy un rojo.
–¿Sería una indiscreción preguntarle qué hará con los 30.000 euros del premio?
–Bueno, como somos dos autores, son 15.000 euros para cada uno. Cuando los cobre, los meteré en la cuenta corriente, pero no me cambiarán la vida.