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Juan Carlos Galindo: «Cualquier crimen no puede ser una serie de Netflix»

El escritor y periodista firma su debut como narrador de género negro con la novela «Hontoria»
El escritor Juan Carlos Galindo, ayer, en Barcelona
El escritor Juan Carlos Galindo, ayer, en BarcelonaMiquel González/Shooting
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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En agosto de 2016 fueron asesinados tres miembros de una familia en Hontoria, una pequeña localidad absorbida por Segovia. Ese crimen sin resolver y que nos puede recordar a algunos conocidos, se convierte en la obsesión del periodista Jean Ezequiel, alguien que podríamos ver como un trasunto de su padre literario, Juan Carlos Galindo que se estrena en la narrativa de ficción con «Hontoria». La novela, publicada por Salamandra, es el inicio de una serie con un personaje que promete convertirse en clásico.
Usted es un periodista especializado en la literatura negra. Ahora se pasa al otro lado. ¿Qué impresión le ha causado dar ese salto?
Me he ido acostumbrando a esa sensación. Ahora veo en una entrevista, como esta, un teléfono y creo que es mi grabadora. Ahora me he ido autoeditando, y creo que a partir de ahora haré las entrevistas de otra manera.
Hay un juego de espejos en «Hontoria» entre el protagonista y usted.
Sí, busqué un juego de espejos. En lo básico, en la visión del mundo a través del periodismo, soy muy parecido al personaje. Mis inicios no fueron como los suyos porque no he sido periodista de sucesos como lo es Jean Ezequiel. Tampoco he hecho podcast, aunque sí he escuchado muchísimo.
¿Por qué Hontoria como escenario?
Hontoria porque, mucho más que la violencia, y esta no es una novela violenta, me interesaban las consecuencias sociales de la violencia. Si trasladaba ese hecho a un ámbito muy pequeño como el de Hontoria, esas consecuencias y relaciones sociales se vivirían de una manera más intensa, con un significado más intenso. Por eso me interesaba un ámbito pequeño para las consecuencias de la violencia. Por otra parte, conocía Hontoria porque ahí mi padre tenía familia. Fueron un pueblo y ahora son un barrio asimilado, que está a cinco minutos de Segovia.
Este crimen es una ficción, pero se tiene la tentación de ir a Google y ver qué hay de realidad en él.
Esa era la tentación. Es un puzzle formado a partir de distintos crímenes. Como a Jean, me interesan mucho los crímenes sin resolver. A él le pongo mi obsesión por el crimen de la familia Miyazawa. Toda una familia fue asesinada y el autor dejó un montón de huellas y detalles, pero en Japón, donde se resuelve el noventa y tantos por ciento de los casos, este no se ha aclarado. Es un caso fascinante. «Hontoria» tiene piezas de este y otros crímenes, como el de Burgos, con toda una familia muerta a puñaladas y sin resolver, o el del jefe de la policía de Chambourcy, en Francia, asesinado en su casa por alguien que conocía ala víctima.
¿Qué papel juega el periodismo en todo esto?
Quería que el periodismo resolviera y, por otro lado, fuera esta una manera de estirar el lenguaje. Me gustaba la idea de trasladar la oralidad de Segovia a los micrófonos abiertos de la radio, como si fuera un twitter sin ver el twitter.
¿No le tentó estrenarse en un libro con el «true crimen»?
Es más difícil. Hay contenidos muy buenos y muy malos en «true crimen». Parece como si cualquier crimen es susceptible de ser una serie de Netflix y no es así. Hay una explosión en este terreno, así que lo que hay que hacer para ser diferente es rascar más, ir más a fondo.
¿Recuerda con qué novela empezó su interés por el género?
Sí, había leído cosas antes, como Conan Doyle, pero fue con «L.A. Confidential» de James Ellroy que quedé atrapado.

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