Buscar Iniciar sesión

Kamasi Washington: le llaman Coltrane

El joven músico de jazz es uno de los valores de presente y futuro más sólidos del género, pero las expectativas no le restan un ápice de frescura y experimentación. Visita Madrid y Barcelona.
larazon

Creada:

Última actualización:

El joven músico de jazz es uno de los valores de presente y futuro más sólidos del género, pero las expectativas no le restan un ápice de frescura y experimentación. Visita Madrid y Barcelona.
Cuando hablan de él, utilizan palabras como mesías, salvador o visionario del jazz. Le comparan con algunos de los grandes nombres de la historia por haber conseguido ampliar el público del género hacia los jóvenes, los oyentes de hip-hop y el público «indie». Y no crean, sus discos no son blanditos aguachirris de jazz fusión, sino discos dobles no aptos para escuchantes con déficit de atención. Sabemos que no le va a gustar que se lo digamos, pero, de todas formas, le comentamos lo que dicen de Kamasi Washington. Él protesta con dulzura: «Yo no puedo ser... creo que el término... que los músicos... creo que yo solo puedo ser el salvador de mi propia música. No sé si me entiendes. Creo que la palabra jazz la ha construido tanta gente con tantas visiones del arte, grandes músicos, que es imposible que haya alguien que pueda estar por encima. Y, además, no hace falta que nadie salve nada». Washington, entre otras virtudes, sabe escoger a sus amigos. Ha colaborado con Kendrick Lamar y con Flying Lotus, dos de los más mayores talentos la generación que comparten, y con los que además forma pandilla. Los tres, esquivos, tranquilos, reflexivos, cortados por el mismo patrón. Washington actúa en Madrid (lunes 13, Ciclo 1906) y Barcelona (martes, Room Festival) sin disco nuevo desde su última visita con «Heaven And Earth». Pero no importa, porque cada noche es distinta en su presencia.
De su estilo como intérprete dicen que pone el acento en el sustrato espiritual y el aliño experimental. «No hay un solo mensaje en mi música, ¿sabes? Algunas canciones tratan sobre videojuegos o dibujos animados, ¿y por qué no iba a hacerlo? Otras hablan de libertad, amor, de las ideas del tiempo, de dios. Son cosas que me inspiran, aunque, sobre todo, deseo entender el amor. Todas las canciones son expresiones de quién soy, de mis experiencias, de lo que hago y de lo que me interesa».
Música e identidad
En su camino como creador y también como ciudadano estadounidense hay elementos que conforman su identidad y a los que ha ido retirando capas para llegar al núcleo de su ser. Se involucró en el movimiento Black Lives Matter, como sus compañeros (Lamar incluso fue el autor del himno oficioso de aquello, «Allright»), y se ha preguntado obre el papel de la música a la hora de construir identidades. La suya está definida por la música: sus compañeros de la banda son sus amigos, todos crecidos en South Central, donde las alternativas son las bandas callejeras, el deporte o trabajar en un 7 Eleven. Él formo un grupo, pero la competición era por tocar mejor cada uno su instrumento. «La música, mejor que ninguna otra cosa en el mundo, define lo que somos. Yo me he vuelto más consciente de cómo funciona mi mente. Por ejemplo, he aprendido de mi tendencia a procarstrinar (risas). En mi proceso de creación le doy demasiadas vueltas a todo. Hay un dicho: “Mide dos veces y corta una”. Pues yo mido diez. (risas) Y puede que ni siquiera corte después. Tengo una naturaleza muy curiosa y me dedico a mirar en el camino a mi alrededor más que en la dirección de mi destino», dice Washington. Curioso que diga eso de sí mismo un jazzman, al que todos asociamos con la improvisación y la libre expresión. «Le doy muchas vueltas (él utiliza la palabra ''overthinker''), pero eso no quiere decir que no me sienta libre. Yo me siento como si entro en un jardín de flores y le quiero prestar atención a todas y cada una de ellas. Me llaman la atención todas las flores y es cuando más libre me siento. Me va bien ir a cualquier lado, porque yo quiero ir a todas partes, ¿lo entiendes?», explica con calma.
Así debe ser difícil llegar a terminar una obra. «Eso es completamente cierto. Yo planto una semilla en algún momento, mucho antes de saber cómo voy a hacer para que crezca y florezca. Esa es la mejor manera que tengo de describir mi forma de crear. Porque muchas veces se trata de ideas que no logro arrancar y por eso manejo varias simultáneamente en la cabeza. Después resulta que alguna florece». En cambio, no le resulta tan complicado lograr que sus interpretaciones suenen frescas pese a tocar una noche sí y otra también. «No solo no es difícil, sino que nos resulta más sencillo hacer las cosas nuevas y diferentes que repetirnos, la verdad. Siempre buscamos que nuestras mentes imaginen variantes porque eso lo convierte todo en más divertido». Es la esencia del jazz, ¿no? «Sí, que la música te guíe hacia el momento». Cada noche, una distinta.