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La democracia, a examen

La UIMP en su sede de Cartagena impartirá los próximos días 13 y 14 un curso que pretende abordar la crisis de la democracia en Occidente y el auge de los populismos
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En los últimos tiempos se viene percibiendo en Europa y en Norteamérica, fundamentalmente, el surgimiento de nuevas políticas federadas bajo la incierta etiqueta de «populismos», que agrupa a una serie de corrientes ideológicas que parecen responder al agotamiento del crédito de la ciudadanía en sus políticos. El fenómeno Trump en EE UU, el ascenso de la Liga Norte en Italia, del Frente Nacional en Francia o la llegada de Podemos y VOX a las instituciones en España parece inscribirse en esta tendencia. Con la idea de profundizar en este fenómeno y dentro de su programa de verano, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha organizado el curso «¿Crisis de la democracia o agonía de Occidente?», que se impartirá en su sede de Cartagena los días 13 y 14 de septiembre. Dirigido por el profesor de la Universidad de Murcia Domingo González y patrocinado por varias fundaciones, el curso pretende abordar, desde un tratamiento multidisciplinar, la naturaleza y los distintos factores concurrentes en la crisis de sentido, valores y modelo político, económico, social y cultural que se viene detectando en Occidente desde el final de los dos grandes bloques, demoliberal y comunista, enfrentados durante la Guerra Fría y hasta 1989.
Está dividido en dos grandes bloques. Las ponencias del primero, de contenido político, se agrupan bajo el título «¿Crisis de la democracia en Occidente o crisis de la democracia occidental?» y contará con una representación de profesores y académicos como Jerónimo Molina, Dalmacio Negro, el escritor Jorge Soley y el propio director, Domingo González. En el plano internacional, contará con la filósofa francesa Chantal Delsol que abordará «Los populismos y la democracia» y el hispanista vasco-francés Arnaud Imatz, de la Academia de la Historia. El segundo bloque, dedicado a la antropología, sociología, economía, derecho e historia, se agrupa bajo el título «Decadencia, crisis o agonía de Occidente» y contará con Carlos Marín-Blázquez, escritor y columnista, yasí como con profesores y catedráticos de varias universidades españolas, como Alejandro Rodríguez de la Peña, Juan Bautista Fuentes, Francisco J. Contreras y Fernando Muñoz.
¿Está en crisis el sistema democrático en Occidente? «Habría que ver qué entendemos por esto –explica Domingo González–. En España se habla de crisis de representatividad, el desfase entre representantes y representados o del abismo que se abre por los “populismos”, que parecen estar recuperando esa crisis de representatividad que las élites han perdido. Lo que nosotros pretendemos –añade– es estudiarlo desde la óptica del sistema político de la democracia. Pensamos que hay algo que está en el subsuelo de ese fenómeno político y lo que nos proponemos es ver qué hay detrás de la piel del sistema democrático, porque ahí es donde se encuadra esa crisis de valores, económica, demográfica, cultural... que nos permite plantear eso que llamamos decadencia de Occidente o la pérdida de protagonismo de Europa en el plano geopolítico». ¿Significa esto que la crisis de Occidente es la de la democracia? «Aparentemente no –afirma el profesor–, después de la caída del comunismo parecía que la democracia se había impuesto en todo el mundo y que a día de hoy no tiene competidor, por lo tanto, la crisis no es de legitimidad sino de otro orden, quizá de los valores que se presuponen en ella, de las premisas antropológicas, sociales o religiosas que han permitido su desarrollo, del humus civilizatorio necesario para que esta pueda darse como forma de gobierno, que se está perdiendo en Europa y, lógicamente, la democracia se desvanece y se empobrece en la medida que estos presupuestos previos, que son la base de la democracia, pierden vigor».

Un síntoma de que algo va mal

Tras la caída del muro de Berlín, ¿sigue Occidente divido en dos bloques? «Este es el tema de la ponencia de la filósofa Chantal Delsol –reseña el director del curso–, el desencuentro de la Europa del Este y la Occidental, de cómo esta última no reconoce bien a estos países una vez de vuelta de la experiencia del comunismo. Ella mantiene que han resistido 50 años a esa ideología gracias, precisamente, a aferrarse a sus raíces, a su identidad cultural y religiosa y se dan cuenta de que hoy Europa occidental los mira como si fueran retrasados, considerándolos una rémora o una carga. Desde ese aspecto –continua–, sí puede hablarse de dos bloques».
Por otro lado, y no solo en Europa, las nuevas alternativas políticas radicales, eso que conocemos como «populismos», están al alza, «más que como ideologías, como un síntoma, un reflejo de que algo va mal, una especie de enfermedad del sistema político que hay que ver en la línea de que la palabra pueblo, que en principio da legitimidad al sistema democrático, se ha convertido en un insulto, el de unas élites que de alguna forma se ven amenazadas en su legitimidad e influencia social, una injuria para despreciar un fenómeno que alcanza cada vez mayor representatividad, protagonismo y apoyo popular. De ahí el desprecio de tacharlo así, un término que, por otro lado, nunca es reivindicado por los actores acusados y solo es llamado así por sus adversarios», afirma González. Y concluye: «Lo que está por ver es si estos “populismos” son compatibles con la democracia o son una perversión de ella, eso es una incógnita. A primera vista, estos partidos “populistas” pueden verse incluso como antisistema, pero habría que ver si esto encaja con la realidad, porque acceden al poder por medios democráticos y una vez en él se podrán cuestionar sus decisiones, pero de momento no se les ve con intención de acabar con el sistema».
La agonía de Occidente
«El populismo es una etiqueta imprecisa que se está utilizando actualmente –explica Domingo González– y lo que nosotros nos proponemos con este curso es afrontar con rigor este nuevo fenómeno designado así, que parece que está atravesando el conjunto de democracias occidentales y que se solapa con un fenómeno de más amplio alcance de carácter civilizatorio que es a lo que hemos llamado la “agonía de Occidente”. Nuestra propuesta es intentar entender la mutua relación que hay entre la crisis de la democracia y esa agonía de Occidente».