Fred Vargas, premio al nuevo «noir»
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Fred Vargas ha alcanzado el éxito editorial a través de la novela negra, ha obtenido hoy en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018.
Las letras del Premio Princesa de Asturias se han teñido de negro. La francesa Fred Vargas (París, 1957) se convertió ayer en la séptima mujer en recibir el galardón literario, siguiendo los pasos de Margaret Atwood, Doris Lessing y Carmen Martín Gaite. Renovadora del género policial, Fred Vargas siempre ha pensado que una de las principales utilidades de las novelas es eludir la ansiedad que provoca la muerte. Aunque, en realidad, de sus propias ansiedades y de su personalidad conozcamos más bien poco porque siempre ha cultivado una austera discreción y una proverbial timidez, y ha sido reacia a dar entrevistas. Dicen en Francia que sus novelas guardan una original y autenticidad paralelas a su propia biografía, que también experimentó una gran vuelta de tuerca.
Arqueóloga e historiadora –es una de las grandes expertas mundiales en la peste negra en la Edad Media–, un buen día, para distraerse de la monotonía de su trabajo, decidió escribir una novela. Varios lustros y éxitos después de la primera obra, Vargas sigue manteniendo que escribe como si fuese una aficionada y cultivando una enigmática imagen alejada de los circuitos de promoción en medios audiovisuales. «Con frecuencia, me preguntan cosas a las que no sé responder», ha declarado en alguna ocasión.
El jurado del galardón, reunido en Oviedo, destaca que la obra de la autora encarna la revitalización de un género como la novela de intriga. El acta del tribunal señala, asímismo, que su escritura «combina la intriga, la acción y la reflexión con un ritmo que recuerda la musicalidad característica de la buena prosa en francés» y que, en sus novelas, «la Historia surge como metáfora de un presente desconcertante». En sus libros se mezclan la ciencia y la historia y en muchas aparecen animales e investigaciones que remiten al pasado.
Frédérique Audoin-Rouzeau es el verdadero nombre de la premiada. Escogió el seudónimo Vargas, al igual que su hermana pintora, Jo, en honor al personaje de María Vargas interpretado por Ava Gardner en la película «La condesa descalza». Vargas escribió su primera obra policíaca, «Les Jeux de l´amour et de la mort», a mitad de los años 80, en paralelo con su trabajo en una excavación arqueológica en Niè-vre, en la Borgoña. Con ella ganó el Festival de Cognac.
Consagración
P
ero fue el ciclo de las novelas del comisario Adamsberg, una de sus creaciones más reconocidas, lo que la consagró definitivamente como la revelación de los primeros 90 del siglo pasado. Varios de los libros de esa serie y el ciclo paralelo («Los Evangelistas») han sido adaptados a la televisión y ella misma ha escrito sus versiones en cómic. Sus novelas pueden encontrarse en los estantes de las librerías más bohemias o en una gasolinera de provincia. Cuanto más ha ido creciendo su éxito literario, más se ha recluido, aunque esto no ha sido impedimento para que se comprometiese con varias causas, algunas bajo la firma del líder del partido izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
Vargas también se unió con la defensa del ex militante italiano de ultraizquierda Cesare Battisti, condenado a cadena perpetua en Italia por cuatro homicidios cometidos en los 70, y fugitivo después entre México y Francia, donde también desarrolló carrera de escritor de novelas policiacas. Se dice en Francia que Vargas, que siempre consideró un montaje la persecución judicial italiana, tuvo mucho que ver en la transformación del fugitivo. Sin embargo, estas posiciones políticas de Vargas no suelen tener un reflejo en sus novelas, a diferencia de otros muchos autores galos.
Los personajes de los libros de Vargas, llenos de belleza y sentimientos encontrados, son así porque (tal y como reconoció en su día la propia escritora) «trato de transmitir la realidad de las personas. Según conozco al asesino que describo, mejor me cae. Todos tienen luces y sombras», puntualizó, mientras explicaba que «no suelo controlar lo que hacen mis personajes porque me resultaría muy aburrido y si algo me aburre, al lector le pasará lo mismo».
«La arqueozoología es un oficio científico muy austero», declaró en una entrevista publicada por «Le Figaro» en 2017, unas palabras que definen muy bien su forma de concebir la literatura. «En una excavación, examinamos decenas de miles de restos de huesos, los observamos para descubrir si de restos de rana o de rata, una tibia o un fémur. Y una novela policiaca también esconde una historia que debemos desentrañar».
La trayectoria y los miles de lectores que tiene por todo el mundo reflejan que Vargas es una de las mejores escritoras de novela negra en activo. Caigan en las páginas de «Huye rápido», «La tercera virgen» o «Cuando sale la reclusa» y es más que probable que acaben devorando el resto de la producción de Vargas. Y simpatizando con el resto de lo que significa la autora.
Así lo demostró el hecho de que ocupara el primer puesto del ránking de escritores francófonos en 2017 publicado por los medios «L’Express», «RTL» y «Tite Live». La novelista publicó sus primeros catorce libros con la editora que la descubrió y lanzó en el mundo literario, Viviane Hamy. Hasta que, hace dos años, se consumó una «ruptura», para integrarse en Flammarion, un grupo más reconocido por el gran público. A la colección de galardones que Vargas ya poseía, entre ellos, el Prix Mystère de la critique y el Gran Premio de Novela Negra del Festival de Cognac, se les une ahora el Princesa de las Letras, si cabe con más notoriedad tras la decisión de la Academia sueca de no conceder el Nobel de Literatura.