La maldición del intelectual
«El problema es luchar contra la ignorancia. Esa lucha a favor del saber y el conocimiento es dura y costosa, como también lo es inculcar la tolerancia hacia los demás y defender el respeto a la discrepancia de ideas». César Antonio Molina ha cartografiado en su nuevo ensayo, «La caza de los intelectuales» (Destino) el penoso y duro trayecto que en tantas ocasiones emprendieron los pensadores y escritores por expresar sus ideas. Una experiencia donde los españoles arrastran una lamentable historia de encarcelamientos, silencios y exilios. «San Juan de la Cruz, Fray Luis de Léon, Santa Teresa de Jesús, que eran personas afines a los sentimientos de su época, también han padecido esa intransigencia. También todo el mundo ilustrado, que eran gente ordenada, que no deseaban la revolución y únicamente deseaban los avances de su patria. Pero luego ha estado Larra y Blanco White, y la Institución Libre de Enseñanza... muchos fueron expulsados. El exilio cultural en España es una norma habitual. "El exilio es una patria", aseguró Zambrano».
-¿Pero por qué?
-Por querer la libertad de pensamiento, por apoyar la Constitución de Cádiz, por reclamar el compromiso del Estado con la educación, por cosas sencillas que llevan décadas en Inglaterra, que se consolidaron en Estados Unidos, que son reconocidas en países cultos como Francia. Nosotros hemos tenido una vida tormentosa en el mundo de la cultura y la educación. Y muchos casos por supersticiones, por fanatismos.
César Antonio Molina repasa la historia de Cicerón, de Larra, de Azaña, de los ilustrados españoles; recoge la polémica de Sartre y Camus... y lo hace todo para mostrar las polémicas y desencuentros que muchas veces han sostenido los intelectuales con la sociedad de su época o con las esferas del poder. «Cuando entran en política chocan porque son personas independientes y libres, y colaboran con los sentimientos y deberes que sienten que deben proteger. En las estructuras de los partidos es muy difícil ser libre e independiente incluso siendo afín. Por eso se producen esas batallas».
-¿Qué le alarmó de su paso por la política?
-La profesionalización. Creo que a la política deberían llegar los mejores y esta profesionalización... eso de que el partido es la empresa y el Estado es un subarrendado de la empresa me preocupa. La educación y la cultura son los problemas de España. Larra lo decía: España necesita más profesores que políticos. Y él mismo criticaba que los dirigentes estaban insuficientemente formados. Y este e suno nuestros problemas: la formación de los cuadros dirigentes. Lo repiten todos nuestros intelectuales. Es muy triste.
En su discurso asoma una preocupación que va y vuelve a su discurso, que asoma por las esquinas de su conservación. Una idea que es constante: el fracaso de la educación y la escasa cultura que existe todavía en nuestro país. «Francia siempre ha tenido un plan de Estado para la educación y la cultura. Me he encontrado con ministros franceses de izquierdas y derechas y llevan este principio hasta el final. Aquí no nos ponemos de acuerdo. La educación en el país galo está casi establecida desde la Revolución Francesa: es humanística y científica. Ellos se toman en serio la cultura y han absorbido por eso a Ionesco, Picasso... es la glorisa de su país. La de España también debería ser la educación. Muchos de los problemas que tenemos ahora es por no haber cerrado un acuerdo desde el primer día de la Transición». César Antonio Molina defiende que «la marca España es la cultura, es Velázquez, Miró, Dalí. Es Octavio Paz y Carlos Fuentes, porque también es nuestra lengua. Los iconos por los que somos conocidos es principalmente nuestro legado cultural, como "El Quijote", y, ahora, algún deportista. Por eso el Estado debe ser consciente que tiene que apoyarlo, porque es nuestra identidad. Y el IVA no favorece, y menos en estos momentos de crisis cuando es tan difícil publicar un libro, montar una obra de teatro, realizar una película. Lacultura es un ámbito en que lo económico es casi de supervivencia. Un Estado sin su cultura no es nada. La marca España es su cultura y sin ella no es nada». En el otro extremo está la formación de nuestros estudiantes, otro asunto que le inquieta. «¿Qué se lee en primaria? ¿Dónde está la historia de la Literatura, del Arte, la Filosofía? ¿Qué niño de hoy sabe de memoria un poema de nuestros escritores. Hoy todos saben quién es Spiderman, pero Eneas. ¿Pero qué tenemos nosotros que ver con Spiderman? En cambio, Eneas está en el origen de nuestra cultura, de Europa. Lo importante hoy no es que la gente lea más; es que lea mejor, porque si lee tonterías es como si no leyera, es como redundar en su propia incultura. La cultura deber ser generalizada y, sobre todo, buena y humanística».