Piratería en la red

La «piratería» devora la venta digital en España

Un informe recoge que los ingresos globales aumentaron un 9%, mientras en nuestro país sólo un 4. Los responsables de las discográficas internacionales tildan de «decepcionantes» los datos nacionales

Pablo Alborán lidera las listas de ventas en 2012 en el plano nacional
Pablo Alborán lidera las listas de ventas en 2012 en el plano nacionallarazon

El Informe presentado ayer en Londres por la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI, en inglés) arroja, según los máximos responsables de la industria internacional, resultados positivos y alentadores

El Informe presentado ayer en Londres por la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI, en inglés) arroja, según los máximos responsables de la industria internacional, resultados positivos y alentadores. «Nos queda bastante por hacer, pero tenemos un panorama lleno de oportunidades delante de nosotros», declaraba Stu Bergen, vicepresidente ejecutivo y jefe global de marketing de Warner. «Hasta hace poco, la gran mayoría de nuestros ingresos provenían de un puñado de países. Hoy, los canales digitales nos permiten monetizar los mercados en todo el mundo de manera más eficaz». Así, el primer dato que se desprende del informe es que el mercado de la música grabada ha experimentado un crecimiento en términos mundiales de un 0,3 por ciento en 2012, lo que supone el mejor resultado para el sector desde 1998. Sin embargo, España, una vez más, se descuelga de la tendencia global y vuelve a convertirse en blanco de todas las miradas al crecer solamente un 4 por ciento (los ingresos por el consumo digital se han incrementado un 9 durante 2012), datos que la consejera delegada de la IFPI, Frances Moore, consideró «decepcionantes». La «piratería» sigue siendo una lacra en nuestro país y así lo matizó la experta al considerar que «no creo que hayamos visto los efectos de la Ley Sinde (que entró en vigor en marzo de 2012) todavía, y los progresos continúan siendo extremadamente lentos», y añadió la posibilidad de que la norma «sea revisada, porque parece que no está funcionando apropiadamente, por lo que es complicado cuantificar su impacto debido a algunos problemas en su aplicación». El pasado domingo, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, era tajante al declarar a LA RAZÓN «tolerancia cero» al problema «pirata» y admitía que «aún nos queda bastante trabajo por realizar» en un asunto que «merma el desarrollo de nuestras industrias culturales y afecta frontalmente a los creadores» en un momento extremadamente delicado, ya que España podría volver a ser incluida en la temida «Lista 301» que deja en evidencia a los países más vulneradores de la propiedad intelectual y que habíamos abandonado en 2012.

Reducir a la mitad

En este sentido, la directora de investigación de IFPI en España, Gabi López, confiaba en «que se haga más para luchar y atajar el problema durante este año». Para Antonio Guisasola, al frente de la Federación de Productores de Música de España (Promusicae), la previsión de un crecimiento de un 4 por ciento, menos de la mitad de lo que lo hacen el resto de los países, no puede ser más desalentadora, «porque avanzamos al ciencuenta por ciento de ritmo; además, nuestro mercado está menos desarrollado y nos es más complicado recuperar terreno. Seguimos estando por debajo y es una tendencia que ya se mantiene demasiado tiempo». Guisasola habla de «tibieza en esta materia» y vaticina, no sin preocupación, que «a no ser que suceda un milagro, volveremos a estar en la temible lista negra de países ''piratas''». Hoy podremos conocer cuáles son las cifras que arroja el Observatorio de la Piratería en España, cuyos resultados son vistos por el responsable como un cataclismo, «bastante poco halagüeños para nuestra industria, muy negativos, en definitiva».

Los 141 millones que se gastaron los españoles en música grabada el pasado año supusieron una merma del 5 por ciento respecto a 2011 y la undécima caída anual consecutiva para esta industria, datos que ya anunció Promusicae a comienzos del año en curso. «2012 se nos ha presentado como el de inflexión, mientras que 2013 será el de la curación», ha augurado rotundamente optimista Francis Keeling, al frente del negocio digital de Universal Music. «El mercado está salvando a la música, aunque con particularidades regionales».

En cuanto al consumo de los ingresos de las compañías discográficas por las distintas modalidades de consumo legal (descargas, streaming y suscripciones, entre otros), éstos representan ya el 34 por ciento del total de su facturación. Así, el auge de los formatos digitales ha hecho posible que nueve de los principales países del mundo presenten un saldo positivo con respecto a 2011. Son Canadá, Australia, Brasil, México, Japón, India, Noruega, Suecia y Estados Unidos. Precisamente en estos cuatro últimos el consumo de música digital ya está por encima de la compra de soportes físicos. Las citadas Noruega y Suecia tiran pues con fuerza del carro europeo y en ellos Antonio Guisasola cree que podríamos mirarnos para paliar esta batalla contra la ilegalidad en la red «porque han tomado las medidas necesarias y les están funcionando. En Francia, por ejemplo, también. Otros casos bien diferentes son los de nuestros país y el de Italia».

Para el responsable de Promusicae, «mientras no haya un castigo a una acción que se considera normal, como es la descarga ilegal, si no se materializa de alguna manera no habrá avance en este terreno. Es como el que comete una infracción y sabe que no se le va a castigar. Tendríamos que arbitrar un sistema que fuera, por ejemplo, como el carnet por puntos, que el que transgrede sepa que no puede hacerlo y que las consecuencias ante las acciones ilegales existan y se vean. El resumen: barrer la impunidad», explica, al tiempo que muestra su decepción ante «una norma que había levantado importantes expectativas, que iba a acabar o a poner coto a la ''piratería'', y no hemos hecho sino perder un año enterop esperandop. Sólo hemos visto buenas palabras y mejores intenciones, pero escasos resultados», declaró Guisasola.

Aumentan los servicios legales

No obstante, no es desolador el panorama mundial. Así lo destacó Edgar Berger, presidente y CEO de Sony: «Podemos ver un incremento que se extiende desde Brasil a Escandinavia, Canadá e India en lo que significa el comienzo de una historia de crecimiento global de la industria», aseguró.

Mientras la impunidad hacia las descargas ilegales sigue lastrando el mercado nacional, el panorama global ofrece datos más que alentadores. Los servicios legales plantean una alternativa en toda regla, cada vez más sólida y consolidada, a la «piratería»: es decir, que mientras el consumo legal de música en internet era posible en 23 países en 2011, sólo dos años después estos servicios cubren 100, con lo que el crecimiento experimentado resulta espectacular. Actualmente en todo el mundo existen más de 500 servicios legales de música que ofrecen a los usuarios el acceso a unos 30 millones de canciones. Y es que la música es, según recoge el informe presentado ayer, uno de los principales intereses de los internautas a nivel planetario. Los datos son claros: el 62 por ciento de los usuarios de la red accede a algún servicio legal de música y nueve de los diez vídeos más vistos en 2012 son musicales.

EE UU y la ley de los seis avisos

Y de «piratería» seguimos hablando. Desde el pasado lunes se ha puesto en marcha en Estados Unidos el sistema The Copyright Alert System (CAS), también conocido como régimen «Six Strikes» (o denominado de los «seis avisos») a través del que los principales proveedores de acceso a internet, en alianza con el Gobierno y las distintas industrias de contenidos, han decidido plantarle cara a la «piratería» con distintas medidas. La razón de su peculiar nombre se debe a que serán seis los avisos (en el modelo francés eran 3) que los proveedores de internet enviarán a los internautas antes de tomar medidas más drásticas. Cada compañía será la encargada de gestionar sus propia política de avisos, que irán desde los envíos de e-mails con efecto disuasorio, una vez que comience el comienzo el proceso, hasta las mencionadas medidas represivas que puede contemplar este sistema recién instaurado.