Ladero Quesada, II Premio Órdenes Españolas
El historiador experto en el medievo se lleva la segunda edición del galardón
El historiador experto en el medievo se lleva la segunda edición del galardón
Si el primero en llevarse el Premio Órdenes Españolas fue John H. Elliott, el segundo ha sido Miguel Ángel Ladero Quesada, distinguido ahora por un trabajo de “investigación histórica que haya alcanzado general reconocimiento y que alguna parte de su obra esté relacionada con lo hispánico y su proyección en el mundo”, como recogen las bases del concurso. “Cada convocatoria de este Premio de Historia tiene sus propias circunstancias, y me siento muy honrado de que el Jurado haya considerado que mi candidatura era la más adecuada en 2019”, comentaba el historiador tras conocerse el fallo. “Los premiados formaremos un grupo cada vez más numeroso y todos compartiremos el honor pero, en mi opinión, no seremos sucesores ni antecesores unos de otros”.
Nacido en Valladolid en 1943, Ladero Quesada se ha especializado en la Edad Media. Un periodo que quiere alejar de esas etiquetas del Renacimiento y de la Ilustración que lo califican de ser una etapa oscura. “También se la ve como época con muchos aspectos positivos y fundadores de nuestra propia realidad, especialmente desde el siglo XIX, y más cuanto más se sabe de ella y se estudia el contenido histórico de aquellos siglos. Lo que sucede es que los tópicos, al margen del estudio de la Historia, cristalizan y perduran, tanto los negativos como los positivos”, argumenta a la vez que defiende una postura muy alejada del supuesto genocidio americano: “Los reyes declararon que los indígenas sujetos a su dominio político eran personas libres, súbditos de la Corona, como los castellanos, emitieron leyes para que así fuera en la práctica y procuraron su evangelización porque el fundamento de su dominio era misional, según la concesión pontificia de 1493”, señala Ladero Quesada de “una manera de legislar y actuar que continuó en el siglo XVI”.
De esta manera, Ladero Quesada se hace con un premio dotado con 60.000 y ante el que expone su labor como historiador, donde “lo que importa es conocer y explicar el pasado social y cultural, entendiendo las estructuras, tendencias y sucesos en que actuaron las personas”, dice lejos de lecturas partidistas. Postura que lleva al vallisoleta a no juzgar, “ni con menosprecio ni con vanagloria, pero también a reconocer y valorar a quienes actuaron en su tiempo positivamente, con esfuerzo y heroísmo en el ámbito de una sociedad que luego ha seguido su camino hasta hoy y que, como todas, necesita conocer, apreciar y tener conciencia histórica de su pasado para ser ella misma”, concluye.